Sin ruido
solo un leve estremecimiento en el alma
-volar de aves desaladas-
cayeron los velos
párpados mustios despertaron
reconociendo falacias
un relámpago atravesó el cuarto penumbroso
vislumbré la realidad
-caballo indómito derrumbando fantasías-
pero la piel tiene memoria
recuerda otros instantes
cuando danzaban los ángeles
y la voz era plegaria tierna
cayeron los velos
fantasmas desnudos bailan a mi alrededor
-música sin acordes monotonía de silencios-
alas olvidadas bajo mis pies descalzos
anuncian la partida de los ángeles
estoy a solas con mi piel memoriosa
me despellejo
nada queda
ni siquiera yo
gracias,Analía por esta publicación en el aniversario de tu revista. Un abrazo enorme
ResponderEliminarSiempre un placer publicarte, Graciela. Gracias a vos por enviarme tu poema para compartir.
EliminarMi abrazo
Cada verso, cada palabra, nos va conduciendo con melancolía pero con precisión, hacia ese rotundo y estremecedor final.
ResponderEliminarAbrazos y agradecimientos.
Muchas gracias por tus apreciaciones, Lina.
ResponderEliminarCariños