viernes, 4 de abril de 2014

Editorial

                revista literaria 

con voz propia nº 58 – abril 2014


         publicación creada en noviembre de 2006
           distribución y publicación gratuitas



No podía yo menos que sentir con una plena compasión y un gran pesar, todo el dolor que veía a mi alrededor, y no sólo de los hombres sino el de la creación entera. Jamás he intentado apartarme de esta comunidad del sufrimiento. Me parecía totalmente natural que hubiéramos de asumir entre todos la parte que nos toca de la carga de dolor que pesa sobre el mundo.
Albert Schweitzer
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El camino

De ahora en adelante, esperanza.
Me falta el aliento,
de ahora en adelante, esperanza.
Si no hay camino
lo construyo mientras lo hago.
De ahora en adelante, historia.
Historia no como pasado,
sino como todo lo que es.
Del futuro, de sus peligros
en mi vida presente,
hasta lo desconocido que viene
y la oscuridad que viene.
Oscuridad
es sólo ausencia de luz.
De ahora en adelante, esperanza.
El camino no existe.
Por esto lo construyo mientras lo hago.
He aquí el camino.
He aquí el camino,
y lleva siempre consigo, impecable,
numerosos mañanas.

Ko Un. Corea del Sur, 1933
De Cantos del mañana, 1992
Fuente: Revista de Creación Adamar - http://adamar.org/


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Nunca desperdiciaré mis sueños por quedarme dormido. Nunca más.
Eugène Ionesco
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Autores publicados

revista literaria con voz propia nº 58
abril 2014
                         autores publicados en esta edición: 

- Cecilia Glanzmann
- Mónica Cazón
- Marcela Predieri
- Rogelio Ramos Signes
- Rolando Revagliatti
- Juan Cicale
- Amanda Espejo
- David Sorbille
- Francisco Romano Pérez
- Daniel Abelenda Bonnet
- Tamara Bondar
- Carmen Rosa Barrere
- Ana Lía Gattás
- Irma Droz
- Daniel Alarcón Osorio
- Stella Maris Guibaudo
- Ana Romano
- Viviana Walczak
- Perla Chirino
- Nidia Orbea
- Eduardo Espósito
- Hugo Donvito
- Juan de Marsilio
- Lydia Raquel Pistagnesi
- Sara Hughes
- Esther González Sánchez
- Daniel Montoly
- Mauro Morgan
- Eddie Góngora
- Stella Maris Taboro
  
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Información de Concursos en:

             revista literaria con voz propia


             ISSN 2314-0275
             Edición y dirección: Analía Pascaner
             San Fernando del Valle de Catamarca
             Catamarca – Argentina



Cecilia Glanzmann

Corazón de durazno

Se cuenta:

Cuando un durazno maduro
gotea su almíbar
el corazón del hombre percibe
la caladura divina en su costado herido
y cruza el río sin miedo.

Eso dicen. Eso cree.

El agua canta en el carozo amurallado
y gotea por la piel
del sorprendido durazno.

El hombre lo come gozoso
lo reúne
en sintonía con la Esencia.

Fluye el agua dulce
mientras la tierra se alimenta
con los frutos que se caen.

El hombre se une al Todo.

Eso dicen.


Meditaciones 

           I

Delante de la mirada
detrás de los párpados cerrados
veo
arenas en figuras poliédricas
como amatistas moviéndose.

Hay rías de luz.

En los meandros de nuestras pisadas
un asterisco puede abrirnos
de pronto, una puerta.

Los párpados se abren
y al beber el silencio
veo
que se nos permite el paso.
Y también, el regreso.
        
           II

Cuando se me escapa la luna
tras el fuego del agua
lujuriando el crepúsculo,
los pies dejan huellas de sándalo
en las arenas
que corteja el mar.

Cuando se me escapa el agua
tras la sed de la hoguera
el poema
se me queda pequeñito
desvestido de todo.

Una huella el poema.

           III

Los sonidos polifónicos del alba
briznada de luciérnagas
nos buscan en la cotidiana realidad.
Es hora, dicen.
Y sombras sigilosas
se tornan lumbre pura.

Es unísono el mensaje
hilado en los tiempos de las vidas,
una huella en el poema y los poetas.

Que nos sean
la sabiduría y el amor
tan naturales como el sonreír.


