domingo, 6 de mayo de 2007

Editorial

con voz propia nº 7 - mayo 2007


…………..………Pies, ¿para qué os quiero si tengo alas para volar?
…………..…............................................................Frida Kahlo




El tiempo perdido *

Ante la puerta de la fábrica
el obrero se detiene de repente
el buen tiempo ha tironeado de su chaqueta
y no bien se vuelve
y mira el sol
muy rojo muy redondo
sonriente en su cielo de plomo
le hace guiños
familiarmente
Di camarada sol
¿no te parece
una reverenda burrada
regalarle un día como éste
al patrón?

* Jacques Prévert

(Francia, 1900-1977)


Feliz Día del Trabajador para cada uno de ustedes.
Con un abrazo fraternal, me despido hasta el próximo mes.
Analía Pascaner


“Si creéis que ahorcándonos podéis acabar con el movimiento obrero … el movimiento del cual los millones de oprimidos, los millones que laboran en la miseria y la necesidad esperan su salvación, si ésta es vuestra opinión, ¡entonces ahórcanos! Aquí pisoteáis una chispa, pero allí y allá, detrás de vosotros, frente a vosotros, y por todas partes, las llamas surgirán. Es un fuego subterráneo. No lo podréis apagar”.
Albert Spies (ejecutado en Chicago el 11 de noviembre de 1887)


* * *

A mi alrededor nadie pudo comprender la naturaleza verdadera de mi trabajo. Había conseguido ya esa habilidad que me permitía traducir cinco carillas por hora, me bastaban cuatro horas diarias para subsistir. Me creían cómodo, privilegiado, ellos que manejan guinches, amasadoras, tomos. Ignoraban lo que es sentirse habitado por otro, que es a menudo un imbécil: recién ahora me atrevo a pensar esa palabra; prestar la cabeza a un extraño, y recuperarla cuando está gastada, vacía, sin una idea, inútil para el resto del día. Ellos prestaban sus manos, yo alquilaba el alma. Los chinos tienen una expresión curiosa para designar a un sirviente. Lo llaman Yung-jen, hombre usado. ¿Me quejo? No.
Rodolfo Walsh




............................Edición y dirección: Analía Pascaner
............................San Fernando del Valle de Catamarca
............................Catamarca – Argentina
............................
..........

La Asamblea

Hace mucho tiempo, en la penumbra de una carpintería, alguien presenció una rara asamblea. Quienes hablaban eran las herramientas y querían demostrar sus grandes diferencias.
El Martillo ejerció la presidencia pero la asamblea le notificó que tenía que renunciar. La causa era que hacía demasiado ruido y además se pasaba el tiempo golpeando.
El Martillo aceptó su culpa, pero pidió que también fuera expulsado el Tornillo, dijo que había que darle muchas vueltas para que sirviera de algo.
Ante el ataque, el Tornillo también aceptó, pero a su vez pidió la expulsión de la Lija. Hizo ver que era muy áspera en su trato y siempre tenía fricciones con los demás.
Y la Lija estuvo de acuerdo a condición que fuera expulsado el Metro, que siempre se la pasaba midiendo a los demás según su medida, como si fuera el único perfecto.
En eso entró el carpintero, se puso el delantal e inició su trabajo. Utilizó el martillo, la lija, el metro y el tornillo. Finalmente, la tosca madera inicial se convirtió en un hermoso mueble.
Cuando la carpintería quedó nuevamente sola, la asamblea reanudó la deliberación.
Fue entonces cuando tomó la palabra el Serrucho y dijo:
-Señores, ha quedado demostrado que tenemos defectos, pero el carpintero trabaja con nuestras cualidades, eso es lo que nos hace valiosos. Así que no pensemos ya en nuestros puntos malos y concentrémonos en la utilidad de nuestros puntos buenos.
La asamblea encontró entonces que el Martillo era fuerte, el Tornillo unía y daba fuerza, la Lija era especial para afinar y limar asperezas y observaron que el Metro era preciso y exacto.
Se sintieron entonces un equipo capaz de producir muebles de calidad, se sintieron orgullosos de sus fortalezas y de trabajar juntos.
(…)
Cuando en un grupo de personas que conviven o trabajan juntas, se busca a menudo defectos en los demás, la situación se vuelve tensa y negativa. En cambio, al tratar con sinceridad de percibir los puntos fuertes de los demás, es cuando florecen los mejores logros humanos.

