Cada día invariablemente
a las siete aeme cuando abría los ojos
venía a mí
esa voz familiar y pegadiza
del locutor de Radio Colonia
que a cada rato repetía
“hay más informaciones
para este boletín…”
Nunca entendí por qué mi madre
cada mañana escuchaba las noticias
de nuestro país
en una radio uruguaya.
2. Lo sencillo
Las casas del barrio
se dividían entre sí con cercos
de alambrado.
Por sobre los tapiales
flameaban sábanas
y un sinfín de prendas que se agitaban
sin pudor.
Un carnaval de colores desplegado
sobre los techos sencillos
de esas casas era la vida.
Fluía
sin que nosotros nos percatáramos
de su extrañeza.
3. Patios
Siempre había higueras
en esos patios
donde trepar en la aventura de la tarde
era escaparse
a la hora de la siesta.
No coman higos calientes, se van a empachar
tan extraña y familiar me llega ahora
la indiscutible advertencia,
pero ningún empacho, y todos los higos.
Ninguna cosa más que subir,
subir y rasparse las piernas,
y ese grosor y esa aspereza
de las hojas,
y esa redondez
lechosa,
intensa,
de las brevas.
4. Preciosa infancia
Y eran las moras
las que nos detenían
a la vuelta de la escuela.
Pequeños frutos frágiles,
oscuros,
dulces,
breves,
que nos atrasaban
en el camino de regreso.
Era la oscuridad sabrosa de las moras
la que nos demoraba,
eran los guardapolvos lo que nos delataba
siempre
manchados por las moras
que nos demoraban
a esa hora preciosa de la infancia.
5. Pincharse el alma
Mi madre era modista:
en el centro la Singer,
y en la cocina todo el tiempo
ese revuelo
de telas e hilos de colores.
Había que tener tanto cuidado
con los alfileres…
¡Dios libre
se nos quede alguno perdido
y nos pinche el alma!, decía mi madre
afligida
y yo que me preguntaba
cómo haría un alfiler
para llegarnos hasta el alma.
Poemas del libro de la autora: País niño
Norma Etcheverry
La Plata, Buenos Aires, Argentina
Una preciosidad, querida charrúa, la infancia es un imperio atemporal, siempre hay súbditos y casi todos llevan unas máscaras de risa e intenciones aviesas con los frutales ajenos.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus apreciaciones, Max, y además un gusto volver a verte por aquí.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos
Si me has llevado a esa infancia, que con nostalgia hecho de menos... Cómo no decirte gracias, gracias, Norma Etcheverry!
ResponderEliminarBeatriz Caserta
Muchas gracias, querida Beatriz. Coincido con tus apreciaciones.
EliminarMuchos cariños y mis mejores deseos cada día
Los atracones de higos de la infancia...Tiernos recuerdos en tu poesía, Norma. Paulina Juszko
ResponderEliminarMuchas gracias por tus apreciaciones, Paulina.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos
Que bellos recuerdos Sra. Norma dibujo ud. en su poesia agradable, amena y llena de gratos momentos vividos. Saludos, Jorge Rodriguez
ResponderEliminarMe alegra mucho que hayas disfrutado de la poesía de esta escritora. Muchas gracias, Jorge :-)
EliminarUn beso y mis mejores deseos
poemas que me recuerdan mis propias aventuras, época en que éramos felices sin saberlo. Lenguaje coloquial y tierno
ResponderEliminarPoemas que me recuerdan mis propias aventuras. Lenguaje coloquial y tierno de la época en que éramos felices sin saberlo.
ResponderEliminarMuchas gracias por tu lectura y tus conceptos, Haidé.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos
Qué precioso transmitir, esa experiencia en la higuera. La tengo instalada con el disfrutar las brevas en mi alma silenciosa. Y todas las demás que nos hacés llegar al corazón. Somos sin duda de la misma generación.
ResponderEliminarAgradezco tu atenta lectura y tus conceptos.
EliminarMis cordiales saludos y mis mejores deseos