lunes, 19 de septiembre de 2011

Lucía Carmona

-Chilecito, La Rioja, Argentina-

En un día de Septiembre


Otra vez primavera, zonda
y este desprendimiento de mi propia envoltura.

Nadie sabe
lo que sobrevendrá después del remolino.

Acabo de nacer,
me han dado luz entre la sed y el agua.

Doy los primeros pasos por tierra sin libertad
porque nadie pudo volar
y las alas
son un escandaloso resabio de la patria.

Soy una adelantada del recuerdo,
mis padres vegetales arden aún de pasión innombrable.

Me ha parido esta hora de árbol piedra,
si es que manos tendré serán las que agitaba
sobre los precipicios de la antigua centuria.

Zonda… otra vez primavera.


Nacimiento del Zonda

Nosotros, los hijos del Zonda
sobrevolamos junto a las hojas la sangre magnética
y en los sexos, la sed de las espigas antiquísimas,
apenas balanceadas,
apenas.

Nosotros, llevados por el viento
desde el centro de la plaza del pueblo
hasta los camposantos de las viejas aldeas
y desde ellos a nuestro corazón, aquí en el cuerpo.

Quizás fue movimiento
del cosmos inclinado
sumando sus diagonales con la masacre del infinito
para nacer sus hijos
así, tan nada o muerte, así,
ciegos de límite.


De Domingo cerrado

Estoy en el extremo de un zonda
de domingo cerrado
y alguna posesión dentro de mí
late un antiguo esbozo de batallas

Un seguro mandato
para aguardar de bruces las extrañas vendimias.

Es un domingo con fronteras de polvo
y vuelvo a conocerme en la medida
de los altares de leyenda
donde los viejos adoraban los santos
barridos por el viento
y oraban musitando salmos secretos.

Estoy en un domingo con puertas de derrota
pero apenas
he salido recién a luchar y se escucha a lo lejos
un génesis sin agua
y una pasión enferma.


Ráfaga

Se ha tornado ventoso
el día en Chilecito.
Es como si el pasado
fuera sólo una lamina
que se inclina y se inclina
hasta quebrarse.

Hombres y mujeres
llevan viento en los ojos
y caminan
por las piedras hechas movimiento
de avance y retroceso.
Un poco de la sombra del pueblo
es un aura que se disgrega
y se rescata.


La música eterna

No sabemos qué canciones cantaban
los padres de los padres.
Es posible que en el filo del viento
todavía
quede alguna palabra.


……………………………Del libro Por el corazón de la tierra (2007)
………………………………………………Gentileza: Alfredo Luna


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Si la respuesta está en el viento
la calma nos hará ignorantes.
Joan Mateu (del libro Pensamientos)


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2 comentarios:

  1. Bellisimos poemas Lucía!
    Gracias por compartir la belleza de la Palabra hecha viento y luz "entre la sed y el agua"...en tu aura y en este paisaje de "pasión innombrable",
    Un gran abrazo
    Montse Bertrán

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tus conceptos, querida Montse, para mí es un honor contar con los poemas de esta gran poeta y hermosa persona.
    Saluditos
    Analía

    ResponderEliminar

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