Luego el vacío devorándonos,
…………………………………………………indulgente y compasivo,
queriendo llegar al ocaso,
pero una campana repica con saña inusitada
señalando nuestra piel marchita
antes de morir
cuando ya no hay caso.
No quiero cerrar los ojos
sin haber pasado alguna vez
por el paraíso,
sin haber compartido el fruto prohibido,
aunque sea una vana ilusión
para hacernos pecar,
pero, lento el andar,
tembloroso,
recuerdo mis promesas
y enmudezco
y digo adiós.
.........* * *
Sin tus señales vitales
de por medio
se ahoga mi alma
no logran retener mis ganas
ni tu estilo táctil,
ni tu lenguaje voraz,
mi piel oscurece a tu recuerdo
resbalando, cayendo de la tarde
reclamando tus misterios nocturnos.
.........* * *
Escondo angustia entre los dedos
para que me claree el día
y los pájaros puedan volar,
tampoco pierdan su camino las mariposas
detrás de cada flor,
no vaya a convertirse todo
en un letargo permanente
y el futuro quede sin presagios
dejándonos a pie.
Los sonidos de vida
giran y giran imprecisos,
perdida la brújula,
las aves emiten leves mensajes de:
“sálvese quien pueda”.
Dinko Pavlov Miranda - Desde Magallanes, al sur de Chile
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El tiempo es el mejor autor: siempre encuentra un final perfecto.
Charles Chaplin
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miércoles, 10 de septiembre de 2008
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Dinko: Poesía comprometida con el interior. Me encantó.
ResponderEliminarVíctor H. Tissera
Gracias Víctor, también me encanta la sencillez y profundidad de los poemas de Dinko.
ResponderEliminarUn abrazo
Analía