Dicen que nada hay en los bancos de niebla
ahí donde despunta su atolón
tiene lugar lo inabarcable
Quien se aventura por su espacio
no escucha acorde
alguno
no hay faro ni guía que invada su bruma
e inevitable es que entre sus crestas
pronto extravíe su salvoconducto
Relegados a la clandestinidad
los
que han vuelto
lucen en el semblante la llama del desatino
y con premura buscan retornar a su paraje
Dicen que en su vista oscilan las fogatas de San Juan
¿será por la
lisura de su agua?
¿o por la
nostalgia que inflige su abandono?
Yo no lo sé de cierto
pero a veces despierto con esteros de luz en el cuerpo.
*
* *
Padre trajo el
color de los árboles en los ojos
y esa niebla
No supimos cómo decidió
acercarse a su ribera
ni cuándo soltó las amarras
Ahora en lugar de árboles
trae consigo el olor de la marisma
y no intima ya con la lengua de las cosas
sino con el monosílabo del símbolo
A menudo su mirada apresa
un revoloteo de garzas
y otras presiente en el puño
un manojo de guijarros
Padre subyugado por madejas de cuentos
ensaya la dignidad
de quien se confiesa en el entre
Se desprende
pero aún sana y alumbra en el bien/venir
la algarabía pura del despertar
Se aligera del peso de lo falso y lo nimio
y nos muestra en su desacierto
lo que significa morir en la raya
acomodar la figura en el pretil
donde lo de atrás se desvanece
y lo de adelante seduce
con la frente de cara al sol
de pie
y el semblante de un deslumbrado.
“Posdata”, en Simetría del silencio, libro de la
autora. México: Fundación René Avilés Fabila e IPN, 2009
Mariana
Bernárdez
México
Qué buenos poemas! Gracias, Analía!!!
ResponderEliminarGracias a vos por tu lectura, querida Norma.
EliminarCariños, con salud y alegría
Analía
Ciertamente no conocía a esta poeta que me parece muy valiosa.
ResponderEliminarTe agradezco, Analía, que la trajeras a tu revista.
Soy yo quien agradece tu apreciación, Lina.
EliminarCariños
Analía
Poesía luminosa, radiante de espacios con olor a mar; cantares de ojos y brumas y espuma... hermosos los temas y sus metáforas... "trajo el color de los árboles en los ojos" y uno los imagina madera o savia... Hermosísimos y vitales poemas. Gracias enormes Mariana por tus versos y a tí, Anita, por compartirla. Abrazo grande a las dos
ResponderEliminarMuy agradecida por tus conceptos y tu lectura atenta, Ana.
EliminarCariños
Analía