lunes, 23 de junio de 2025

Editorial


con voz propia Nº 142 

Revista literaria 

Junio 2025 


Propietaria – Editora – Directora: Analía Pascaner 
Publicación creada en noviembre de 2006 
Distribución y publicación gratuitas 
ISSN 2314-0275 



Quizás lo más importante que aportamos a otra persona es el silencio que hay en nosotros. No el tipo de silencio que está lleno de críticas tácitas o de un duro retraimiento. El tipo de silencio que es un lugar de refugio, de descanso, de aceptación de alguien tal como es. Todos tenemos hambre de este otro silencio.
Raquel Naomi Remen 



Soneto de la dulce queja 

Tengo miedo a perder la maravilla 
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla 
la solitaria rosa de tu aliento. 

Tengo pena de ser en esta orilla 
tronco sin ramas; y lo que más siento 
es no tener la flor, pulpa o arcilla, 
para el gusano de mi sufrimiento. 

Si tú eres el tesoro oculto mío, 
si eres mi cruz y mi dolor mojado, 
si soy el perro de tu señorío, 

no me dejes perder lo que he ganado 
y decora las aguas de tu río 
con hojas de mi otoño enajenado. 

Federico García Lorca 
Granada, España, 1898-1936 




¿Quién podría culparla si se deba por vencida? ¿Quién podría decir honestamente que lo hubiera hecho mejor, que hubiera resistido más tiempo o se le habrían ocurrido más argucias? 
Ken Follett 



Revista literaria con voz propia 
ISSN 2314-0275 
Propietaria: Analía Pascaner 
San Fernando del Valle de Catamarca 
Catamarca – Argentina 
Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 



La lectura para ella no era un mero entretenimiento, sino un viaje. Los libros, los libros buenos, un pasaporte sin caducidad. 
Juan Gómez Jurado


Autores publicados


Cada día un motivo. 
Eva García Sáenz de Urturi 

con voz propia Nº 142 
Revista literaria 
Junio 2025 


Autores publicados en esta edición



Autores publicados desde inicios de la revista con voz propia

Las expresiones derivadas del material literario aquí publicado, son de exclusiva responsabilidad de cada autor. Analía Pascaner 


Revista literaria con voz propia 
Publicación y distribución gratuitas 
ISSN 2314-0275
Propiedad, dirección y edición: Analía Pascaner


Damián Andreñuk

Sabiduría 

¿A quién debo una plegaria con mis huesos 
para no nacer de nuevo en este mundo?

En el valle del destierro 
crecí junto a las águilas doradas. 

Ayer ignoraba todavía 
que hay reptiles disfrazados de luz. 
Vampiros insaciables como un abismo negro. 
Alimañas despiadadas que escupen a Dios. 
Muchedumbres que veneran a entidades 
que les roban la energía. 
La fosforescencia sombría de la vanidad. 
La polilla estridente de la vanidad. 
Quienes guardan tempestades de rencor. 
Quienes usan la cordialidad 
para ocultar su cobardía. 
Quienes arrasan las divinidades sencillas 
en nombre de una orquídea con pétalos podridos. 
Quienes dicen sin color y crípticamente. 
Quienes nunca ven la magia por mirar con arrogancia. 

Tengo mi voluntad, tengo mi corazón, tengo a Cristo. 
Quiero beber despacio el licor de las pequeñas dichas. 

Sabiduría: vencer el miedo 
                      y “darse cuenta” 


Inocencia y ebriedad 

Escribo para la revelación. 
Para ingresar sin temblores en el fuego. 
Para honrar la inocencia y la ebriedad. 
Para romper los calabozos de la mente. 

Dignidad de boxeador que se levanta. 
De azucenas que se secan sin lamentarse. 

Falso como un hacha de cartón, un espejismo. 
Como un oropel fosforescente. 
Como el palacio frío de la vanidad. 
Como un beso maldecido de Judas. 
Como un coito mecánico. 
Como un poema sin filo ni magia ni pasión.
Como un romance que no fluye. 
Como un amor que no abriga. 

Verdadero como las tempestades en el mar. 
Como la emoción absoluta en la niñez. 
Como todo lo que se hace con coraje. 
Como una espada casi azul. 
Como un sueño. 
Como el grito más rojo del instinto. 
Como los buitres negros del insomnio. 
Como un verso de Bukowski 
u Olga Orozco. 
Como la gloria celeste que se perpetúa. 

Las trincheras del arte protegen de culebras ponzoñosas. 
Nada me acorrala unido a la cruz. 

Escribo para transformar una condena 
en claridades que perduran. 
Para desterrarme las falacias de los miedos. 
Para recordarme los seres que me salvan. 


