El camino a la poesía
De estas piedras que ves
está hecho el camino a la
poesía.
Con las grises, contundentes y
filosas,
podrás preñar metafóricamente la
tierra.
Con las negras escribirás acerca
de tus deudos.
Las marrones absorberán el
llanto de la letra
sin que logres entender por qué
habías llorado.
Las brillantes de mica sólo
enrojecerán tus manos.
Con las blancas, muy pequeñas,
es que irás poniéndole el acento
a tus palabras.
La
terrible inocencia
No soy William Blake
pero sé que este hueco es La Puerta.
Aquí comienzan los sueños
y concluyen tus miedos.
No es una puerta inmaterial
abierta al vacío,
es el vacío en sí mismo
abierto a lo imposible.
Sobre la gramilla pasta un gamo.
Sobre el gamo: la noche y otra
puerta.
Tucumán,
15/1/1998
Breve relación entre ella y la laguna
Porque soy inocente y la
recuerdo
permanezco en este cuarto de
hospital
donde ha muerto mi única
enemiga.
El barrendero, que no sabe de mi
angustia,
me pide una historia acerca de
la laguna.
“Usted que la conoce”
dice, mientras sin ánimo arrimo
una silla.
La laguna, amigo,
cuando era niño reflejaba el cielo al
amanecer,
entraba a mi cabaña en la piel de una
anguila
y silbaba terca entre las hendijas de la
puerta.
Ella siempre viajaba al mediodía
y al anochecer aún estaba
yéndose,
quizá por eso volvía a partir
cada vez que le suplicaba que se
quedase conmigo.
Ella, la mujer que odio
tristemente
perdió los contornos de la
realidad
amontonando mis promesas.
“Usted que la conoce”
insiste el barrendero pensando
en la laguna,
y yo, antes de continuar, lloro
a mi enemiga.
Rogelio Ramos Signes
Tucumán, Argentina
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