La montaña del alma
Gao Xingjian
(China, 1940)
“No conviene sondear las almas, no conviene buscar las causas y los efectos, no conviene buscar el sentido, todo no es más que caos. El hombre no grita más que cuando no comprende, el que ha gritado no ha comprendido nada. El hombre es un ser difícil que crea sus propios tormentos... en los problemas en las preocupaciones el hombre está solo. Una vez que estás metido en ellos, debes salir por ti mismo, no existe ningún salvador que se ocupe de estas fruslerías...¿Cómo encontrar por último un lenguaje puro y cristalino, musical, inmarcesible, más elevado que la melodía, más allá de los límites establecidos? ...Un lenguaje que pudiera expresar enteramente los sufrimientos de la vida y el temor a la muerte, las penas y las alegrías, la soledad y el consuelo, la perplejidad y la espera, la vacilación y la determinación, la debilidad y el valor, los celos y el remordimiento, la calma, la impaciencia y la confianza en uno mismo, la generosidad y el tormento, la bondad y el odio, la piedad y el desánimo, la indiferencia y la paz, la villanía y la maldad, la nobleza y la crueldad, la ferocidad y la bondad...la aflicción y la vergüenza , la duda y el asombro y la lasitud y la decrepitud y el intento perpetuo de comprender y no menos perpetuo de no comprender y la impotencia de no lograrlo...Aparentar que se comprende, pero de hecho no comprender nada. Todo está en calma alrededor, una calma paradisíaca. Sólo cae la nieve. En realidad no comprendo nada, pura y simplemente nada. Así es”.
Fragmento extraído de la Novela La Montaña del Alma.
Gao Xingjian. Novelista, poeta y dramaturgo. Exiliado en Francia. Premio Nobel de Literatura en el año 2000 y nombrado Caballero de la Orden de la Legión de Honor por el presidente de Francia.
Texto enviado por Ana María Manceda, San Martín de Los Andes, Neuquén
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Hemos de tratar de ser felices, aunque sólo sea por poner el ejemplo.
Jacques Prévert
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domingo, 6 de mayo de 2007
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ME DETENGO EN ESTO, NO ES MONTAÑA DEL ALMA, ES ABRIR NUESTROS OJOS.
ResponderEliminarQuiero hacer versos
que lleven la fuerza de los volcanes,
que lleguen a los corazones,
que los corazones se hagan lavas del volcán
y que rieguen los valles de la humanidad
para que crezcan capullos eternos
de hermandad.
montañas del alma dejen vislumbrar la sangre que grita :! TODOS SOMOS HERMANOS!
ResponderEliminarPara sentir que nuestra sangre nos hermana
es necesario
hundir nuestros pies descalzos en el barro, cuarteados de frío.
Dormir aunque sea una noche de invierno
bajo el techo de chapa helado
o en una vivienda de barro y paja,
o bajo un puente o acurrucado en la vereda,
clamar dignidad y que te la nieguen,
sentir que retumba cerca tuyo
el ruido de la guerra,
ir a la escuela sin un trozo de pan en tu estómago.
Sentir hambre, frío, indiferencia.
Sentir que nuestra sangre nos hermana
Sentir que la sangre nos une.
Sentir que todos sientan los sentimientos
de estos versos.
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