La fraternidad de los opuestos
Están allí, entrelazados
como observando la Nada,/ el
Infinito
en un punto del cielo…
o tal vez/ el devenir de los
humanos.
Uno, con la voz roja de pasión
desmesurada
otro, con la blancura aromada
entre los verdes
que apenas se insinúa con
recato.
Porque aún queda suspendida
la sorpresa eléctrica del vuelo
que les brinda/ a la mañana/
ese colibrí que no descansa:
un aleteo ágil ensancha su plumaje
un derrame de colores
saturando el patio en un
instante
Y no descansa…
Se agita/ va y viene/ toca breve
el blanco del jazmín/ saluda al
rojo
-pura pasión descontrolada, ese
geranio-
¡Tan diferentes pero tan juntos!
Hermanados
El geranio y el jazmín en el
muro de mi patio.
Una tanka
Forma de poesía
japonesa de más de 1400 años
Dos sentimientos
de humanos, florecidos:
la pasión, la templanza
los dos, tan diferentes
no obstante, tan unidos.
Ruego
La tierra despierta su voracidad
de ocaso
se nutre del sol desprevenido
que cae en la negrura de su vientre.
Oh, sol atormentado!
Sé que estás allí
-no me humilles en mi fragilidad de sombra-
le pediré que en su rutina
ilumine la desventura de los hombres.
se nutre del sol desprevenido
que cae en la negrura de su vientre.
Oh, sol atormentado!
Sé que estás allí
-no me humilles en mi fragilidad de sombra-
le pediré que en su rutina
ilumine la desventura de los hombres.
Bertha Carou
Lincoln, Buenos Aires, Argentina
Muy interesante su poesía
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Marta.
EliminarCariños, mis mejores deseos
Analía
Gracias, Raquel por tu lectura
ResponderEliminarEncantada de conocerte. Un abrazo
Bertha
¡Enhorabuena Bertha son preciosas!
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Max.
EliminarCordiales saludos
Analía