Poemas del libro Desde el brocal del alma


Cecilia Glanzmann nació en Bell Ville, Córdoba. Reside en Trelew, Chubut, Argentina


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La paz no es algo que deseas, es algo que creas, algo que haces, algo que eres, algo que regalas.
John Lennon
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Mónica Cazón

La ciega

Clásico
la soledad encarece la carne agota la sal
las especias, los garbanzos que busca
en los frascos que guardan los secretos
y justo es mediodía
y el caño gotea los ojos gotean
pero es así con la cebolla.
El deseo de ser unos minutos después
para apurar la vida
y largarse desde una colorida colina
le hacen suponer que todo lo que ve
no mira.
Se ha perdido en su sombra,
entonces repta desnuda 
abierta de brazos y de piernas
desgarrada su túnica de sacerdotisa de banda ancha.
Clásico, así de clásico es con la cocina
para colmo
las ollas se marchan hacia otras superficies
y el corazón se rehoga en trozos de juliana.


La muda 

Si te quedas ahí parada podrás apreciar
que no es poca cosa descalzarse
tirar las máscaras y aflojar los elásticos
para descansar a ese animal sometido.
No es poca cosa mudarse, abandonar la cárcel
la mujer de voluntades ajenas
y manos cóncavas.
Juego de villanos esta vida
y el momento exacto de oprimir el interruptor
porque es día viernes, el día del amor
según su almanaque ordenado meticulosamente.
Ahí parada, sostendrás a la hembra
y esa mujer que fue expulsada
de la honorable Liga de Madres de Familia
volverá a ser protagonista,
y sabrás
que a menos que te quedes ahí parada,
la adolescente que comparte tu cama
se marchará en el próximo tren.
Hay una niebla caprichosa, un halo azulgrisáceo,
una voz que no quiere rendirse
y se conserva joven, como siempre.


Del libro Vida rentada. La aguja de Buffon 2010


Mónica Cazón. Tucumán, Argentina


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Su goce fue inmenso, inusitado, como jamás le había sentido hasta entonces: gozaba su inteligencia, su alma y sus sentidos. 
Aurora Cáceres Moreno
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Marcela Predieri

Parque acuático

La mujer no contesta, traga saliva. No pide, traga saliva. Levanta las medias, traga saliva. Nada reprocha.
Traga saliva. Traga saliva. Traga saliva. Se hunde.
Boquea como un pescadito. Sonríe. Regala entradas gratis.


Comedida

No abras, le dije a mi esposo todavía amodorrada. Eran las tres y media de la tarde, sábado, los chicos de campamento, llovía a cántaros.
El timbre sonó otra vez. Y otra. Era mi suegra.
Traía budín de chocolate para “el nene”. Después planchó sus camisas, jugamos al chin chon y a la escoba de quince; hizo dos kilos de ñoquis para cuando volvieran los chicos y mientras me daba un gran beso me dijo: Ahora me voy… Todo esto lo hago por ustedes. Mañana vuelvo temprano así comemos un asadito. No te preocupes, yo traigo las ensaladas.
Mi marido, por supuesto, se ofreció a acercarla hasta su casa. Yo no creo en brujas pero que las hay, las hay.


Híbrido

Dejó de ser hija. Dejó de ser esposa. Dejó de ser amante. Su marido la dejó.
Los hijos dejaron el nido. Por fin tiene tiempo de ir al psicoanalista. “¿En qué me he convertido?”
La sesión no da frutos.


Falta de seguridad

El ladrón era corpulento: arrancó de cuajo la caja fuerte. Alto, por eso encontró en seguida las joyas del estante de arriba. Tenía la voz grave, firme: poco le costó que le dijera dónde estaban los verdes.
El atraco fue rápido: en minutos volteó cajones, bolsos, mochilas y carteras sobre la cama… Después el tipo se montó en su moto y se fue. Ella montó en cólera: no se animó a pedirle que se la volteara. Tenía un fierro…


Sociedad Rural

En un plato de trigo comen tres tigres trigo.
Y el pan a 20$


Sudestada

destaja el barranco
un grito de palomas


Despedida

sin vos ni lluvia
desde tu mano en alto
la sed me trepa


Irremediable

tu sombra
prendida a mi deseo
como una horca de agua


Marcela Predieri. Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina


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Quien “no encaja en el mundo” está cerca de encontrarse a sí mismo.
Hermann Hesse
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Rogelio Ramos Signes