Versos por Munch

Atardecer de puente y lago 
un camino terrible de inocencia a calavera 
un grito de orfandad por una civilización que no ha podido 
un paseo de personas como espectros 
lucidez que corroe hasta los huesos 
(lucidez sin revancha) 
belleza sepultada 
belleza abrumadora que sólo se advierte desde la quietud 
después del huracán de ruido y drama 
del desfile siniestro de disfraces 
un alma cruza un límite (pierde sus cabales) 
y ruega enajenada con las palmas en la cara 
ya nunca regresar a este planeta. 

*Poema inspirado en la obra 
“El grito”, 
de Edvard Munch 


Versos por El Bosco

A los pies de la cama infectada 
un cofre color ámbar. 
En ese cofre color ámbar 
el ojo que todo lo ve. 
La muerte irrumpe a la hora exacta. 
Cruza el umbral con su vestido blanco 
sin plumas ni flores ni cuernos. 
Es el momento de la última cosecha. 
Un roedor encapuchado se lleva los tesoros falsos.
Combate contra la avaricia envejecida. 
Y un demonio agazapado insiste en corromper. 
Y un ángel enviado insiste en que lo soliciten. 

Un puente de egoísmo hacia un páramo muy frío. 
Un temor maldecido oprime la conciencia 
y se pierden las más bellas claridades. 

La crueldad es el caos. 
La buena intención la simetría. 

Dicha que se tambalea 
sobre la cuerda floja de este mundo 
enjambre de apetitos superfluos
mapa de cicatrices profundas 
cicatrices que encienden una antorcha 
o escupen un veneno funesto. 

*Poema inspirado en la obra 
“La muerte de un avaro”, 
de El Bosco, 1494 


Damián Andreñuk 
La Plata, Buenos Aires, Argentina

La inteligencia humana no está concebida para la verdad, sino para la supervivencia. 
Arthur Schopenhauer

María José Calatayud Ponce de León

Lluvia 

Llueve despacio. 
Por el vidrio de la estrecha ventana
de este autobús hacia ninguna parte, 
resbala la lluvia. 

Solo veo el agua asomándose a mi interior, 
gotas curiosas 
queriendo explorar mis pensamientos, 
tan heridos como la hondura 
que permite su sollozo en el cristal. 

No quiero ver más allá de la bruma 
que se mueve fuera del autobús. 

Este pequeño mundo 
se hace grande de parada en parada 
cuando renueva otras vidas, 
otros sueños y otros cansancios. 

La luz engañosa de un semáforo 
anuncia un desvaído verdor tornasolado, 
como si recogiera todo el sentimiento 
dejado por tantos pasajeros sin rumbo.

Da igual esta lluvia protectora, 
quizá sirva para limpiar oscuridades 
que viajan de incógnito 
bajo el aliento que cubre una bufanda 
o detrás de los lentes 
mientras se ahúma lo gris de su sopor. 

Bajaré en el próximo silencio 
a encontrarme con la calle desunida 
que ni siquiera llega hasta mi casa. 

Necesito salir de esta agonía 
de verme rodeada de verdades 
escondidas dentro de este autobús, 
que parece rodar hacia lo incierto 
antes de volverse a su principio. 


Gira, gira, girasol 

Sombra de girasol 
de puntas hiriendo las distancias,
amarilla de hambre y soledad 
en ese resquemor de un suelo estéril 
en que se fue a enterrar esa semilla 
que perdió un gorrión enamorado. 

Te regó el rocío de la aurora, 
ese sin nombre que riega lo que encuentra 
para que no te ilusiones con su llanto, 
que no era en exclusiva para ti.

Pero tú aprovechaste cada gota, 
la bebiste con el ansia del deseo 
peleando al colibrí su néctar. 

Y te levantas erguido 
girando con el sol sin un lamento 
a pesar del dolor de tu cintura 
doblada en los ocasos, 
como si el final del día te dañara. 

Y cuando ya cargado de semillas 
no soportes el peso de tus hijos, 
los lanzarás sin miedo a la distancia 
para que busquen su lugar en otras tierras, 
y que pueda por siempre germinar 
la pureza amarilla de tu sangre. 


17 de septiembre 2022 

Esta lluvia 
que cae sin piedad sobre el tejado
para agredir las flores de mi patio, 
y azotar las aceras y fachadas 
como si nunca hubiera llovido de este cielo 
que la parió una tarde con su rabia. 

Tiene la furia que guardó en su nube 
vestida de relámpagos opacos 
como centellas perdidas en su negrura, 
naufragadas en lágrimas sin alma 
que acallaron las voces de los truenos. 

