El sol
penetra por las delgadas oberturas de la persiana.
Con sus
aladas cuchillas permite un aroma a caracolas,
medusas,
arena húmeda, madréporas, salinas del arrecife.
La luz
adquiere un tono rojizo como naranja púrpura
esparciendo
sus arrebolados, agonizantes gajos.
Y con
el resplandor el mar inunda el espacio donde floto
y
refloto. Nado acompañado de libros y tecnologías
para
diagramar imágenes, esparcir y escuchar melodías.
* * *
Por
ello mirar hacia dentro es igual que asomarse
a
ventanas abiertas en Amherst. Baltimore. La Habana.
Ventanas
secretas del tiempo interno clausuradas ahora
en difíciles,
agitados tiempos.
Es
invierno, al final, siempre.
En
principio carecemos de misterio, de nosotros mismos, del Verbo.
Pero
hay que decir. Imaginar. Escribir. Te espero. Te amo.
O
desnudarnos. Acariciarnos. Sentirnos de algún modo.
Son
difíciles estos tiempos sin la verdadera voz del Templo.
* * *
Un
perro negro se sacude por dentro.
Despierta.
Cancerbero
furioso desencadenándose.
Can que
ladra día y noche.
Aúlla.
Nos
ensordece y adormece.
Nos
despierta con sus garras
sobre puertas
y paredes.
Con sus
estupendas fauces.
Amado y
salvaje canino,
compañero
fiel,
crítico
implacable.
Animal
que siempre
nos
sorprende,
salta,
desgarra, ampara
y nos
contiene.
* * *
Por eso
adentro. Hacia dentro. Avanzamos.
Hacia
donde galopan los caballos de la tormenta íntima.
La
memoria dispersándose por milenios de milenios.
Los
cuatro jinetes cósmicos con sus batallones suicidas.
Porque
acá se ausentan nuestros hijos. Los descendientes
no
fueron sino imágenes en el plexo del deseo.
Hijos/raíz
de las plantas de luz con el otro rostro.
Los
amaba porque pudiesen volar tierra adentro.
Mas
confío en mis ancestros. Los guías espirituales.
Por
este alambicado túnel la luz acarrea su misterio.
Del libro del
autor: Bosque adentro
Adriano de San Martín
San Carlos, Costa Rica
Gracias un tanto de poesía para compartir
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Juan.
EliminarCordiales saludos
Analía