Elección de
autoridades del Honorable Consejo Mundial de Escritores
Llegué
a la dirección que me habían dado, donde concurrirían todos los escritores del
mundo a elegir su presidente. Eso intenté, pero no me franquearon la entrada,
una voz que salía de un aparato extraño me pidió mis datos personales y yo
desde el lado de afuera de una puerta blindada de acero los fui dando:
apellido, nombre, dirección, teléfono y otros. La voz, que me dejó en espera un
par de minutos, salió al aire nuevamente, diciéndome simplemente que mi acceso
estaba denegado ya que no cumplía con los requisitos necesarios para ingresar a
la elección de autoridades del Honorable Consejo Mundial de Escritores (HCME).
Al
cruzar la calle me encuentro con mi amigo Pedro, ciego de nacimiento, uno de
los mejores poetas hiperrealistas del mundo, cuya mirada sobre él mismo es tan
particular que nadie que lo lee pensaría que es no vidente. Sagaz como pocos,
también invalidado para entrar, mientras acaricia a mi gatito Sasha, me explica
que para ingresar había que escribir sin incriminar, sin cuestionar y sin
interrogar nada ni a nadie. Esos eran los preceptos básicos que no habíamos
cumplido y que habían determinado nuestro rechazo.
La asamblea
eligió las autoridades del HCME, su presidente es el dueño de una entidad
financiera de carácter mundial, su vice es el CEO de una de las fábricas de
armamento más afamadas en su rubro y así se iba completando el organigrama con
más gente de ese tipo, que ha construido este tipo de sociedades y que ahora
viene por las palabras para convertirlas en mercancía, en objeto de consumo
integrado en la aldea global.
Con
Pedro y otros amigos, fundamos la antítesis del Honorable Consejo Mundial de
Escritores (HCME), no tiene sede, no tiene autoridades ni organigramas, no
tiene objetivos ni metas, no tiene negocios ni fines de ningún tipo, y para
completar el cuadro, por el momento ni siquiera posee un nombre.
Su
único requisito es que al escribir, incrimines, cuestiones e interrogues lo que
quieras y a quien quieras.
Andrés Bohoslavsky
Me anoto!
ResponderEliminarUna propuesta precisa y tentadora! Gracias por tu lectura, Marta.
EliminarMi abrazo y mis mejores deseos
Analía
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOtra muestra de la excelente narrativa de Andrés; aguda y filosa pero no exenta de realidad. Sin dudas, y sin precisar nombres, algo de eso sucede allende y aquende los mares.
ResponderEliminarSendos abrazos, Lina
Por un momento recordé el foro de Davos, un club que decide hacia dónde debe ir el mundo; para acceder a él, tienes que tener al menos cinco mil millones de dólares...
ResponderEliminar¡Claaarooo!, así se entiende todo.
Me ha encantado, muchas gracias por compartirlo.
Apreciados Lina, Max:
ResponderEliminarMuchas gracias por su lectura y sus conceptos.
Mi abrazo y mis mejores deseos
Analía
CON LA BRONCA NO PASA NADA ,CON HACER COSAS Y CONTRARRESTAR LAS TONTERÍAS BASTANTE HABITUALES DE CONSEJOS, ENTIDADES DE POMPOSOS TÍTULOS, SE PUEDE ACERCAR A OTRA REALIDAD MÁS JUSTA. PERO..., TANTAS PIEDRAS HAY EN EL CAMINO,ENTONCES: CORAJE Y ADELANTE.ME GUSTÓ LA PROPUESTA.
ResponderEliminarSiempre tan agradecida por tu lectura y tus conceptos, Haidé. Muchos cariños, un bendecido año
EliminarAnalía