lunes, 22 de noviembre de 2021

Manuel Serrano

Enamorada 

Siguió caminando 
acompasada por el roce 
de las medias de seda, 
con su vestido de otoño. 
El parque estaba desierto, 
andaba entre las luces rosadas, 
moradas, 
blancas y amarillas, 
luces crepusculares 
que salían entre los árboles 
y se hincaban en la hierba, 
luces de las casas 
que se recortaban 
dentaduras imperfectas 
contra el cielo crepuscular. 
Balanceaba su bolso 
y sonreía feliz. 
Al pasar bajo las farolas 
podía notar 
el brillo de una lágrima 
en sus mejillas arreboladas. 


El barco 

Espanta a las olas 
bajo un sol que bosteza, 
sujeto por viejas maromas 
que al mundo sosiega, 
invadido por la arena arremolinada, 
empujado por el fiero viento; 
barco que surcó planetas, 
mares y profundidades 
y llegó hasta el cielo 
donde avivó el dulce amor 
de una madre amamantando. 
Hoy yace dormido, 
con sus cuadernas podridas, 
y miles de historias antiguas 
para que las canten los poetas. 


Oro llovido

Bellas aves cantan 
para que ningún beso se pierda, 
canto afinado y feliz 
que se posa en los labios, 
como oro llovido del cielo 
de donde fluye el raudo, 
atolondrado y alocado
silencio de nuestro amor. 


Manuel Serrano 
Valencia, España

4 comentarios:

  1. Gracias a ti siempre por tu labor en pro de las letras en nuestra bellísima lengua que nos hermana.

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    Respuestas
    1. Aprecio tus palabras, Manuel. Siempre es un gusto publicar tus poemas.
      Mi abrazo

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  2. Bellísimos poemas donde las luces y la naturaleza toda, se aúnan para dar énfasis al canto interior.
    Muy interesante poética. Gracias.

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