domingo, 2 de marzo de 2025

Ulises Varsovia

La casa 

Me iré. Te irás. 
Nunca regresaremos. 
Nadie preguntará, 
y la casa quedará 
girando en el tiempo. 

Vacía, en silencio, 
sola en la soledad 
de nadie durmiendo, 
de nadie sintiendo
arder la eternidad. 

Nadie nos recordará, 
nadie leerá mis sueños 
diluirse en la orfandad 
de la abierta inmensidad 
sin hallar sustento.

Los pájaros vendrán, 
la lluvia en chapoteo, 
las hojas caerán, 
la nieve relumbrará,
y ya no estaremos. 

Nunca regresaremos, 
nadie recordará 
que en la casa en silencio 
tú y yo luchamos en el tiempo 
ardiendo en la eternidad. 


Estupor 

Horas de estupor, merodeando 
en torno a la página en blanco, 
con un puñal de brillo homicida 
y una rosa de intacta pureza, 
¿a qué deidad dirigir mis preces, 
a qué santo varón encomendarme, 
qué homicidio perpetrar, qué niños 
amenazar con mi flor impoluta, 

para que caiga el fruto por fin, 
para que cuaje el trigo en la era, 
y mi hambre de siglos se sacie 
con un banquete frugal de vocablos 
enlazando su perfecta euritmia?

La mano en alto, cernida, 
el cálamo un ave de presa 
esperando impaciente el momento, 
el ojo escrutando en la penumbra, 

¿cuándo saltará, por fin, la chispa, 
cuándo brotará el ansiado fuego 
a extender su incendio de pastizales 
y alumbrar de letras llamareantes 
el espacio poblado de ciegos? 

Horas de estupor, horas terribles, 
horas de agonía, emboscado 
en el cruce de la luz furtiva, 
armado con un puñal de cuarzo, 
y una rosa de extrema pureza, 

¿a qué deidad quemar incienso 
para que salte la luz al papel 
e incendie de idiomas el cuaderno? 

                                                                    2006 


Ulises Varsovia 
Poeta nacido en Chile. Reside en Suiza 

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