Tengo miedo de este caer sin freno 
sobre una calle convertida en río, 
sobre un río convertido en un torrente 
que mancilla con barro 
el azul de ese mar que se protege 
y lo frena con fuerza en la escollera. 

Qué lucha desigual, 
el agua contra el agua, 
la tierra contra el cielo, 
las olas abrazadas al relámpago, 
la arena sometida a las centellas. 

Esta tarde me siento sumergida 
en una oscuridad sin penitencia, 
donde no existe el norte y su lucero 
y el sur quedó perdido 
en este sin razón de un horizonte 
que no tiene principio ni final. 


Poemas del libro de la autora: Yo soy de tierra. Ed. Letra Maya 2023 

María José Calatayud Ponce de León 
Costa Rica

El olvido fue imprescindible para sobrevivir. El ejercicio voluntario de ignorar una realidad que pertenecía al pasado fue la única salida que nos quedó a muchos. 
Paloma Sánchez-Garnica

Alicia Borgogno

Otoñando 

El otoño es una segunda primavera 
donde cada hoja es una flor. 
Albert Camus 

Camino sombrío otoñando en el ocre, 
no hay huellas, sólo pasos escondidos 
       en un montículo de hojas desmayadas. 
Es una marca del tiempo 
       sobre el verde oculto. 
Es una miel oscura 
       mezclada con el amarillo ausente de las retamas. 
No pienso, camino, 
      quiebro ese tumulto, no lo evito.
Me gusta este crujir seco 
como si fuera pisar charcos congelados 
      o quebrar el hielo de las aceras bajo un sol extraño. 
Una invasión de colores terrosos 
se abre en abanico y me detengo, 
aunque los hilos de luz 
      que se filtran entre las ramas despojadas 
me confunden 
                   en 
                     este
                          espacio
                                   que 
                                       transito. 


Cuando el silencio ya no es una respuesta 

Quema en tu frente el pensamiento, 
atrás del pensamiento, la memoria. 
Octavio Paz 

Ella, en la sala de planta baja 
cuando el silencio dejó de ser una respuesta,
cuando el alboroto sonó a espanto. 
Gritos y golpes sacudieron mi corazón. 
Entre gemidos se agrietó la paz del interior 
y me obligó a suplicar mientras bajaba.
De pronto se entremezclaron 
las sirenas de auxilio. 
Dos jóvenes corrieron queriendo huir 
y la calle pasó a ser el escenario. 
Adentro sólo quedó
el olor insolente de ese atropello. 
Ahora, muy apagada, 
ella apenas balbucea.
Desde esa noche, 
cada ruido intenso suena a duelo, 
un duelo sin fin… 


Fui piedra 

La vida sólo es vano fantasma que mueve el viento, 
entre un gran “antes” y un gran “después”. 
Amado Nervo 

Antes me alcanzó el viento
                  y con sus alas se llevó el amor. 
Me regalaron caminos 
                 y fui piedra. 

Ahora que el verano ahoga en el silencio 
          y la arena gime entre los pliegues,
nos fundimos en la intemperie 
               para apagar nuestra sed. 

Después serán fuego mis mejillas, 
       el calor arderá en tu pecho 
y nos habitaremos por siempre 
       a pesar del viento. 


Alicia Borgogno 
Cañada de Gómez, Santa Fe, Argentina

Nadie es demasiado viejo para luchar, y eres demasiado joven para rendirte. 
Annie Lyons

Eduardo Coiro

Joaquín 

Parado a un costado del mostrador veo a Don Joaquín, dicen que va por los 95 años. Tan pintoresco el hombre con su sombrero negro alpino. 
Juega en su patio de la memoria: 
- “5 de pan, 5 de vino y 20 de queso El Peregrino”. 
- “Casa Muñoz, donde un peso vale dos”.
- “Sastrerías Braudo, la casa de los dos pantalones”. 
- “Casa La Mota… Donde se viste Carlota”. 

Cuando ve entrar a una señora linda se emociona y canta: 
Donde veo una pollera 
No me fijo en el color. 
Las viuditas, las casadas o solteras, 
Para mí son todas peras 
En el árbol del amor. 

Luego vuelve a quedarse quieto como una estatua. 
Antes del sol cayendo en amarillo fulminante, se va a su casa dando la mano a cada uno de los presentes con su saludo: 
- “Lo felicito por conocerme”. 


Texto tomado de Inventiva Social, publicación digital dirigida por Eduardo Coiro 

Eduardo Coiro 
Temperley, Buenos Aires, Argentina 

¿Cómo adivinar el jardín secreto que albergan algunas personas en su interior? No siempre tenemos tiempo ni templanza para detenernos a observar.
María Oruña

Daniel Gorosito

Ciencia vs Poesía 

No vendo predicciones, 
tengo una visión regresiva y retrógrada del progreso, 
vamos hacia la deliciosa barbarie. 

