Norberto
Desde Corrientes a Malvinas pensé
van a cambiar las armas
el lubricante
el uniforme
algo debe cambiar como la actitud
los decibeles o la temperatura.
Un oficial me estaqueó
sólo porque preguntaba
preguntaba todo en aquel paisaje blanco.
Quizá al oficial le molestaba
su propia ignorancia y no se puede
estaquear la ignorancia
no se puede
transferir el miedo
no se puede
estaquear la cobardía
no se puede
vacilar frente el inglés
no se puede
no se puede cuñataí
estaquear la sombra que murió conmigo.
Oficial
Nunca tuve dudas
no las tiene un soldado y
aquel soldadito correntino
preguntando todo
me enfrentaba a lo absurdo
y a mis propios temores.
No se pelea con filosofía
un borceguí vale más que mil palabras
y los suyos venían detrás de mí
como una curiosidad
que se adelantó a mis reflejos
cuando aparecieron los gurkas.
Entonces vacilé
alcanzando sólo a ver
que él disparaba a mi atacante.
Me alegro de no haber dudado nunca
el cepo enseña disciplina.
Roberto
Norberto
preguntaba todo y por las noches
cantaba aquel chamamé que dice:
si la Argentina entra en guerra
Corrientes la va a ayudar.
Su tumba está muy cerca
quizá sin saber a quién resguarda
sin saber que ya no tiene frío
y son de él las canciones que lo velan
sin saber que ahora podré decirle
que tenía razón
que hay que conocer el país
sus cuatro climas y a quienes nos gobiernan
que no vale la pena tanta pena
por los sueños de los insomnes
que no pude atacar ni defenderme
por el aceite congelado en mi fusil.
Luis
Norberto nos ayudó a todos
inclusive a aquel soberbio oficial
que lo había estaqueado.
Era límpido el paisaje
y alegres los pájaros extraños
que él nos enseñó a mirar.
Está en la tumba vecina
y no puedo
preguntarle el nombre de los árboles
no puedo
recordando nuestra ríspida disputa.
Tal vez cuando el mundo se revuelva
harto de injusticia
cuando vuelva la paz
cuando todos podamos
regaremos juntos la tierra que nos cubre.
Estos poemas pertenecen al libro Antología de Puerto Argentino, editado en Buenos Aires por los Ex Combatientes de Malvinas, ediciones del Gajo, diciembre 2005
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Inconcientemente todos preferimos ser martillo a ser yunque en el mundo, pero quien aspira a ser un hombre pleno, rehuye lo uno y lo otro: ni ser aplastado ni aplastar a nadie, o sea, cada cual debe ser el yunque y el martillo de sí mismo.
Luis Franco
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miércoles, 11 de abril de 2007
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