lunes, 9 de diciembre de 2019

Julia Burguener


Ruego y promesa

Jesús:
Agua pura y transparente
de tus cielos y tus ríos,
te suplico: deja en mí.
Lava mi alma.
Cicatriza mis heridas.
Baña el árbol de mis penas.
Haz que brote, florecido.
Ponle frutos bienhechores
y nutrientes de esperanza en su raíz.
En mis brazos doloridos
deja el peso de tu fuente.
Beberé de tu alimento.
Y en el cántaro vacío de mi pecho,
gota a gota,
poco a poco,
nuevamente,
agua pura y transparente
de tus cielos y tus ríos
como pueda,
juntaré.


A los maestros

Maestros:
Guardianes de un tiempo de inocencia 
durante el tímido despliegue de las alas.
No sólo alumbran la mente de los niños
sino que forman para siempre el alma.

Torbellino de un tiempo que requiere
de paciencia, de amor, de tolerancia…
Es el milagro de la acción docente
en la tierra fértil que entibia la esperanza.

Siembran semillas que brotan con el tiempo
y como árboles frondosos se agigantan.
A su sombra va creciendo la experiencia
y florece después en la nostalgia.

Nadie sabe de los desvelos y pesares,
ni de la entrega generosa y diaria.
Dios los bendiga, Maestros! Son ustedes, 
rayos de luz en “las noches de ignorancia”.


Del libro de la autora: Amaneciendo, Poesías
Julia Burguener
Villa Ocampo, Santa Fe, Argentina

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