Las profecías apocalípticas siempre se cumplen, 
el progreso, 
es una superstición
como cualquier otra, 
desconozco la futurología. 

Acumular ciencia, conocimientos, tecnología, 
no es progresar,
parecería que la ciencia está al servicio 
de la destrucción del hombre 
y no de su salvación. 

El aparato industrial-militar 
emplea a la élite científica mundial 
¿podremos algún día vivir en paz? 

Hermosa utopía 

No diviso grandes esperanzas para la humanidad 
ni siquiera con la tan mentada inteligencia artificial. 

Percibo el futuro, decadente, 
cuesta abajo, como el tango. 

Ante la ciencia destructiva 
los vates ofrendamos poesía. 


Poema fósil montevideano 

La neblina espesa baja lentamente 
del cerro de Montevideo, 
una ráfaga gélida invade el ambiente. 

Un racimo de barcos viejos abandonados 
apoyados entre ellos 
como viejos amigos ebrios 
se mecen suavemente 
casi naufragios, de cascos oxidados. 

Se desprende un aroma salobre 
por las grietas del tiempo 
y se escabullen 
los fantasmas de la memoria. 

Arriba, en vuelo triangular 
las gaviotas tiritan 
mientras picotean el cielo herido 
que pronto sellará 
con sus lágrimas la jornada 
entre sombras gris plomo que avanzan 
y que seguramente serán el último refugio 
de un poema fósil 
de palabras desdibujadas 
que no se vence 
ante los azotes 
de la sudestada 
bien rioplatense. 

Una vez más, las olas incansables 
se suicidan enérgicamente 
contra las rocas graníticas 
de la Escollera Sarandí 
engendrando sus últimos 
estruendos colosales 
que recuerdan los cañonazos 
de la defensa de la ciudad 
ante las invasiones inglesas. 


Mitla-Mictlán 

Aquí reina Pitao-Bezelao (1) 
señor del inframundo. 
En Lyobáa (2) 
se detienen las agujas 
del tiempo. 

El ruidoso aletear, 
de pájaros sin ojos 
provoca que el sol 
guarde su luz 
y despierte a Huija Tao (3) 
Al unísono, 
miles de maravillosas grecas 
florecen en la piedra milenaria. 

El color ocre 
y los aromas nauseabundos 
guían 
el descenso al Mictlán 
donde se extiende 
el silencio eterno 
que sólo rompe 
el quejido de las estrellas. 

Las lagartijas huyen 
de la gallarda sala de columnas. 
Allí, golpea los ojos 
la estoica columna de la vida. 
A pesar de la muerte 
está viva. 

Aclaración del autor:
1) Pitao- Bezelao- 
El Señor del Inframundo- El Dios de la muerte. (Cultura Zapoteca). 
2) Lyobáa- Lugar de muertos, tumbas o entierros 
3) Huija-Tao- Supremo Sacerdote de Mitla. 


Daniel Gorosito 
Nació en Montevideo, Uruguay. Reside en Irapuato, México

Una misma persona, a sus distintas edades, en distintas situaciones de la vida, es alguien totalmente diferente. Unas veces está cerca del diablo y otras del santo. Pero siempre se llama igual y siempre se trata del mismo hombre. 
Alexandr Solzhenitsyn

Martha Valiente

Heredero se busca 

Ofrezco una esperanza de bolsillo, 
de bolso, de cartera o de mochila, 
tan módica 
que se adapta a la mano del niño, 
la mujer y el anciano. 

Ofrezco una esperanza atemporal 
de humildad democrática, 
con perfume a madreselva 
y alegría de bandera 
bailarina en el viento. 

No conozco su precio 
porque no la compré: 
                              la recibí en herencia
de una larga estirpe de remotos ancestros.
Supe que mi abuelo se la donó a mi madre 
un rato antes de morirse, 
que mamá la guardó en un pliegue de su piel 
y durante años la olvidó, 
(se resignó a su pérdida). 

El día de su entierro la encontré 
debajo de mi almohada
flamante y como nueva.

Pasen y vean mi esperanza 
para todo público: 
ella se multiplica 
como otro milagro de panes y de peces. 

Yo ofrezco esta esperanza longeva 
para toda estación 
con la dureza justa del diamante 
y dueña de toda la ternura. 

Aproveche la oferta. 

