Ciudades
Rostros
Cruzan estas avenidas
Secuestran ilusiones
El espejo refleja mi oscuridad
Toco mi cuerpo
Lo desgarro
Me encuentro desnudo
Con las venas abiertas
Veo mi cuerpo sobre el asfalto
Fantasma envenenado de poesía
Fantasma atravesado de soledad
Es interminable la ciudad
El sueño escapó hace tiempo de
mis ojos
Quedan las harapientas
sensaciones
Las ciudades agonizantes
Mi cuerpo sobre el asfalto
Envenenado de poesía
Atravesado de soledad.
Escena II
(La soledad)
La realidad me escupe hacia el
día, vuelve su luz hipócrita, las almas se encarcelan y soy dueño de este
infierno, busco el placer de la noche, cuerpos gastados de vicio, hambre, ecos
y voces que desesperan al mal, cuchillos afilados, esquinas grises, espejos de
la muerte; vivo la noche y su soledad, jugador, titiritero de almas oscuras, de
palabras, de rostros sin esperanza; miro mis demonios, acaricio sus almas,
camino en silencio, la noche me espera, no es impaciente, a veces me detengo
espero sin conciencia que llegues muerte sincera me devores y no dejes nada.
Eddie Góngora. Quito, Ecuador
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La buena salud viene de la cabeza.
Séneca
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