jueves, 11 de febrero de 2010

José Manuel Sanrodri

-Elche, Alicante, España-

No pienso abrir los ojos

No sé que hora puede ser, pero los lloriqueos de mi mujer junto al borde de la cama no dejaban duda de que era temprano; pero precisamente hoy, que me sentía cansado no tenía pensado abrir los ojos. Si decido abrir uno de mis párpados empezará a contarme uno de sus absurdos problemas existenciales que siempre suele tener y que siente la necesidad de contarme y para ello, se le ocurre una manera teatral de hacérmelo saber. Así que, seguiré con los ojos cerrados hasta que deje de escucharla.
Creo que ya no se la escucha, pero… ¿Por qué tengo cerca del borde de mi cama a la chica que reparte panfletos de publicidad?, ¿qué hace ella aquí? ¿Se habrá inventado alguna de sus absurdas historias?, con lo imaginativa que es, me parece que es de las pocas personas a las que conozco que siempre le sucede alguna cosa. Es posible que haya creído que porque hace unos días la abracé, ya que ella no sabía si la despedirían del trabajo o no, al verla tan desamparada, preocupada y sollozando entonces, quise buscar en su mirada el consuelo, la esperanza del amigo que con unos gestos le sugiere que todo irá bien. Cuando la rodeé con mis brazos no pensé en esa mujer divorciada, ni en esa trabajadora nata que había conseguido el respeto de todo el barrio como repartidora de propaganda ya que era más conocida que el mismísimo cartero, pero no abriré los ojos y fingiré que sigo dormido.
Estoy escuchando al tío Manolo… ¿qué hace éste aquí?, ¿acaso es tan grave el problema que mi mujer los ha reunido a todos en mi habitación y esperan impacientes a que despierte para contármelo? Pues no voy abrir los ojos.
¡Uy!, ahora siento que todos me levantan la cama. Si se piensan que así abriré los ojos, no lo a voy hacer, pues estoy demasiado cansado para hacerlo. Incomprensiblemente siento que mi habitación es más grande de lo que suelo acostumbrar a recorrer y presiento que hay mucha gente a mi alrededor. No sé si abrir los ojos para enterarme de lo que sucede. Aunque existen muchas maneras de despertar a alguien que en este caso como yo, finge tener un sueño pesado y el transportar una cama de un lado a otro no es la mejor solución.
Ya han depositado la cama en el suelo pero a mi parecer de una forma un tanto brusca. Otra vez escucho llorar, pero ahora se han puesto de acuerdo para llevar el ritmo pausado de los lagrimales que suenan como un coro desgarrador. Sin embargo, no pienso abrir los ojos, al menos hoy no voy a hacerlo.
Me he quedado dormido y todavía sigue siendo de noche. No me importa porque no pienso abrir los ojos, tal vez, los abra mañana cuando esté menos cansado.



Tomado del sitio web del autor: http://poetadelx.wordpress.com/page/2/

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Nunca falta alguien que sobra.
Miguelito, personaje creado por Quino

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