Antes de que la justicia se cumpla

Hechas las paces
con mi máquina de pelar caramelos,
subo las escalinatas que llevan al cadalso.
No quise ofender a Dios, que quede claro.
Ofendí a los mercaderes del templo
tirando al suelo sus canastos de nada,
su aliento de baratijas,
su compulsión a derretir golosinas
en el propio envoltorio.
Mañana ya estaré dividido.
Mañana seré uno en dos partes
(no dos en uno, sino uno en dos)
cerebro para el olvido
y cuerpo despedazado por los caranchos.
Esa actriz que hoy lee mi historia
al final de la escalera, miente,
como mienten los jueces
que lacraron la sentencia.
Yo no soy el monstruo del que hablan.
Sólo soy el hombre que hizo las paces
con su máquina de pelar caramelos.
¡Una simple máquina manufacturada por mí!
¿Cómo se puede condenar a alguien
que ha decidido no hacer más la guerra?
me pregunto
mientras mi cabeza rueda por el suelo.


El tren se detiene en una estación vacía y

“No te duermas” me digo
             pero igual me duermo.
“Como ya te has dormido -me digo-
             no sueñes”.
Entonces sueño.
Es un sueño con palabras
             que no se dicen.
Es una canción para ver
con cielos de mermelada
y taxis de papel de diario.
Es una música de siempre.
Es un texto prohibido
             por militares analfabetos.
Tengo la cabeza en las nubes
pero las nubes son de diamante
             y me encandilo.
Un mozo de plastilina
con corbata de espejitos
me propone un canje.
“Es un canje muy conveniente
             -me dice-.
Es todo a cambio de nada.”
Tarde descubro que es todo para él
y nada para mí. Entonces lloro.
“No te despiertes”
             me dice el carcelero,
pero ya estoy despierto.


En un pastoral albergue

Tenías una de las mejores sonrisas que recuerdo
y también un nombre que remitía a buenas acciones,
y a esplendor, y a majestad remitía /
nombre que gustabas pronunciar con arrogancia
para diversión del profesor Atilio, que sabía de etimología
y que también sonreía con sus dientes pequeñitos,
aunque su sonrisa no fuese de las más notables que recuerdo.
Tenías las mejores nalgas de aquel año bisiesto,
incluyendo los tres años siguientes y sus respectivas siestas
más el aplauso sostenido / interminable
de los habitantes de Fuenteovejuna (vivándote en la plaza),
más el dulce lamentar de dos estúpidos pastores
y el oráculo que pendulaba sobre la cabeza del caballero de Olmedo.
Tenías una carpeta de apuntes y una vocación voluble
como la dama de Rigoletto, cambiando de palabra
qual piuma al vento, vento di Verdi, vento di cuore,
y un papá camionero que faltaba a todo almuerzo.
Tenías amigas que convivían con la música
y una hermana que hablaba por la radio
y un visitador médico que te atiborraba de muestras gratis.
Y tenías mi deseo de machito dispuesto a todo
con tal de complacerte / y tu casa en ese barrio obrero
y un balcón que algún día se vendría abajo.


Rogelio Ramos Signes. Tucumán, Argentina


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Muchos hombres no se equivocan jamás porque no se proponen nada razonable.
Johann Wolfgang Goethe
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Rolando Revagliatti



Estoy pagando con poligamia
mi inermidad

Y así sería con monogamia:

todo precio
es altísimo.


*  *  *


Aleteo desde el YO
-ELLO vuela-
impacta la flecha:

la reputa puntería de mi buen cazador.


*  *  *


Mis pensamientos
                         no son flores.


*  *  *


¿A todo tampoco
le corresponde un también?
También persigue a tampoco
y a veces lo alcanza.


*  *  *


La vida no me da
ni frío ni calor
La muerte, en cambio
me da calor

Y achucha.


*  *  *


Te deseo
              Suerte.


*  *  *


“La vida vale la pena
no el dolor:
la vida no vale el dolor.”


*  *  *


Me retiré a tiempo:
en el pináculo de mi anonimato
renuncié para siempre
a la notoriedad.


*  *  *


Perdóname
tú tampoco sabes lo que haces.


*  *  *


Tu influencia en mí
me es odiosa
Moriría
si te odiara lo bastante.


