Lo cierto es que llevo en mis sienes un charco,
ahora que el invierno cuelga en el rostro
del presagio.
Mi país se extiende como una cordillera
que desfila entre las nubes llevando a volar
el llanto de sus ríos, cauces desvirtuados
de la carretera que quiebra mis anhelos.
Y estoy aquí, inaudita, tierra en la Tierra,
rosa sin pétalos, anagrama del círculo
vicioso de noches sucediéndose en mis párpados.
Tú, como un sueño.
Yo, como olvido.
En esta vida amanecemos todos con el reloj
atado a la cintura.
Mi tierra no es solo mi tierra,
mi tierra, entre fronteras y barro,
es tu tierra que mira las mismas manos,
las mismas amapolas deshojándose en la noche,
los mismos animales que acechan
nuestras selvas.
Levantemos el hacha del cansancio,
volvamos a nacer como antorchas presagiando
nuevas bienvenidas.
Cuando te reciba aquí en mi camino,
y el papalote de niños y esperanza
vuele sobre estos mares, pacífica
y constante marea entre mis sueños,
te miraré y miraré en tus ojos
la Tierra.
Poema del libro de la autora: Presagios de arena, 2020
Isabel Cristina Arroyo Calvo
San José, Costa Rica
Resulta impresionante la intensidad poética con la que la autora nos lleva a zigzaguear entre tantas imágenes y metáforas. Un verdadero gusto.
ResponderEliminarTienes entre tus versos, Isabel, toda la naturaleza a tus pies, donde Tierra y tierra se internan en nutrido paisaje de flores y contornos. Hermoso! Gracias a tí y a Anita por su arduo trabajo. Abrazos
ResponderEliminarQueridas Lina, Ana:
ResponderEliminarMuchas gracias por tan atenta lectura.
Mi abrazo
Gracias, Lina, Ana Lía, Analía, sus palabras abren un vórtice de luz en el camino. Estimulantes. Gracias infinitas.
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