Fuente: Emisora radial FM Millenium, Buenos Aires

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El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas.
Antoine de Saint-Exupéry

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Gao Xingjian

La montaña del alma

Gao Xingjian
(China, 1940)


“No conviene sondear las almas, no conviene buscar las causas y los efectos, no conviene buscar el sentido, todo no es más que caos. El hombre no grita más que cuando no comprende, el que ha gritado no ha comprendido nada. El hombre es un ser difícil que crea sus propios tormentos... en los problemas en las preocupaciones el hombre está solo. Una vez que estás metido en ellos, debes salir por ti mismo, no existe ningún salvador que se ocupe de estas fruslerías...¿Cómo encontrar por último un lenguaje puro y cristalino, musical, inmarcesible, más elevado que la melodía, más allá de los límites establecidos? ...Un lenguaje que pudiera expresar enteramente los sufrimientos de la vida y el temor a la muerte, las penas y las alegrías, la soledad y el consuelo, la perplejidad y la espera, la vacilación y la determinación, la debilidad y el valor, los celos y el remordimiento, la calma, la impaciencia y la confianza en uno mismo, la generosidad y el tormento, la bondad y el odio, la piedad y el desánimo, la indiferencia y la paz, la villanía y la maldad, la nobleza y la crueldad, la ferocidad y la bondad...la aflicción y la vergüenza , la duda y el asombro y la lasitud y la decrepitud y el intento perpetuo de comprender y no menos perpetuo de no comprender y la impotencia de no lograrlo...Aparentar que se comprende, pero de hecho no comprender nada. Todo está en calma alrededor, una calma paradisíaca. Sólo cae la nieve. En realidad no comprendo nada, pura y simplemente nada. Así es”.

Fragmento extraído de la Novela La Montaña del Alma.

Gao Xingjian. Novelista, poeta y dramaturgo. Exiliado en Francia. Premio Nobel de Literatura en el año 2000 y nombrado Caballero de la Orden de la Legión de Honor por el presidente de Francia.

Texto enviado por Ana María Manceda, San Martín de Los Andes, Neuquén

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Hemos de tratar de ser felices, aunque sólo sea por poner el ejemplo.
Jacques Prévert

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César Cantoni

¿Por qué un poeta deja de escribir?

¿Por qué un poeta deja de escribir?
¿Porque el misterio ya no lo seduce?
¿Porque el niño que llevaba dentro lo alcanzó en edad?
¿Porque un día le falló el corazón
y los sueños lo dejaron solo?
¿Porque perdió el boleto y la esperanza,
el asombro a la vuelta del correo?
¿Porque eligió vivir? ¿Porque eligió morir?
¿Porque la búsqueda de la verdad
lo llevó a descubrir que la verdad no existe?
¿Porque el agrio presente desairó sus versos?
¿Porque ya no le queda nada por decir
y la futilidad de la belleza le parece obscena?
¿Porque el silencio era el lugar de arribo?
¿Porque fue derrotado por las palabras?
¿O habría que preguntar más bien
por qué un poeta escribe, por qué en su soledad
decide asomarse al abismo de una hoja en blanco
-un desafío del que ninguno sale ileso-,
aunque, en el fondo, esto tampoco tenga explicación?


