Resurgir es doloroso,
Primero es necesario morir.
La hora de mi primera muerte,
Amaneció con mi primer poema.
Sentenció mi condena, la hoja inmaculada,
Ya después empeñé mi destino,
Al incrustado oficio de tejer palabras,
Y pretender revivir en ellas a todas las muertes,
A todas las heridas, reverberando.
En este campo en flor, cubierto de zarzas,
Clavándome sus espinas a cada tramo,
Sorteando el surco, quebrando malezas,
Creando espaciales galaxias, donde perder alguna lágrima,
Recuperando el hálito divino, sostenido en letra viva.
A veces creo que lo único que vive es ella,
Se mantiene imperturbable, destilando su esencia sobre mí.
Yo me dejo morir una y otra vez, para palparla nueva,
En otra ráfaga de mañana.
Es la eterna, la primordial, magnificencia lúdica.
Vibra entre este espejo interminable,
Siento que me eyecto y me contraigo,
Estoy en el útero, en la caverna.
Esperando el ciclo, cada vez más aterida,
Cada muerte más sola.
Violeta Parra - Flor de Chile
(Canción)
Los sueños de Violeta se elevan
Claros ojos de viento brillando
Sus flores perfumadas regresan,
Con sus versos tiemblan las tonadas
Y guirnaldas de amor por sus cerros
Atraviesan el alma del pueblo
Acaricia su voz, es consuelo
Para el pobre que no tiene nada
Más que su corazón y su vuelo
Redención de clamor que se canta
Todo Chile es un trino sincero
Cuando entonas tus coplas Violeta
Se estremece en tus versos, sereno
El puro sentir del universo
Tómame de la mano cantora
Entreguemos tus coplas al cielo
Cantaremos en tanto amanezca
Luminosa la voz del silencio
Para el pobre que no tiene nada
Más que su corazón y su vuelo
Chile dio su flor: Violeta Parra.
Un poema puede
Un poema puede desatar el amor.
Un poema puede asombrar al mundo.
Un poema puede cambiar tu rumbo.
Un poema puede parar la guerra.
Por un poema cercenaron vidas.
Por un poema se abrió una herida,
fluyendo sangre por mi vida.
Un poema que canto en las esquinas,
poema loco, grito todavía
salió del alma anda a la deriva
colmó de gozo, clavando espinas.
De mi corazón luz encendida
Paisaje de caricias furtivas,
coronó de perlas con su risa.
Poema mío que nació de la nada,
poema mío la rosa más galana
convertido en río cruza por mi alma
Protegió del frío, sembró esperanza
lo dejo prendido de tu cara,
tu cintura y lo pliego a tus alas.
Alba Aída Oliva
Mataderos, Ciudad de Buenos Aires, Argentina
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