Rolando Revagliatti. Buenos Aires, Argentina


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El tiempo existe para que no todo ocurra al mismo tiempo. Y el espacio para que no todo te ocurra a ti.
Susan Sontag
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Juan Cicale

Resultados *  

Mariela vino desde que comenzamos a levantar las paredes. No era la más chiquita de los que se acercaban a diario, pero continuó siendo La Beba. Uno la recuerda desde el principio cuando llegaba con sus hermanos mayores, de pañales y la mamadera colgando en su boquita.
Infaltable en todos los talleres, lo que a ella le gustaba era estar. En el primer encuentro periódico, La Beba jugó un papel preponderante. Con sus tres años, fue la única que se animó a hablar. Así, paradita, con el índice de su mano afirmando sus palabras dijo: "Yo quiero decir que tengo una gallina".
Pasó el tiempo y nos invitaron al programa Tierra de nadie, que conducía Federico en la radio FM Norteña de Tolosa. Fuimos con diecinueve chicos, un verdadero alboroto radial, tocaban los equipos, se interrumpían, pero de a poco se fueron apaciguando. Transcurrido un rato, La Beba se arrimó al micrófono y con una sonrisa espontánea sentenció:
-Yo, tengo una gallina.
Federico le preguntó:
-¿Te gusta jugar con la gallinita?
Ella con gesto serio contestó:
-No, yo la quiero para comérmela.
Los chicos se rieron pero La Beba siguió mirándonos, y en su mirada transparente se leía, con el hambre no se juega.


De su libro La casita de Gorina. El Molino de Pimienta/ Editor
* Testimonio tomado del Boletín cultural De ida y vuelta, editado por Luis Carro. Colonia, Uruguay


Juan Cicale. Nació La Plata, Argentina. Reside en Colonia del Sacramento, Uruguay


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A veces se hacen concesiones sobre las cosas secundarias. La vida es tal que no hay que hacer concesiones en las cosas esenciales. 
Nazim Hikmet
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Amanda Espejo

Duermes... 

Amparado por una lejanía imprecisa…
Tú, duermes.
Yo velo.
Desgarrada por la urgencia que tu ausencia me genera.
Vuelo
y busco un accidente en el cielo: quizás,
el descuelgue sin aviso de alguna estrella fugaz.

Tú duermes.
Yo me volteo y volteo…
Con un arqueo en el lomo se me disparan los sueños.
Invento
los que me cuento despierta cuando de a poco te muestras
por pedazos ( por fragmentos ).

Tú duermes.
Yo espero.
Y me recorro en despacio para sentir que me sientes.
Oscura
por no iluminar mi NADA con nada de lo que quiero:
son…tus detalles pequeños.

Tú, duermes.
Yo quiero.
Nada más ni nada menos que la gracia incomparable
de lo que NO se está cierto.
Ausculto…
rescatando de entre las sombras aquella forma insinuada
y ansiada por mi pasión.

Tú, duermes.
Yo deseo.
Desde tus palmas en bruto hasta el fragor de tu aliento.
Me enciendo
bajando desde mi hombro, inspeccionando mi vientre
con el ardor de mis dedos.

Tú, duermes.
Yo me encelo.
Hasta de la manta envuelta en tu cintura dormida.
Me pierdo
entre tu ser, el dormido y entre el soñado, enclavado
a lo largo de la noche
y a lo hondo de mi cuerpo.

Y tú… ¿duermes amor?
¿Y esto que a mi lado siento?
¿Y esto que moja mis sábanas?
¿Y esto que estalla por dentro?
Tú…
¿Será que ya has despertado amor?
¿O soy yo que aún te sueño?

                                      Quilicura /18/08/2006


Amanda Espejo. Quilicura, Chile


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La mujer tiene un solo camino para superar en méritos al hombre: ser cada día más mujer.
Ángel Ganivet
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David Sorbille

Con lluvia sobre toda soledad

A “Bufanda de pájaros”
de Susana Cattáneo (2009)

Con lluvia sobre toda soledad
la plenitud y la ausencia
me asombró en el tiempo
ahora sostenido en un abrazo de versos transparentes
una bufanda de pájaros que vuelan sin temor
sobre los crepúsculos de los parques y la vida
pulverizando la desesperanza de un pasado que late
como una nube de angustia y deseo
una canción de amor
que anuda recuerdos y realidades
con palabras y oficios
tan singulares y sublimes
como esa manera de alumbrarnos
con tu poesía


La palabra es un cincel

A “Diario de Rosalind Schieferstein”
de Cristina Pizarro (2009)

La palabra es un cincel que divide las aguas
el lenguaje dinamiza espacios y conciencias
la poesía se hace mística como afluente de un íntimo río
la rueda del tiempo impulsa su anhelada redención
frente al vacío y el caos
lo mitológico tiene cuerpo en la libertad de los versos
hunde sus manos en la fantasía
vuela en percepción y belleza
convierte la sombra en vida
escala montañas de silencio
invade el infinito con señales de un amor intenso
es una estampa que se acuna en un diario cautivante
es un don y una lágrima
acaso la voz sagrada del deseo hacia el paraíso