Carta

…………………No llores, Theo, lo hice por el bien
…………………de todos.
…………………Vincent Van Gogh

Hice lo inverosímil para vender tus cuadros,
pero tus cuadros no se venden. Y tú, ¿pintaste algo más,
querido hermano? ¿O estuviste alternando con aldeanas?
Me pregunto por tus principios evangélicos. Sé
que la cruel condición de los pobres te desvela (ahí están
para dar testimonio “Los comedores de patatas”). Sin embargo,
no deberían el dolor y la injusticia socavar tu fe.
Dime, ¿siempre sales a pintar al alba? ¿Siempre
recoges girasoles en el campo? ¿Qué hiciste
con el cuadro de girasoles en el que trabajabas? ¿Sigues, acaso,
rompiendo tus cuadros como antes? ¡Eres tan obsesivo,
tan exigente con tu obra! A veces pienso en Paul Gauguin;
acabarán hiriéndose. Pero, cuéntame, ¿qué pasó en tu cabeza
que no me escribiste esta semana? Me preocupan
tus nervios, las condiciones en que vives –el sucio
desorden de tu pieza, tu propio desaliño-.
¿Te hace falta dinero? ¡Si al menos pudiera vender
uno solo de tus autorretratos! Comprendo que es difícil,
pero debes armarte de paciencia: París
no parece inquietarse por el arte holandés.
Por favor, si algo te ocurre o tu salud empeora,
no dejes de avisarme. Y no hagas nada malo, te lo pido.
Piensa en el próximo estío, que está cerca; en los lirios,
que han empezado a florecer. Piensa en Zundert,
en la infancia, en mamá. Yo no dejo un momento
de pensar en ti. Con cariño,
.........................................Theo.

Ambos poemas pertenecen al libro La Salud de los Condenados

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El testigo de una bajeza nuestra es nuestro mayor acreedor.
Luis Franco

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Betty Badaui

Los imposibles

Cuando logre encontrar
las escrituras del tiempo
ésas que hablan
del cuerpo flagelado
y del errante camino
de las almas.
Cuando logre encontrar
a los gigantes de Tirinto.
Cuando descubra
entre sombras boscosas
la sensualidad
de escorpio.
Cuando el sofisma
del poderoso
deifique los panes
para los niños
-solamente-
-los niños-
Cuando los emperadores
de las guerras
se desnuden ante Dios…

Cuando deba confiar
….confiaré
….confiaremos
¿Cuándo?


Del amor

Desde aquellos días
desde la desnudez primitiva
el amor galopó en los vientos
lloró en la dicha
y gimió su gozo.
Desde aquellos días
desde la desnudez primitiva
el amor devoró la piel
que espera en el bosque
-bajo la mirada complaciente
de los faroles del sol-

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Se me debe exigir que busque la verdad, pero no que la encuentre.
Denis Diderot

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Gustavo Tisocco

Dicen que me han visto despilfarrando vuelos en muelles extraviados. Aseguran que astronauta del miedo fui a surcar desérticos paraísos, que persigno leyendas de lobo intrépido, que baño mi cuerpo gris en la osadía de un mar en calma.
Publican que me vieron vestido de barca, de gaviota, de nostalgia. Que cantando un tango naufragué en mi mismo y olvide respiros. Cuentan que fue el amor mi pasaje impreciso a trapecios de nada, a equilibristas de todo.
Percatándome de reinas sin gloria, cuentan que entregué mi llama al fuego, que siendo sed olvidé oasis, que siendo mártir mutilé mis brazos. Repiten que flamea aún mi corazón- bandera, no recuerdan que juntaron sus despojos, que arrancaron sus jirones.
Otros me vieron deambulando el jardín botánico disfrazado de estatua, de pez, de hiedra. Recuerdan indemnes los caballeros del ocaso mi cuerpo de devota virgen, mi sangrar de voces, mi arpón de letras.
Suicidando extravagantes pájaros algunos creen que hoy soy cielo, bandada de nubes.
Pregonan que olvidé el ceibo de mi boca, que acaricio lágrimas en heridos ojos, que flagelé mi rostro y ahora soy incienso. Cuentan que me vieron recorrer penumbras siendo transparente vuelo, que dibujé olvido sobre el fracasado oriente.

