viernes, 9 de enero de 2009

Maximiliano Sacristán

-Luján, provincia de Buenos Aires, Argentina-

Exoticidades III


Aquel jardinero sabía cultivar los decires más sublimes. Luego de luchar durante meses con una página, y cuando las palabras terminaban al fin por aceptarse a sí mismas y con las demás, él alimentaba a sus cerdos con aquellos versos; más tarde el abono hacía el resto. Así, cuando sus huéspedes se enteraban de su profesión y le pedían que les mostrara en qué estaba trabajando, el poeta los llevaba hasta su jardín en donde, con un amplio ademán, les enseñaba sus plantitas.


Exoticidades II

El emperador, preocupado por sus enemigos políticos, ordenó que cada familia durmiera junto con un escriba del gobierno, quien se dedicaría a transcribir las palabras que cualquiera de ellos dijera en sueños. Así, el soberano creía estar preparado para abortar a tiempo cualquier atisbo de conspiración.

Pero esta nueva situación, tan incómoda por cierto, de tener que conciliar el sueño con un extraño a los pies de la cama, hizo de aquellos pobladores unos prolíficos insomnes. Al no tener nada que hacer durante las horas de desvelo, los súbditos terminarían trabando amistad con sus controladores, en charlas que se extenderían hasta el amanecer. Dicen que de alguna de estas conversaciones, simplificadas por la sinceridad del mutuo cansancio, surgiría el plan que terminaría con las locuras de aquel gobernante.


Exoticidades I

I
El primer calígrafo del reino pensó reunir su biografía en un solo ideograma que también representara su propio nombre. En aquello empeñó los últimos años de su vida, construyendo el símbolo —tortuoso, múltiple y total— que fuera el mapa de su existencia abarcada de un vistazo. La muerte lo sorprendió, pincel en mano, frente a su obra mayor. Pero sobre este último suceso nada pudo decir.

II
El último calígrafo del reino abandonó su pincel para siempre el día en que paseando por la playa encontró su propio nombre impreso en la arena por las huellas de las gaviotas.

III
El nuevo calígrafo del reino será aquel que consiga estampar su propio nombre en el agua usando el índice derecho del emperador.

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Nadie está exento de decir tonterías. Lo malo es decirlas con énfasis.
Michel de Montaigne

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2 comentarios:

  1. Gracias Analía por antologarme en tu revista. Tu selección personal de mis textos me ayuda a entender mejor lo que he publicado.

    Maximiliano

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  2. Soy yo quien te agradece por prestarme tu voz para compartir con los lectores, Maximiliano.
    Vos sabés que es personal la selección, no?
    Un abrazo
    Analía

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Analía Pascaner