29/11/2024 


Un hombre vivo es tentador… 

Chocolate en rama 
Licor de menta 
Viento del norte 
              Un hombre vivo es riesgo 
Y es vibrato al borde del abismo 

Ruptura 
             Grieta para filtrar historias 

De suspiros 
De miedo 
De sollozo 
De insomnio 

               Grito alado 

Un hombre vivo 
quiere decir un hombre entero 

para verme otra vez 

         Y quién podrá encontrarme 
más acá de este mapa ficticio 
de este paisaje adulterado 
de mi cuerpo 

             Quién 
Adivinará esta sed 
Este mimo agarrotado 

El fervor de dar de mí 
lo poco que poseo 
           con mayúsculas 

Un hombre es un grito alado 

Sólo tentación de redimirme 
en la nostalgia

              de antiguos sudores. 

 
Martha Valiente 
Nació en Uruguay. Reside en Buenos Aires, Argentina

Todos los días Dios nos da, junto con el sol, un momento en el que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. 
Paulo Coelho

Frans Gris

Luces Negras 

En el silencio nos llamamos por las noches 
A puertas cerradas 
nuestros ojos soles negros 
Desde el poniente aves de color acero 
-enigmas o noctambulaciones- 

el calendario nos llevó hasta la ciudad secreta

Largo camino el viento 
nosotros caminantes arribando a viejas estaciones 
Entre sal y sábanas teñidas por crepúsculos 
creamos un mundo hecho de gemidos 
-luces astrales 
mis plumas y pinceles 
son voces
Las calles 
sin rumbo ni motivos 
En cada anochecer 
la ribera del reloj- 
Por el borde del cielo nuestros nombres
                                           surcan luces negras 

Versión de junio 2015 


Génesis 

Iª 
1.- En el Inicio solo era el Verbo 
2.- y como el Verbo sería la Palabra, no existía más que Él. 
3.- En torno al Verbo, el Vacío, y la Oscuridad, 
4.- más allá el Khaos. (fue el primer eón). 

IIª 
1.- Luego se hendió la Sombra, y apareció el Sonido, 
2.- y la Música. 
3.- Y las esferas colmaron los espacios. (y fue el segundo eón) 

IIIª 
1.- Por esos tiempos el Verbo dormía entre signos no existentes. 
2.- Enigmático, secreto, yacía inscrito en las huellas de los astros,
3.- y caminaba sobre el polvo de estrellas y en las rutas del Vacío. 
4.- Germinaron los mundos entre tiempos sin medida, 
5.- y tras las sombras hubo una gran tormenta de iones.

IVª 
1.- En las memorias venideras apareció la Palabra, y el Signo. 
2.- En las profundidades se gestaba, entre lavas y meteoros, 
3.- la sutil música de la Luz. Pudiera ser que ya la Sombra 
                                                              Y la Luz  
                                                                          se separaran. 
4.- Y el Verbo reconoció al Sonido en el latido de los astros, y aprendió 
5.- el Ritmo y la Melodía, en el crujir de las energías. 

Vª 
1.- Y sucedió que los Dioses fueron creados a su propia imagen, y esencia. 
2.- Y los Dioses adoptaron el Verbo y supieron de la Eternidad de las estrellas, 
3.- en el borde frío del espacio. (en el octavo eón). 

VIª 
1.- Y el Verbo habitó los nuevos mundos y las islas en el espacio y navegó 
2.- los ríos estelares y conoció las regiones ignoradas más allá de las rutas 
3.- de cometas. Y buscó el lugar de los signos y las claves. 
4.- Transcurridos los millares de tiempos entre centauros y soles girando. 
5.- Y se inscribió en el barro de las Mentes, el Verbo, y su Ritmo, y su Melodía. 


Himno a Sk 

Sobre las colinas Madre/Principio de los tiempos 
Rebelde como mil almas de humanos eres 
Princesa de las Altas y Bajas Tierras y el Delta 
Barca luminosa navegas el Río más alta que los dioses 
Ordenas Madre el agua de los mares y las lágrimas tristes 
Duermes tras el horizonte entre espíritus/arenas 
Las cataratas/leones rugen cuando asoma tu ojo 
               -soberana de la noche- 
para buscar entre reyes muertos tus templos derruidos 

   Amada señora de innúmeras formas y mil nombres 
los primeros (y los últimos) te llamaron Madre de los Dioses 
Eres Sk la Gran Maga del Nilo Hija de Ra y madre del Halcón 

   Estanque de luz eres camisa de lino Pez entre los dedos 

             Hija de Nt derramas un fino aceite tu Luz
                sobre nosotros tus bien amados hijos 

Mayo 2015 


Poemas tomados de la página web del autor 

Frans Gris - Fredy R. Guzmán O. 
Los Troncos, La Cisterna, Santiago de Chile 

Lo mejor es no mirar. Ver, pero no mirar. 
Francisco Javier Aspas

Daniel Alarcón Osorio

Es así 

Ecos de amor persiguen mis partituras de deseos. 
Es decir: ella, mis deseos. 
Los ecos, son la mejor sonrisa que surge de momentos hermosos que pasamos juntos. 


