Tengo la palabra
Cada hombre es su Palabra
Julián Zini
Nació conmigo y
con ella camino todavía. Llegó en nana de madre y abuelas
amorosas, cuyas palabras canto o escucho ahora.
Fue cuento o
historia en labios de mis padres.
Después ronda y
canción con amigos del barrio o de la escuela. Aquí ya fue motivo de estudio y de lectura.
Empecé a amarla cada día más, a buscarla, analizarla, interpretarla.
La perseguí por
anaqueles y estantes de bibliotecas familiares o públicas. Me abrazaba a
ella, la hacía mía en teatros, lecturas, recitados. Fui tomando confianza y
empecé a usarla para decir lo que pensaba o sentía, para escribir a familiares
y amigos, para inventar, soñar, jugar…
Ya no podríamos
separarnos y ahora que la sentía tan amiga no quería ser egoísta y deseaba
compartirla para que muchos la disfrutaran como yo.
Por ella decidí mi
carrera que desempeñé durante largos años tratando de inspirar el amor que por ella sentía a
muchos niños, jóvenes y adultos.
La sigo
compartiendo ahora con más gente, porque al volcarla en libros, uno nunca sabe
adónde irá a parar y lo que podrá producir en otros.
Por ella me entero
de tantas cosas!!! Sufro o disfruto, gozo o padezco.
Me sirvió y me
sirve para ser amiga de tanta gente que también la tiene como instrumento de
trabajo o la ama como yo.
Sigue conmigo
siempre y seguramente me acompañará en la última oración que me despida de este
mundo.
Por ella soy lo
que soy: un ser humano, mujer, maestra, escritora, trabajadora de la cultura.
Soy lo que soy
porque tengo la Palabra
y es bien cierto lo que dijo algún poeta: aunque nada tuviera, tengo la Palabra. No hay nada peor para
un hombre que quedarse sin voz y esta voz debe estar al servicio de quienes no la
tienen. Sin embargo no despreciemos el valor del silencio que evita hacernos
esclavos de lo que decimos y como dice Lima Quintana: muchas veces el mejor
poema fue engendrado en el mejor silencio.
Cuando la Palabra es de Dios siempre
significa algo más que lo que dice: “En el principio fue el Verbo”. El Verbo
para explicar el principio, el misterio, la eternidad hecha carne.
Inédito
Dora Giannoni
Buenos Aires, Argentina
Qué buena manera de usar la palabra, felicitaciones. Va un abrazo
ResponderEliminarBetty
Agradezco tu lectura, querida Betty.
EliminarCariños
Analía
Es cierto, la palabra es lo que nos convoca.Abrazos,Rosa Lía
ResponderEliminarGracias por tu lectura, Rosa Lía
EliminarCariños
Analía