Manuel Peyrou
-Buenos Aires, Argentina, 1902-1974-
La confesión
En la primavera de 1232, cerca de Aviñón, el caballero Gontran D'Orville mató por la espalda al odiado conde Geoffroy, señor del lugar. Inmediatamente confesó que había vengado una ofensa, pues su mujer lo engañaba con el Conde.
Lo sentenciaron a morir decapitado, y diez minutos antes de la ejecución le permitieron recibir a su mujer, en la celda.
-¿Por qué mentiste? -preguntó Giselle D'Orville-. ¿Por qué me llenas de vergüenza?
-Porque soy débil -repuso-. De este modo simplemente me cortarán la cabeza. Si hubiera confesado que lo maté porque era un tirano, primero me torturarían.
……………………………………………………………………Gentileza de Susana Máspoli
Ana Broglio
-Buenos Aires, Argentina-
Tal vez
Crecimos juntos. Ella me pegaba con los juguetes porque era mayor.
Había nacido en el año 1907 y yo, en 1911.
Después de la primaria desaparecieron los tranvías pero su casa y la mía seguían siendo vecinas.
Quitaron el empedrado para asfaltar la calle -el progreso, decían- y ella y yo, siempre llevándonos mal. Era casi odio -afirmaban también-.
Cuando me jubilé de la Municipalidad ella ya se había jubilado de la Sedería y hubo un tiempo en que me retiró el saludo. Unas ramas de mi olivo invadían su parcela.
Ahora que seguimos cerco de por medio, tal vez me anime a declararle mi amor y tal vez, ella me acepte.
………………………………………………………Tomado de la revista digital Inventiva Social
Orlando Van Bredam
-Nacido en Entre Ríos, reside en El Colorado, provincia de Formosa, Argentina-
Viejo oficio
Todas las noches, la joven prostituta muerta sale de su tumba y se ofrece en una esquina cercana al cementerio. Regresa cuando escucha el primer gallo. Algunas veces, satisfecha por lo obtenido; otras, decepcionada. Es tan duro ganarse la eternidad.
…………………………………Tomado de http://gacetaliterariavirtual.blogspot.com
Liliana Varela
-Buenos Aires, Argentina-
Oír la voz
Cómo confesar la verdad. La agonía le atenazaba el pecho al pensar en que ya no era la misma del día anterior. Hoy, una mujer se reflejaba en su espejo: y se odiaba por ello.
Las olas lamían los restos de semen de sus piernas con desesperación mientras ella creía escuchar la voz de su madre llamándola a su lado.
No sintió el frío del líquido que la envolvía al internarse en la búsqueda materna; así como tampoco sintió los gritos roncos de su padre ahogados en el llanto de la culpa y el alcohol.
……………………………Tomado de http://mispoetascontemporaneos.blogspot.com
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No podrá haber olvido para tanta miseria, ni habrá mala memoria para tanto dolor.
Fermín Fierro
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martes, 2 de diciembre de 2008
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Querida Analia: te dejo un cuento muy cortito de mi libro "Destino de Gorriòn"
ResponderEliminarBesossssssssssssssssssssssss
¡SOCORRO!
_Ya està todo preparado para festejar los quince años de Marisa, la ropa, la recepciòn, solo necesito que me des una mano, todo debe brillar.
Ya casi terminamos, pero ¿Que te pasa?,por favor reacciona......¡Vicente, Marisa, ayudenme!._Pero mujer, todo lo haces sin parar y asì nadie aguanta_ Vicente alzò a la enferma y corriò hacia el auto.
Una hora mas tarde, desesperados, aun se encontrban en una antesala del lugar esperando el diagnostico.
Un señor de mirada circuspecta saliò del interior de la sala contigua y se dirigiò a ellos, fue lacònico, _Amigos, lamento informarles que la aspiradora està quemada_
Lydia Raquel Pistagnesi
Muy buena narración y mejor final. Gracias Lydia. He tardado 11 años para decirte que me gustó mucho. Dale.
EliminarAprecio tu lectura, Dionel.
EliminarCordiales saludos y mis mejores deseos
Analía
Gracias por compartir tu cuento, querida Lydia, buen giro final.
ResponderEliminarUn cariño
Analía
Que cuento hermoso, tan corto y con un final inesperado.
ResponderEliminarAnalia, gracias por elegir tan buen material y tan buenos escritores
Josê Manuel (Misiones)
Agradezco tu lectura y tus palabras alentadoras, José Manuel.
EliminarCordiales saludos
Analía
Genial Orlando. La simplicidad de la complejidad de la desesperación. Alegría. Dionel
ResponderEliminarGracias por tu lectura y tus conceptos, Dionel.
EliminarCordiales saludos
Analía