domingo, 12 de marzo de 2023

Lydia Pistagnesi

Pienso en mi padre 
y en el día en que en alas de misterio emprenda mi última aventura. 

Estás cuando la brisa me acaricia 
y el sol asoma al mapa de mis sueños. 
Es tu sonrisa ternura en el misterio, 
y tu voz, ejemplo que me guía. 
En este intenso devenir, los años 
golpearon mi barca a la deriva, 
y fue tu mano que me acercó a la orilla, 
cuando la tempestad me acorralaba. 
En los cristales de mi ventana iluminada 
dibujo tu rostro con mis dedos, 
y regreso a la infancia, a los juegos, 
a la vieja estación abandonada. 
El pitar de un tren a la distancia, 
atravesando la neblina del presente,
irá dictando brusco, insistente, 
el momento de emprender la retirada. 
Y allí estará tu mano en la parada
de la estación donde termina el recorrido, 
en un andén para mí desconocido 

¡en esa dimensión donde me aguardas! 


Romance de distancias 

Y viajé adormecida
por paisajes distintos, 
donde la enredadera 
abrazada a la fronda, 
dirigía un concierto 
de pájaros silvestres, 
y repetía la tarde 
mensaje que te nombra. 
Junto a las mariposas 
volando con la brisa 
viajaban sueños nuestros 
ahogados de silencios 
y un sendero al pasado 
levantaba sus muros
bloqueando la esperanza 
de traerte al presente. 

En la esquina del alba 
rescoldos de una hoguera, 
humeaba su nostalgia 
sin aceptar reclamos. 
Y enfrentando silencios 
me acerqué lentamente
a un río de recuerdos 
perdidos y profanos.
Allí, ya sin palabras 
luchando con el llanto 
volví tras de mis pasos, 
aullé sin tu presencia 
y entornando los ojos, 
alejé los fracasos
hundida en el misterio 
de tanta indiferencia. 


Lucía

Olvidada en un rincón 
las mejillas tiznadas de distancias, 
la encontré. 
Mi primera muñeca, 
la que dejó Melchor 
en mis zapatos
un seis de enero distante 
y mis cuatro años
azorados contemplaban. 
¡Un milagro de amor! 
Su nombre fue Lucía 
y la acuné entre mis brazos, 
atesorando ingenuamente 
la ilusión. 
Después… 
El tiempo fue pasando 
y la olvidé. 
Quizá mi adolescencia 
había descartado la inocencia, 
para explorar caminos más osados. 
¡Cuánta distancia desde aquel entonces! 
¡Cuántos sueños escondidos en las sombras! 
¡Cuántos eneros pasaron por mi vida! 
¡Cuántos encuentros, cuántas despedidas! 
Hoy: 
Extrañé su rostro fabuloso, 
corrí a su encuentro… 
Me miró, temblé, no era la misma,
había dolor en sus ojos amatista 
mientras un rayo de sol acariciaba
una lágrima que lentamente resbalaba 
descubriendo en sus mejillas, implacable… 
¡Las señales que el tiempo no perdona! 


Del libro de la autora: Destino de Gorrión 
Lydia Pistagnesi 
Banfield, Buenos Aires, Argentina

4 comentarios:

  1. Queridísima Analía Pascaner, .
    Al encontrarme en tu importante revista ,"Con vos propia" me sentí honrada y muy feliz.
    Gracias dulce amiga por tanto cariño y por seguir adelante llevando en alto tus sueños de trabajar para la Cultura de Argentina y el Mundo

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    Respuestas
    1. Muchas gracias a vos por tus conceptos, mi querida Lydia.
      Me encanta que te haya gustado verte publicada en las páginas de la revista con voz propia, con todo mi cariño.
      Mi abrazo y mis mejores deseos

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  2. Tiernos recuerdos, eres dichosa de tenerlos Gracias por compartir

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    Respuestas
    1. Agradecida por tu lectura y tu comentario, Mimí.
      Muchos cariños

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