Sin vuelta atrás
Acabo
de finalizar el informe para la absorción de la empresa y aunque apure todo el
tiempo del que dispongo siempre cumplo el plazo prefijado. Incluso en un caso
como éste, de suma complejidad por la dimensión de ambas empresas, la absorbida
y la absorbente. Me tomo unos segundos de descanso para disfrutar del trabajo
bien hecho. Sé que en unos pocos minutos sonará el teléfono. Será el director y
me pedirá que suba a su despacho con mi informe. Mis compañeros me observarán
pasando entre ellos, con un montón de documentos bajo mi brazo, y se esforzarán
inútilmente en aparentar que no ocurre nada y que el día transcurre como otro
cualquiera. En fin, por desgracia, esto son cosas que pasan. Los números son
los números y no vale darle más vueltas. Uno no se puede dar cabezazos contra
un muro, porque tu cabeza es frágil pero el muro nunca se va a inmutar. Es
contundente, imperturbable, sólido. Además, dicen que
donde una puerta se cierra otra se abre. Me acerco a mis compañeros, lanzo los
cientos de folios de mi informe por el aire, y comienzo a desnudarme mientras
canto “adiós, adiós adiós, adiós a dios, dios dios, dios dios, a a a a adiós,
adiós adiós…”. Sé que en el fondo me lo agradecerán.
José Luis Cubillo
Madrid, España
Probablemente no lo agradecerán, pero igual es un buen comienzo, quizás el mejor.
ResponderEliminarMe encanta la idea de esos folios voladores y un hombre desnudo que canta.
Agradecida por tu lectura, Max.
EliminarMis mejores deseos en tu vida
Analía