jueves, 29 de julio de 2010

Marcelo Valenti

-Rosario, Santa Fe, Argentina-


Tiene
la ambigüedad
de una mal disimulada preñez.
Equívoco,
el perfil abullonado
es tenue como el espejismo de una tinaja.
y
siembra
la incertidumbre
de los que no saben
si deben rendir pleitesía
con gesto reverente
o,
acaso,
callar y desviar la mirada
para evitar una impertinente
intervención.


…… * * *

Sí, salí
con un gemido
del sueño de la cobra negra
que
se deslizaba por la casa.
El follaje se había deslucido por el miedo.
Más allá del cerco,
la floresta y la amenaza.


…… * * *

Anoto en un libro de tapas
oscuras
los terrores:
árboles ponzoñosos,
hastíos,
la conspiración del canto de los grillos,
los rostros funestos
en la corteza de los robles.
No sé como
definir
a las arañas.
Protegen, pero me vigilan
como insaciables voyeurs.


…… * * *

Como las flores exóticas
que medran en el pantano,
tenemos
una rápida y fácil
tendencia
hacia la
dejadez.
Nos hundimos
con gozosa resignación
en las arenas movedizas
que dictan
nuestra
asfixia.


…… * * *

Me cercioro
de
que la fiesta florida
bajo
la recova, continúe.
De otras
ya vividas,
guardo las mandíbulas apretadas
por el odio.
Todo ese daño
aún
transcurre
entre paredes de pétalos y
lluvia de luz.


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Quien observa termina por ver.
Glenn Murcutt


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