Pasos que abren surcos

A “En la huella del hombre”
de Carlos Norberto Carbone (2008)

Pasos que abren surcos
entre las sombras y el tiempo
de un mundo desmembrado

Oficio de poeta
hacedor del hombre nuevo
tu bandera es un canto
de pan y compromiso

Pasos que construyen
un sendero de libertad
para que renazca la utopía

Oficio de poeta
militancia en el homenaje
a los compañeros del Sol
y las causas justas

Pasos del que abre sus brazos
para que todo cambie
y no agonicen las palabras

Del libro Un puente de voces -Poesía- Año 2012


David Sorbille. Buenos Aires, Argentina


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Algunas palabras abren heridas. Otras abren caminos. 
José Narosky
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Francisco Romano Pérez


Era sabio. Quiso revolucionar el sentido de la luz. Escondió su sombra.
*
Abandonado por los sueños miró el relámpago. Entonces comprendió el fuego de la lluvia.
*
Dejó la tarde para ir hacia el abrazo. No resistió tanto derrumbe. Retraído, recogió su última lágrima.
*
Amor, dijo, y la sed lo turbó hasta el asombro del dolor y el silencio lo atravesó hasta la pena.
*
En un rincón oscuro guardaba, un momento de su historia. Hoy, lo encontró, amarillo, quebradizo. Lo acarició con una lágrima. Se fue sin decirle nada.
*
Estaba frente al espejo. No podía comprender la presencia de ese rostro. Siempre recurrente, decidió ponerle fin. Paradójicamente hoy, el silencio, le aparece con el mismo, intenso rostro.
*
Con la brisa rozándole la piel, percibió aquel particular e intenso aroma. En su excitación extrema dio un salto. Desde mi ventana observo como rescatan un cuerpo del hueco de la calle.
*
Esa noche no llegó el sueño. Esperando el alba presintió que la cama grande estaría vacía. Siempre.
*
Sin pausas escuchaba la mirada que le suplicaba el regreso. Él, sigue el andar sin volver sus pasos. Se encuentra con la noche y la noche, es un péndulo que resbala en la niebla.
*
Aún siente en sus manos, aquella abrasadora caricia. Su ayer, es un misterio sin distancias.
Se detiene justo en la puerta del cansancio. Piensa y murmura: ahora, dónde he de buscarte si la lluvia, sepultó tu rastro.
*
Tanto mar para la nostalgia de la tarde, exclama y se lamenta; desnudando el silencio, corre con un preludio de poemas en sus manos y sueña que pudo agrietar el cielo.
*
Incesantemente se aleja de la trama y desea afrontar el paisaje de aquello que ya no será mientras, contempla como a su alrededor, danzan implacables, las horas de su tiempo.
*
Con el mayor cuidado, como en un ritual, había llenado el cuarto con sus flores preferidas. Tranquilo y convencido se dijo a sí mismo: los aromas y los colores no me dejarán solo en este viaje. Se encerró en su cuarto y decidió partir.
*
El hombre le prometió que volvería cerca del amanecer. Tímidamente, el sol dispersaba su rojo velo sobre la soledad de la casa. Cuando parecía que todo sería como siempre, entre sueños, abrió la puerta de su alcoba. Sólo pudo contemplar la imagen de la promesa y, tratando de contener la lágrima que le empujaba el ojo, se hundió en aquel rojo velo.
*
Seda, manzanas, tu piel. Tu cuerpo, brote de fuego.


Textos tomados de la publicación Hoja de palabras, editada por el autor desde Ledesma, Jujuy.


Francisco Romano Pérez. Ledesma, Jujuy, Argentina


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Y yo respiro, y ando, y caigo, y giro y vuelvo a ver los árboles sedientos y los pájaros disparados en la embriaguez de la música del viento y estoy inmóvil y absorto y maravillado de un día más en el pecho ardiendo.
César Brañas
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Daniel Abelenda Bonnet

Plenitud

(mirando fotos en blanco y negro)

Un hombre debería recordar
Que nada es para siempre
Evocar la breve dicha de
Sus días ilusionados
Cuando la vida se brinda
Como una novia joven

Un hombre debería reconocer
Sus años plenos, luminosos
evocar aquellos atardeceres
Un almuerzo con amigos
Guardar esos momentos
En el cofre de la memoria
Antes que caiga la noche…


Cuarenta y pico

Hay un tiempo impetuoso
Para desafiar la muerte
(a los dioses o al destino)
Para hacer que las cosas sucedan
Y el mundo se acomode
a nuestra caprichosa manera.

