Retales de La Forestal
La tarde ciñe corona de taninos
sobre la frente del monte
devastado.
Un rincón del infierno sobrevive
al duro golpe del hacha.
Obraje atrapado por el simulacro
de la fortuna, oficinistas de
ultramar
encadenados a cuadernos y
balances.
Todo suma a favor del quebracho.
De aquella urdimbre de músculos
quedan nombres grabados en
mármol,
calles esponjadas, casas sin
dueño,
silencio enfundado en nubes de
polvo.
Son viejos soles, viejos
ardores.
Y la alta chimenea que gobierna
el tiempo,
nunca
el olvido, en Villa Ana.
Por ti
Amo lo que fue y no ha sido.
Las palabras y el silencio.
Estar donde habla el agua
y ver más allá de la maleza.
La infancia que perdura
y toca la puerta del milagro.
El pez que huye de la red
y nada contra la fuerza del río.
César Vallejo y su dios,
desamparado y enfermo.
La voz de Caetano, encadenada
al vuelo de una garza mora.
Las bellas criaturas de Chagall
que todavía sostienen el cielo.
Nuestra hija, donante de gracia.
Y un gato, sereno y memorioso.
Y tú,
compañera de la fe,
que crees en la bondad
y rezas callada por nosotros
y pides más vida, menos dolor.
Amo lo que es y sigue siendo.
Poemas del
libro del autor: Andares. Ed. Ananga
Ranga
César Bisso
Nació en Santa Fe. Reside en Buenos Aires, Argentina
Siempre me maravilla leer los poemas de este admirable autor. Saludos y felicitaciones.
ResponderEliminarAgradezco Lina.
EliminarCariños
Analía
¡Estupendos poemas!
ResponderEliminarUn poema que empieza diciendo:
"La tarde ciñe corona de taninos", necesariamente será un magnífico cuadro, como efectivamente es.
¡Ay nuestro quebracho!
Muchas gracias por tu lectura, Fénix.
EliminarCordiales saludos
Analía