Yo sigo aquí. Escalo precipicios, imploro mañanas doradas, resisto con mi pared de pie, me acostumbré a ser muro. Sigo buscando ser nadie para ser de nuevo y resurgir capullo.
Quiero descubrir que pedazos de hojas sueltas pueden ser el mejor verso. Entrego mi despertar en cada estrofa y soy así enorme espejo.
Me fui del mundo cargando espaldas hoy puedo remontar desplegando abrazos.
Olvidé cementos de ciudad dolida, renuncié al asfalto, al desolado beso, ahora soy bautismo de selva y barro, de musgo se empeñó mi voz.
Sigo aquí en la inconciencia de no tener hambre. Elijo el vino que embriaga mi soledad tan propia, desprecio ajenos disfraces, me envuelve mi desnudez guerrera.
Soy pequeño, ínfimo, imperfecto, un característico simple, un absurdo despiste, impreciso vagabundo, miga de pan, despojado duende; mas opto por mis exilios, mis madrugadas, mis entierros, mi acostumbrado bolero.
Profeta de espantapájaros receto ser caracol, poblar las piedras, descubrir al rinoceronte que ofrece su amuleto. Receto jamás ser cuerdo, dejar de esperar el fin pues siempre habrá comienzos.

Yo sigo aquí.
Ellos, los que hicieron de mis huesos mágicas fortalezas, los que todavía me esperan, los que no me olvidaron, ellos dicen que me vieron, dicen, que me vieron...

De Paisaje de adentro

***

Te ofrezco la súplica
que nunca hice,
mi casa abatida
mi eterna tristeza
detrás de ninguna sombra.
Te doy lo poco que existe
en mi asilo de tormentas,
esta sin razón
de ser pequeño
entre mis andamios.
Desnudo ante ti
mi suicidio habitual,
este corazón sin alas,
mi promesa de seguir el rumbo.
Y aunque de mis huesos
ya no queden más
que eternos epitafios,
te dejo mi último sollozo
sobre la mesa inerte del tiempo.
Me cedo a ti y no soy abismo,
sino un frágil barrilete
extraviado en el viento.

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Sin duda Copérnico prestó un servicio no menos grande a la filosofía que a la astronomía al enseñarnos que es la Tierra la que da vueltas alrededor del Sol y no al revés, contra la evidencia de los sentidos. ¡Cuántas verdades copernicanas y por descubrir en el mundo de la moral y de la política! ¡Cuántas verdades que son tales pese al testimonio en contra de los sentidos, es decir, a eso que constituye la base del sentido común!
Luis Franco

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Ricardo Mastrizzo

hay realidades y real es
la edad incomprendida
edad que no sumó sino con restas
una ecuación del genio de la guerra
del delirio por babas balas y terror

hay matemáticas monstruosas
divisiones de cuentas administradas bien
cobardemente

es increíble que unos hacen una pelota,
otros las venden
otros juegan con ella
y otros la derraman en harapos en una orilla

es increíblemente fuera de toda razón
quien hace cruces en una celda
quienes las reciben
las venden
las compran
y llegan a las manos para rosarios y lagrimal dolido

uno entra para salirse en la des-razón casi humana
y adentrarse en la simpatía animal.
los que luchan por vivir
los que vuelan por libertad
los que se arrastran
para vivir
los que nadan para seguir
los que arañan
los que ladran y aúllan y muerden
para jugar
sólo jugar

da pánico apoyarse de espaldas en la pared del miedo
da temblores repasar la historia
da preguntas
averiguar si
en nueve meses nace
la verdadera belleza humana
del amor
la ternura
o el terror.

***

Llovía copiosamente, la noche daba para entablar temas.

Sus verbos y dichos con la intelectualidad que lo caracterizaba
comentando a ciencia cierta sobre la falsa existencia de Dios
y dioses.
Al momento de partir, pasada la medianoche,
me pidió que tuviera extremo cuidado
de no abrir mi paraguas bajo su techo. . .