Mas luego viene otro tiempo
Para dejar simplemente
Que las cosas se sucedan
Unas a otras lentamente
Como la noche sigue al día
Y la luz a la oscuridad.


Tomorrow   (a Luis A. Carro)

Escribe ahora, amigo,
Escribe hoy mismo
Cada palabra tuya,
Cada palabra nuestra
Bien podría ser la última
Pues “mañana nunca llega”.


Diario de viaje (Cleveland, 1989)

“Life is a one-way ticket”. L. Hughes.

Los trenes saliendo de Terminal Tower
Hieren la llanura blanca y helada
Del Midwest
Sentado en el andén intento
Una carta improbable a
Una dirección demasiado
Al Sur…
El tren toma velocidad
La ciudad va quedando atrás
Tras la ventanilla pasa
Todo mi pasado.
Pero yo sigo viajando:
Es mejor viajar con esperanza
Que llegar.


Daniel Abelenda Bonnet. Carmelo, Uruguay


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Lo importante no es mantenerse vivo, sino mantenerse humano.
George Orwell
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Tamara Bondar

Tijera

Se deslizan sus hojas, se rozan,
no se abrazan nunca,
conocen el ardor de la proximidad,
pero no el compromiso del abrazo

Características suficientes
para llevar el estuche con certificación:
resultados al instante;
el tornillo cabeza fix de cebo las coordina.

Se conducen anchas, erguidas,
evaden la fragilidad de su cuerpo
recordar que en la proximidad del fuego se derrite.

La ciencia de la psicología egipcia
la originó de parafina,
encontró propiedades sublimes
que el acero no brinda.

La artesana de Sudamérica las elabora.

Receta:
vierte sobre el molde de caucho gris
la nombrada materia desbordante,
le tienta los colores intensos,
pero no puede quebrar con el pedido
de las parasicólogas.

Sobre ese torrente dispuesto,
arroja virutas de crayón de colores exigidos,
Introduce el molde desbordante
dentro del horno candente,
herramientas para disipar corazones no deseados.
La artesana ya terminó la jornada de fabricación.

Entrega lunes: tijera negra carbón
Entrega martes: tijera blanca como la pluma de ave sureña
Entrega miércoles: tijera azul como el cielo quebrado de pureza

En primavera descuartizamos relaciones amorosas.
En primavera especialidad en trituración de fotografías.
En primavera recortamos cabezas y las montamos sobre otros cuerpos.

Las parasicólogas venden temporadas de recaudación
desde los panfletos,
estampados contra los muros de Buenos Aires.


*  *  *


                          …pisa fuerte como el águila
Mañana nos encontramos
debajo del toldo verde musgo, pintitas amarillas:
vos con tu cuaderno de dibujos
yo con los poemas que escribí anoche

Mañana día propicio para actividad al aire libre,
anunció el servicio meteorológico.
Cielo despejado y nubes irritadas por el Sol,
anunció el diario del club de paddle

Propuesta simple y ambiciosa, por eso el misterio del encuentro.
Quiero que trepemos hasta la rama más alta,
lo ordenaste,
del árbol de tunas de la plaza y
cuando lleguemos, me advertiste,
tendremos que desprendernos de todas las espinas
Vamos a agitar los dedos como las plumas de las águilas,
lo gritaste
¿Nosotras dos? Te pregunté en sorna

Sí, lo afirmaste
¿Por qué semejante empresa?
¿Por qué ser pares de las águilas?
¿Con qué pretexto?
Si yo soy vuelo par de la poesía.


Pensamiento instantáneo
     
Cinco kilogramos de café tostado, el azúcar sería negra. Una asadera cuadrada, cubierta de bizcochuelo de vainilla recién horneado, ya reposa sobre la mesada, y la música la pondré en volumen tenue: entre Caetano Veloso y María Graña, una manera de demostrar los sonidos que me acompañan los domingos por la tarde.
El guión en el que hablamos nosotros, lo conservé toda la semana dentro del cajón de la cómoda, hasta hoy por la mañana, que lo repasé con la vista, para cuando al fin lo interpretemos estalle dentro de mis venas, y lo procesen mis estructuras internas.
Los tres ensayaremos el arte burdo, el arte del aprendiz.
Polleras largas, sandalias de goma, alpargatas de yute, blusas sueltas, remeras manga corta de algodón y poliéster, el calor mañana será agobiante, y cuando la temperatura ya no perdone la satisfacción de la dramatización serviré el café frío, repartido en seis tazas, dos frascos con terrones de azúcar negra y unos trozos de budín dispuestos en el centro de la bandeja.
Será nuestro último ensayo.