Arco

El silencio es una tensión que pregunta. El resto son respuestas distendidas. 


Fragilidad 

El amor en o de pareja, fase superior de aprendizaje humano. 
Implica anteponer el yo por el nosotros. 
Con regularidad todos somos resúmenes ante dicha experiencia, luego que el individualismo le gana la partida al sentido y nuevo significado del nosotros. 


Mariposas 

Furia volcán flores canto mariposas manantiales, los besos. 


Amor 

Los que aman -el amor- y que juntos lo encuentran. Me dan envidia. 


Polígrafo 

Polígrafo del amor y del deseo: los abrazos y los besos. 


Textos tomados de la página web del autor, en Aforismos 

Daniel Alarcón Osorio
Guatemala 

Huir del mundo es necesario en algunas personas, retirarse y ser dentro de sí.
Cristina Fallarás

María Cristina Noguera

        Vibrar en los versos 

Encontrar un amigo 
volar la magia del tiempo 
risas, a veces llanto. 
Páginas para recorrer juntos 
hablar el mismo idioma. 
Rotos los dos son uno 
ellos, los amigos. 


       *   *   * 

¿Quién ha marchitado la belleza? 
El tiempo, si el tiempo 
ese fantasma infatigable 
puso arrugas en el rostro 
y agregó flores en el alma. 


        *   *   * 

El espejo pinta rostros 
brújulas, caminos 
collares, pulseras
son coronas del viaje. 
No naufragues 
No languidezcas 
No ancles los sueños 
para que avance el velero 
con la melodía de la vida. 
El espejo pinta rostros 
abre miradas en el insomnio 
despeja las nieblas en el camino 
deshoja pétalos alados 
un instante, un minuto, un día. 
¿A dónde van mis versos? 


        *   *   * 

Ven gaviota de alas tiernas. 
Remonta tus letras amnésicas de odios. 
Empapa tus pinceles con la brisa mansa.
Dibuja el terciopelo con tu tibio cielo. 
Deletrea el dolor con palabras bellas. 
Cubre los paisajes con tu velo frágil. 
Borra el rojo intenso de la guerra. 
Aquieta los demonios de los verdugos. 
Acaricia la escarcha que gime de dolor. 
Ven a mis versos. 


        *   *   * 

La palabra ha perdido 
una cruel batalla. 
Hoy camina 
la guerra sucia
la voraz violencia 
el frío de los pobres 
el niño de la calle 
la justicia ausente. 
La palabra está lastimada 
yace desnutrida de amor. 
Ha perdido en el dolor 
la fuerza de la luz. 


María Cristina Noguera 
Nació en Rosario. Reside en Pergamino, Buenos Aires, Argentina

¿Cree que una persona puede engañarse a sí misma hasta creer en algo que sabe que no es cierto?
Orhan Pamuk

María Alicia del Rosario Gómez

               "Paz para las letras que me buscan..." 
                Pablo Neruda 

Por Amor… Zalema 

Para todo el amor que buscará follaje 
Te ofrezco el alma mía 
Donde anidan preguntas sempiternas 
Donde aguardan caricias 
Las desnudas caricias no logradas… 
Para esa paz buscada 
Para el camino de la mundial plegaria 
Y porque eternamente esperaré que vuelvas 
Hermano en mis angustias 
Sangre de vanas luchas 
Porque no hay caminos que nos lleven 
a la paz tan ansiada. 
Porque es LA PAZ ese camino 
Me encuentras en las letras del mañana 
Y en la energía cósmica del alma. 
Pero también te ofrezco mi presente 
Sepultaré mis noches 
en la alegría de compartir tu calma 
Y seré esa mano que, aunque yerma, 
tenga el calor que nos derrita el alma 
Hasta ser afluente… 
Y ser puente. 
Que pueda unir la diferencia humana. 


Llueve… 

Sobre el espejismo de tus caricias llueve 
Y continúo soñando mientras septiembre florece
¿Absorberá mi piel las tiernas primaveras?
Una mágica luna se recuesta en mi almohada 
Y al extender sus brazos acaricia mis párpados 
No puedo entonces despertar… ¡No quiero! 


