Estas tierras trabajó
Mi padre, joven y fuerte,
Antes de irse con Dios…
Tal vez sus huellas encuentre.
Su silbo, quizá su canto
Esté en los atardeceres…
Ando y ando sus caminos
Tal vez sus huellas encuentre.
A los caminos que anduvo
Mi padre, suelo volver,
Y, así, andando, me parece
Que camino junto a él.
Revelación
Aquí. De nuevo. Desde antes, desde siempre.
A la sombra abuela de los árboles viejos
y a la infantil caricia y travesura
de gráciles renuevos.
Agobiados por el peso del estío
los animales rumian sus míseras fatigas.
Un perro olvidado
y solo en su soledad
me ha tomado por dueño.
Llamada por el árbol
un aura fresca me recorre
y sueño…
Las abejas, desde el hueco de un tronco,
incesantes, laboran su universo.
Y estos seres de eglógica pureza,
¿sabrán, acaso, que se ha ido el siglo XX,
que el hombre aún sigue en su extravío
y en la búsqueda de una verdad sin tiempo?
Seguramente, todo es más sencillo
y natural y bueno.
Un día...
El azul pentagrama de la lluvia,
tu recuerdo tenaz como una herida
que no termina de cerrar.
Un día,
un sol recién lavado
alumbrará de nuevo en tu ventana
y estarás esperándome
para ponerle claves de armonía
al azul pentagrama de la lluvia.
Del E-Book del autor: Oda al Árbol y Otros Poemas. Uruguay, agosto 2020
Gerardo Molina
Canelones, Uruguay
Muchas gracias por esta gentil muestra del acontecer poético que este autor nos brinda desde la orilla de enfrente.
ResponderEliminarMuchas gracias, Lina.
EliminarMi abrazo
Qué bonitas imágenes Gerardo! Desde las huellas del encuentro, la búsqueda de la verdad de otros tiempos como si fuera el tiempo de todos, hasta un día de esos en que la lluvia lava el alma, encantan la lectura. Gracias enormes a tí y a Anita que nos acercaron estos versos y los abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana.
EliminarMi abrazo