La silla del
bardo
Había una silla
vacía
en el museo de
Luton.
Está aún allí.
Parece más grande
de lo normal,
más sólida,
hecha de roble.
Una ficha dice:
“La silla del
bardo”.
Esa silla vuelve a
menudo
a mi mente
cuando pienso en
el pasado.
¿De quién era?
¿Cómo sucedió
que esté aquí
y no en Gales?
De niño
tenía un deseo
ardiente
de subirme a ella.
La juguetería
Tenía un amigo del
colegio
en Luton
que se quejaba de
sentirse
como si estuviera
viviendo
en una pecera.
Le daba la razón
y le dije que lo
entendía,
pero no era
exactamente
la verdad.
Hay una foto mía
de niño
sacada por mi
padre,
mirando por un
escaparate
en la calle
Wellington.
La vitrina estaba
repleta de juguetes
que no podía
permitirme
comprar.
Tenía la impresión
de que era yo
quien miraba
adentro de una
pecera.
No podía
comprender
a mi amigo
quien sentía estar
dentro.
De todas formas
no era tan malo
ser uno más del
montón de chicos
de la calle.
Sentí que
pertenecía
a ese lugar.
El Sr. Jones
En esos días
después de la
guerra
muchos de los
profesores
tenían jardines
secretos
a los que no nos
permitían entrar.
Pero uno de ellos,
que era de Gaiman, Argentina
tenía un lugar
donde nos dejaba pasar.
Nos llevaba a dar
una vuelta,
distraídamente,
enseñándonos la Pampa
y flores cuyos
nombres
eran diferentes de
los de España.
Tal vez los otros
jardines no existían,
pero este sí.
Del libro del
autor: La casa de empeño y otros poemas
/ The Pawn Shop and Other Poems, Lord Byron Ediciones, Madrid 2104.
Robert Gurney
St. Albans, Inglaterra
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