Desnuda soledad 

Caracolas de ensueño 
Llevándose mis dones, mis secretos 
En el profundo son del universo 
Transportan mis cadencias sumergidas 
Ternura que no aflora. 
Lágrima que no se llora 
Suspiros. Sensaciones. 
Desnuda soledad, no compartida 
Diálogo del ser, con el silencio 
Cabalgata sensual con el recuerdo… 


Madre de lunas y soles… 

Imaginándote… 
¿Qué otra lisonja debo? 
Si todos los ojos de emoción se cubren… 
Madre de lunas y soles… 
¡Sólo madre! 
Madre de vientres callados… 
¿Qué otra palabra cabe? 
Si al nombrarte palidece el cielo… 
¿Quién no te recuerda, madre? 
Un “universo de vientres concebidos” 
Desata tu cordón umbilical. 
Nos pide todas las manos juntas… 
¡Nos exige! 
¡Nos tapiza de hermanos la memoria! 
Celebra con nosotros… ¡Pero llora! 
Con la palabra desata el grito ahogado
que las cunas vacías le provocan… 
Y camina… 
¡Camina, orante, su destino marcado! 
Madre… 
Te invito a compartir mi abrazo 
Abrazo que a la conciencia invita… 
¡Celebrando! 
Abrazo de un continente ilimitado 
que abarca la razón y el sentimiento. 
Y es promesa de otros vientres cultivados. 


Poemas tomados de varios sitios de internet 

María Alicia del Rosario Gómez
Goya, Corrientes, Argentina

El tiempo era su mejor aliado, el juez implacable que lo podía arreglar todo. 
Albert Espinosa

Carmen Amaralis Vega Olivencia

No recuerdo tu voz 

No recuerdo tu voz 
Por más que me esfuerzo 
no recuerdo tu voz. 

Aquella que recorría por mi nuca 
cuando murmurabas tus deseos 
cerquita, muy cerquita de mi rostro asustado. 

La piel se erizaba 
mientras deseos antiguos invadían mi mente. 
Quiero oírte, 
Pero no recuerdo tu voz, no la recuerdo. 

Cada noche retumba un eco febril 
en la bóveda ardiente de mi cielo. 

Se reviven relámpagos en mis espacios. 

Llueve, y cada vez que veo llover 
un murmullo suplicante recorre mi cuerpo. 
Algo en mi interior reclama tus notas sonoras.

Cómo es posible que vea tu fantasma
habitar mi espacio 
callado 
Omnipresente, 
con esos ojos suplicando 
cubrir tu desnudez con mi piel, 
Y en silencio, 
en esta oscuridad profunda de la vida
ruego escuchar el gemido de un “te quiero” 
como en los buenos tiempos. 


Vida tatuada 

Vida tatuada en tu pecho.
Se trata de la conciencia, 
de entender el valor de la vida 
olvidando las horas de hastío. 

Estarías loco si no encuentras el significado del destino. 
Ese destino de cara a la pared en blanco, 
a ese juicio ajeno que importa tanto, 
con esta atolondrada mirada de cansancio, 
viviendo en ajetreo para complacer 
la opinión de otros que aprisiona, 
paraliza, 
detiene. 

Quisieras liberar esa gaviota interna 
que te grita. 
Detente en esa búsqueda de aplausos, 
de pasillos fríos, 
de risas en carnaval. 

Al final lo que cuenta son los fractales dibujados en tu piel, 
el púrpura de tu sangre en las manos, 
y los tatuajes ocultos en tu pecho. 

Sí, al final lo que cuenta es la memoria del corazón, 
esa memoria que amplía los recuerdos del alma 
dándole valor a lo conocido 
en las rutas escabrosas de la vida. 
Esa vida que llevas tatuada en el pecho, 
ese pecho que conoce la intensidad de tu amor. 


Joven otra vez 

Sin voltear la mirada me bebí tu adiós. 
Toda yo necesitaba el descanso. 
Con la mirada ausente
a paso lento comencé otros caminos. 

Nadie ganó en el tránsito. 
Repartí sin pensarlo los pétalos de rosas 
que un día recogí en tu jardín. 
Hice nuevas fiestas en mi corazón 
casi inerte, 
frio, 
distante. 
Pretendí amar rostros nuevos. 

Y vi tu sombra en cada rincón de mis inquietas camas. 
Entre febriles cuerpos siempre tu fantasma. 
Tu sombra silenciosa, sin quererlo, me reclama. 

Ahora mi alma fugitiva suplica tu presencia, 
desea aquella suavidad de tu espalda, 
volver a olfatear el aroma agridulce de tu nuca, 
lamer la delicada piel de tu boca,
revivirme en tu miel, 
sintiéndome mujer joven otra vez. 

Desdichada de mí, 
me arropa el vacío de tu ausencia. 


Carmen Amaralis Vega Olivencia 
Puerto Rico 

La melancolía asomaba sin previo aviso, desde detrás de algún objeto aparentemente inofensivo, amenazando con quedarse si no hacía algo por remediarlo. 
Ana Andreu Baquero

Luis Vilchez

Escritores descalzos 

             A Rodolfo Braceli 

Sigo los latidos de la tierra. 
Tengo suerte de poder gozar la vida. 