Tamara Bondar. Buenos Aires, Argentina


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Y cada ola quisiera ser la última, quedarse congelada en la boca de sal y arena que mudamente le está diciendo siempre: adelante.
José Emilio Pacheco
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Carmen Rosa Barrere

Fútbol era el de antes

El domingo los varones se levantaban sin necesidad del despertador o del zamarreo materno de los días de clase. Peleaban en la puerta del único baño para ver quién de ellos llegaba primero a la canchita que el vasco Román les prestaba durante las horas de la mañana para que los más chicos patearan la pelota. El mismo Román ejercía otros roles: era el director técnico, el que los llamaba al orden si jugaban dañando al compañero y también el dueño y señor del silbato. Silbato que cobraba sin piedad los errores y los expulsaba del potrero condenándolos por uno o más partidos a la frustrante situación de simples mirones cuando los demás se movían entre la tierra gambeteando la pelota. Si la goma de la pelota se rompía y hasta que juntaran el importe de una nueva, usaban una de trapo bien dura hecha con los retazos de Doña Martina, la costurera del barrio. Cuando las madres, delantal puesto y manos húmedas aparecían en las puertas llamando a comer, el grupo se dispersaba con el chau amistoso del que se aleja sudoroso y sin rencores.
Cuando Román (que era más bueno que Lassie con bozal) colmaba su paciencia, era inminente la vergonzosa posterior expulsión del campito del peleador de la mañana: El pibe se tenía que enfrentar a su padre y salir airoso de la penitencia con una mentirosa cara de yo no fui que nadie le creía. El peloteo matinal era el postre, la diversión sin vanidad, el encuentro amistoso con el vecino de la otra cuadra, con el hermano, con el compañero de escuela y hasta con el renguito Juan, a quien Román dejaba jugar de a ratitos, para hacerlo sentir bien, que él también podía.
Si era verano, a las cuatro se reunían los hermanos mayores y algunos padres. Román abandonaba el silbato al arbitrio de su hijo menor, bien aprendido en el tema de cobrar errores a los pataduras y con una visión increíble de todo movimiento equivocado de los jugadores. Ni el padre se salvaba del silbato, sonido que provocaba las sonoras carcajadas del público y de los compañeros de esas tardes inolvidables de canchita abierta donde resonaban silbidos o aplausos que unían al vecindario y estimulaban el deporte como tal. Un juego entre personas trabajadoras que no imaginaban la existencia de la televisión y menos la incursión vergonzosa del gobierno de turno para entretener a sus cautivos con el pan y el circo que hicieron famosos a los romanos en tiempos que creíamos muertos y enterrados los sobrevivientes de este bipolar siglo veintiuno.
Aclaré varias veces mi edad provecta y mi profesión eterna de educadora. Carezco en absoluto de conocimientos políticos y no milito en la federación de contras que consiguen poner cosquillas pasajeras a los que gobiernan países iluminados o emergentes. Tengo una voz chiquita, oigo mal y camino con bastón. Lo único que no consiguen deteriorarme los golpes de la vida y sus porrazos, es la mirada sobre la sociedad que se vanagloria y con razón de los increíbles adelantos científicos y logros sociales que tienden a modificar para bien nuestras existencias. Pero hay algo que no alcanzo a entender: Cómo habiendo tantos políticos que gritan desaforadamente su amor a la patria y se ofrecen como puentes de salvataje, en el momento crucial de las decisiones olvidan que el amor incluye al renunciamiento y terminan todos distanciados porque sobran caciques y ninguno se resigna a ejercer de indio. Todos quieren ser Román. Por sus mentes no pasa la idea de conservar la dignidad desde un papel secundario de aprendiz de brujo.
Ningún cambio esencial nace desde la velocidad improvisada. Y son la escuela, las familias y los docentes los que pueden lograr el milagro si, cincel en mano, instalan valores, conceptos, ideales dentro de esa masa encefálica todavía virgen.
El Congreso se toma vacaciones demasiado largas, mientras sus muros sueñan con leyes de auténtica inclusión de miles de jóvenes de ambos sexos que deambulan plazas y calles de una ciudad que dejó de ser segura para todos. La juventud liberada y rebelada carece de modelos: trabajar para mantenerse, vivir de acuerdo a sus ingresos y enterarse que este país que es tan joven como ellos, tiene mil ofertas dignas a su alcance. Si se modifica la óptica, la droga cae en el olvido. ¿O son tan irracionales que aparecer muertos o golpeados en la puerta de boliches asquerosos por gigantes contratados “para vigilar” es su única alternativa? Sobre todos nosotros se cierne una sombra oscura: el miedo. Miedo a sincerarse consigo mismos. Miedo a reconocer que no hay culpables ajenos. Miedo a no alcanzar la fama o el poder que exhiben y usan la barra brava que golpean y manejan dineros que avergonzarían a Román. Miedo a crecer. Miedo a respetar a otro ciudadano porque es incapaz de respetarse a sí mismo. Terror de perder bienes mal habidos. Jerarquías dudosas. Se trasladan orondos embarazados de prepotencia, desprecio e inmunidad pisoteando la inteligencia del que creen tonto.
Tal vez por eso, no miro partidos de fútbol. Porque no es el de antes. Porque se ha transformado en un negocio inmenso, con 22 millonarios con pantaloncito corto que hacen exudar adrenalina a su público. Que si ganan, son héroes. Si llegan a perder, los abochorna el insulto soez del que piensa que no vino a divertirse. Sacó la entrada para vencer o morir, como en el circo.
Me entretengo con series policiales de investigadores foráneos que descubren con la raíz de un cabello, una uña, una huella digital, o un perfil psicológico al asesino real, al culpable verdadero. No pisotean la escena del crimen, la preservan. No señalan culpables hasta no reunir las pruebas que lo certifiquen. Nadie les sopla dentro del oído permitir la incursión de sospechas sobre indefensos “perejiles”, que hasta se declaran culpables con tal de que dejen de acosarlos.


