La casa de mi playa,
vacía y misteriosa,
no recuerda su origen,
pero yo sí.
Nunca tuvo dueño,
solo la luna y la brisa,
la lluvia y yo;
nunca entré en ella,
solo la quería,
solo la veía
en mis sueños.
La luna llora
La vieja luna llora
surcando el infinito cielo
en un silencio oscuro.
El beso deseado
Eres barco que navega
el alma dulcemente
Sobre efímero paisaje
donde duerme la lluvia quieta,
donde se siembra la nube
bajo el sol bostezado,
deseando el beso
de tus labios cálidos.
El arpa
Desde la atalaya
el arpa grandiosa,
desafinada y triste,
mira al árbol del cielo
a la espera del trovador
que afinarla quiera.
Mi final
Te llevo en mi corazón,
solo quiero el blanco escudo
de tu angelical presencia.
Te doy mis palabras
en cofres de oro y plata,
como en un remanso
donde las ramas caídas
son tu alma dulce.
Atrás quedaron lutos y llantos,
rescoldos del pasado
que se fundirán en el olvido.
Solo quiero tu amor,
ramo celeste,
que a la luna sigue
hasta el final del camino:
mi final.
Manuel Serrano
Valencia, España
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