¿Cuántas almas habrá por la ciudad 
que caminen asombradas por esta lluvia infinita? 

Hoy me siento una gota de rocío, 
un pájaro con alas de guitarra, 
una danza en el agua, 
un colibrí volando en tu mirada. 

Hoy la vida brilla 
en la sombra de los cerros 
y en los ojos del rocío 
que me mira de reojo 
reposando en los frescos jazmines 
que convidan sus aromas 
a la danza de la lluvia. 

Todo es vida aquí, 
en este momento. 
Y yo camino. 
Soy un escritor descalzo. 
Desnudo veo al mundo 
y el mundo se me entrega. 

Hoy se trata tan solo 
del camino, 
de convidar las voces 
de escritores desnudos 
que la memoria no quiere 
que se olviden. 

La dicha de cantar por las mañanas 
una esperanza nueva 
se consigue 
caminándose la lluvia. 

Y así, desnudo 
de los pies a la cabeza 
espero 
el abrazo necesario, 
el que esperé 
de dios 
y se ha olvidado 
y me lo ha dado la lluvia, 
compañera. 

Y luego me abrazo 
al milagro 
de un poema, 
a los besos desnudos 
de los árboles, 
a ese camino 
que siempre me camina. 

Hay aroma 
en la tinta, 
hay colores, 
una nube camina 
por el pulso, 
hay un goce 
tan amplio 
que refresca 
la lluvia,
que me guía el camino.


Luis Vilchez 
Juana Koslay, San Luis, Argentina 

Seguro que vengo mañana aquí, justo aquí, a este mismo lugar justo a esta hora, y seré feliz recordando el día de ayer. Este sitio ya me es querido. 
Fedor Dostoievski

Susana Cattaneo


Ella tatúa sus ojos con la tea de la vida. Sabe del secreto milenario escondido en las grutas, en manantiales de fuego, en la antesala del mundo. 
Hay un lugar donde no llegan los caminos, un lugar con paredes extrañas y aldabas de tormentas y ella, ella sabe que allí se esconden los relámpagos, los abismos perpetuos donde se fraguan las tinieblas. Sabe que las respuestas son esquivas, jeroglíficos eternos obstinados en callar. 
Toda ella es enigma, páramo, tormenta. Su vestido de algas flamea en el suplicio del retorno; es rehén de la vida, del naufragio, del reflejo del sol entre árboles del bosque. 
Construye con sus pupilas esqueletos de intemperie; esconde en el aire respuestas impiadosas y agita máscaras en los senderos subterráneos del dolor. 
A su lado, en el caldero, hierven extraños ritos para evitar emboscadas que la rondan. Su estirpe pertenece a los extraños designios del principio. 
El cielo le dibuja la frente, las manos, el fuego de sus ojos. Camina entre flores silvestres que intentan retener su sombra mojada de lluvia. 
Sola, trata de orientarse hacia el lugar del misterio, aquél que guarda el portal sin llaves, el que no se muestra, el que es sin ser. 
Su meta tiene contornos apagados, pero ella va incansable acompañada de sus sílabas. Joven y anciana, nodriza de la tierra. 
La bruja colmada de siglos la acompaña con su pócima bendita y le abre la puerta de la luna. La pequeña habitada de horas entra a ese reino plateado, brillante, milenario. Se aferra a las olas del viento y escucha la vibración de las estrellas. 
La bruja se despide. Tiene que realizar hechizos en otros espacios. La niña se duerme en un cráter de paz y caramelo. 
No sabe quién es, a pesar de la pequeña hendija detrás del espejo. Ni sabe, tampoco, que los rayos del sol se tamizan en vértigos secretos y quedan sus hilachas a merced del abandono. 
No sabe que el amor, al fin, es escarcha, herencia de arcilla moldeada en traiciones, ni que el olvido es sostén de la memoria y la partida. 
Ni siquiera sabe, niña huérfana, que por la cruz que lleva en su espalda deambulan ojos ciegos que reptan por el dolor del mundo. 
Pequeña muñequita ojos de otoño, sonrisa de alabastro y paso de gorriones pariendo primaveras. El sol que te envuelve es un ala de noche que recorre la inmensidad del destino. 
Detrás de las piedras, donde la sal del agua se oculta, donde la espuma del océano dibuja el paso de las eras, allí, pequeña supliciada, se ha tatuado el perenne abismo que te nutre. 


Texto tomado de la página web de la autora 

Susana Cattaneo 
Buenos Aires, Argentina 


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Los que se habían perdonado a sí mismos solían sentir más piedad hacia los demás.
Dolores Redondo

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