domingo, 5 de julio de 2009

José Víctor Martínez Gil

-México-

Mujer caminaba con serenidad por la avenida


La mujer caminaba con serenidad por la avenida y observaba las marquesinas, las ventanas, los edificios, el cielo. Caminaba desprendida de cualquier preocupación. De pronto se detuvo porque desde algún lugar le llegó una canción que no escuchaba desde que tenía cuatro años. Sobre todo la melodía le trajo aromas, sabores, texturas, distintas sensaciones: tristeza, melancolía y también una alegría vinculada a la presencia de esa canción cuando iba a bailarla en una fiesta del colegio. Se quedó paralizada y se dio cuenta de que la música provenía de una tienda. La canción terminó, pero la mujer la seguía escuchando por dentro. Adquirió conciencia de que deseaba tener el disco de esa canción. Fue, entró, se acercó a un encargado y le dijo que quería comprar la canción que acababan de poner. Y le precisó el título. El encargado le respondió que ellos no habían puesto esa pieza ni tenían ese disco. La mujer salió frustrada, no por no haber conseguido la canción, sino por advertir que en realidad ella no iba caminando con serenidad por la avenida.


Apuesta

Lanzaron los dados para ver quién amaba más. Quedaron flotando para siempre.


Nuevo agujero de ozono

Como era un romántico, estiró el brazo para bajarle una estrella, pero no calculó bien la altura.


Percusiones

Ella le dijo que amaba la música de tambores, y desde entonces el corazón de él redobla.


La carta robada

A sabiendas de que no era para él, abrió la enésima carta, con el único objetivo de evitar suicidarse.


Posdata

El sobre estaba vacío.



Escapismo

El cascarón estaba vacío.


Mujer sentada a la mesa

La mujer, de unos sesenta años, rostro sin arrugas y ojos aceitunados se hallaba sentada a la mesa limpiando de piedras, los frijoles. Depositaba los frijoles en un recipiente de barro para lavarlos, y acumulaba las pequeñas piedras al centro de la mesa. La mujer estaba enferma y pensó, preocupada, que dentro de unos días la operarían. Lo que más le inquietaba era el sufrimiento de los suyos. De repente se puso a contemplar el recipiente con los frijoles y el montículo de piedras. Se dio cuenta de que los frijoles valían más que las piedras, pero que duraban menos. La mujer cedió a un impulso, dejó caer los frijoles del recipiente sobre la mesa, y echó las piedras. Lavó y lavó con minuciosidad las piedras y las vacío en una olla con agua. Para que nunca pasara hambre, ésta será la sopa que dejará a su familia.


Imprevisión

Frotó la lámpara una, dos, tres, cuatro, cinco, seis… Ninguno de los dos sabía cuántas veces había que frotar para que el genio pudiera entrar de nuevo en la lámpara.


Punto y coma

Los acentos, las comillas, los paréntesis, todos los signos, acudieron a la boda del año.


Amenaza

Las escuadras le dijeron a la regla: tomaremos medidas.


Cosquillas

El lápiz, que afiló mal su punta, inició el trazo.


Enemistad

Las tijeras decidieron cortar.


………….Textos del libro La línea entre el agua y el aire, Colección Los Libros de las Gaviotas, otra dimensión de la Colección Gaviotas de Azogue. Número 2 / Cuentos hiperbreves / Madrid / México D. F. / 2008

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Es difícil decir quién hace el mayor daño: los enemigos con sus peores intenciones o los amigos con las mejores.
Edward George Bulwer-Lytton


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4 comentarios:

  1. José Victor, me encantaron estos textos breves e hiperbreves. Felicitaciones.

    Lily Chavez
    Córdoba

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  2. Muy buenos textos José Victor
    Con cariño
    Tanya

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  3. Felicitaciones, Víctor, por tus cuentos. Bellísimos, de alta calidad artística y humana.

    Saludos desde Chihuahua,

    Liliana.

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  4. Queridas Liliana, Tania y Liliana (de Chihuahua):
    Agradezco su paso con elogiosas palabras hacia los textos de José Víctor. Para mí es un placer incluirlo en la revista literaria con voz propia.
    Un saludo cordial
    Analía

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