lunes, 22 de abril de 2024

Andrea Fregoli


Cometí un pecado. 
Bueno, lo admito, cometí muchos 
y ahora se abren 
paso a empujones para
situarse frente a mí 
y escupirme. 
Pecados estúpidos, inútiles, innecesarios. 
A veces creo que sólo mi 
inmolación 
podría apaciguarlos, a veces no. 
Quiero dormir 
pero insisten y 
entonces 
aprieto en mi puño heladas cenizas. 
Que estas palabras labren el perdón. 


     *    *    * 

Dejo 
mis tibios besos oscuros 
en el curso de agua 
que lento y transparente
se los lleva 
como si fueran perversos irupés 
enmascarados de belleza 
e inocencia, flores dispuestas 
a estallar y disentir. 
Los pájaros miran 
y callan. 
Me hundo en el bosque. 


     *    *    * 

Aunque tengo miedo, 
me aplico a las cerraduras 
en un ámbito 
escasamente iluminado 
y en las sombras a mi espalda 
se embosca el fantasma, 
ese 
fantasma que es mi deseo, 
nunca desplegado en plenitud. 
Y me estremece 
con su garra helada, 
las uñas hundidas en el cuenco 
de mi descontento. 


     *    *    * 

Todavía no cayeron todos los que vinieron 
a darme el pésame tentados de risa. 
Soy paciente.


     *    *    * 

Echan raíces en el estómago 
los azules árboles del odio que te tengo. 
Azules 
como helados amuletos 
de aguamarina y diamante, 
que de mi camino te espantan 
(¿En un juego teatral?). 
Yo por un camino, vos por otro 
distinto, tal vez paralelo. 
Sumiéndonos 
en un feliz desencuentro. 


     *    *    * 

Fue al cruzar el boulevard 
que me sobresaltó la sombra 
cual ave rapaz 
lista para el arrebato. 
Pero, era otra cosa, 
con posibilidades 
de ser menos o más peligrosa, 
¿neutralizada por lo cotidiano? 


Andrea Fregoli 
Rosario, Santa Fe, Argentina

1 comentario:

  1. Anfrea Fregoli, me han gustado tus poemas.
    Felicitaciones!
    Cariños.
    Beatriz Caserta

    ResponderEliminar

Muchas gracias por pasar por aquí.
Deseo hayas disfrutado de los textos y autores que he seleccionado para esta revista literaria digital.
Recibe mis cordiales saludos y mis mejores deseos.
Analía Pascaner