Carmen Rosa Barrere. Nació en Posadas. Reside en Montecarlo, Misiones, Argentina


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El ser humano es bueno cuando hace mejores a los demás.
Proverbio ruso
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Ana Lía Gattás

El grito del silencio

Cuando el silencio se hace cuerda bajo el grito
cuando un grito en el silencio se estremece
cada recuerdo enamorado guarda sus gardenias
bajo el creciente perfume de la noche
y se sostiene
Es el grito del silencio el que viste
de una profunda piel esta fragancia
y las aceras vacías
y la cadencia del canto
y el pentagrama herido
que intenta remontar su abecedario
redobla en perspectiva fetal para llamarnos
Porque el grito es silencio y no es el grito
y la flor viste de azules su garganta
cuando grita el silencio en primavera
y la esperanza habla…


Paloma

(a Paloma Alonso, desaparecida-
Dictadura Militar Argentina 1976
Hija de Don Carlos Alonso
Artista Plástico mendocino
y el máximo entre los
contemporáneos vivos)

Dónde estás Paloma que no vienes
cuando cada tarde,
el sol suspira ásperas rodillas
y ahoga en su garganta mi poema?
Dónde está tu nido
tu ruedo
tu nube
que mirando la mira no te veo?
Dónde estás Paloma audaz,
muchacha
espuma
tonada azul en vuelo
rosa en la risa
verde en la copa…
Qué limbo presuroso amordazó tu canto?
Truncaron tu alma vanguardera
el silencio infernal de los cobardes
que aventaron eclipses de palomas…
¿Sospecharán que eres sangre de la sangre,
del pincel que acuarela
en color, tinta, lápiz o grafito
el hambre mordiendo la palabra,
la injusticia apostando a la miseria,
el pan sin dientes deshojando pertenencias
en patético quiebre desgarrado?…
Paloma, sereno de altas lunas
Vigía de duelos oprimidos…
Cuelga definitivamente tu lágrima
y vuela…
vuela!
Que no te alcancen
Que no te alcancen…


*  *  *


Ella abre su garganta, sus alas, su alma,
vuela un horizonte rojo de silencios 
y suspira incólume en el sepia del naranjo…
Él olvidó cómo nombrarla…


*  *  *


Dónde esconde su límite la lágrima
cuando Milagros bebe de una boca,
el beso del milagro?


Ana Lía Gattás. Mendoza, Argentina


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Qué orgullo descubrir que nada te pertenece: qué revelación.
Emil Cioran
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