***

La luna es una fogata blanca

haciendo la noche menos noche
pariendo agua en las hojas salvajes y mansas.
Dormito en el fuego de una veta calma,
los acordes van al crepúsculo de la esperanzada vida.
Respiro el hábitat,
perfuma mi boca un sustento azul,
calla el silencio,
raspa el olvido,
crean las melodías encerradas
bajo mi cama cansina un fugaz parto
a cerrar las ventanas
de la oración abierta,
con el corazón vivo,
con la permanencia de lo cierto.
Que la lluvia caiga, Señor,
sin cruz de dolor,
sin cadenas en los ojos,
sin mentiras en la rutina
de los que hacen girar el mundo
con sus fantasmas.
Que a tu voluntad reviva la Utopía.

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Lo veraz está en la intención, en la conciencia; lo verídico, en la palabra. Se puede ser veraz sin ser verídico, y viceversa; como se puede ser tenaz sin ser terco.
Enrique Mariscal

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Rubén Vedovaldi

Clave de Fratría

encontré una palabra fuera del diccionario
una voz anterior a los moldes de la imprenta

escuché esa palabra
anterior a la pluma del ánade silvestre
y del pavo real

esa real palabra,
esa palabra noble,
esa llana y villana voz del aire,
del agua,
de la tierra y los sueños

una misma palabra del pájaro y del hombre,
del amo y del vasallo
del juez y de los reos,
del río y de los incontables astros

fuera del diccionario florece y da su fruto
libre y presa
lazo de sangre y anhelo de todos

las summas, los misales y tratados
los pactos preexistentes
todo lo manifiesto y lo secreto de la cultura humana
resume esa palabra y la resuma
más allá de la leche más buena y de la patria

no la voy a olvidar
no la voy a explicar
no la voy a pintar en las paredes

voy a dejar que entre todos se cante
voy a dejar que entre todos se haga
……………………………como el fuego en la noche

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Antes de pensar qué país le dejamos a nuestros hijos, pensemos qué hijos le dejamos a nuestro país.
(Graffiti - extraído de Ñusleter)

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Alicia Perrig

Pecado Original

Hay dos soles
engullidos
en el abismo de sus ojos
tiene la boca
dormida de sonrisas viejas
los pómulos
escalan
cimas truncadas
un péndulo oscuro
agrieta
su espalda.
Dos panes humeantes los pechos cuajados.
Redondez de mundo danza en sus caderas.
Con pasos
ferinos
husmeaba la sombra
cuando una rebanada de luna desnuda
rasgó su vestido
y la roció de hierba.
Entonces
la noche fue fragua
y olió
……….a saliva
……….a sudor
……….a fuego
…………………….y espuma.

Ella no lo sabe
pero esta mañana
su cuerpo (en secreto)
celebra la vida.

Manos anchas
pies desnudos
pelo suelto
despierta
……………..María
……….……….……..con pecado concebida.

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La persona razonable se adapta al mundo; la irrazonable intenta adaptarlo a sí misma. Por lo tanto, el progreso depende de las personas irrazonables.
Bernard Shaw

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Libia Carciofetti

Despidiéndonos *

Siento que hoy me supera la tristeza.
Que todo porque sí, se daría con simpleza.
Pero ya mis ojos cansados por el dolor me pesan
y este cuerpo que fue tuyo ya perdió su fuerza.

Se me nubla la visión, y parece oscura la pieza,
tus labios no dejan de besarme, y casi no siento tu tibieza.
¡Tantas cosas! disfrutamos amor, con entereza,
que quedaron intactas, la ternura y la pureza.

¡No me llores amor! Si no estaré muerta.
Tú sigue cultivando en el jardín las fresias.
Perfuma como todos los días, nuestra casa,
y que ellas no falten del jarrón sobre la mesa.

Me diste lo mejor de ti, me voy contenta,
para mí eso fue siempre mi riqueza.
Hasta tu sangre inyectaron por mis venas
resucitando mil veces a esta muerta.

Hoy que llegó el día, la casa se silencia.
Aunque seguirás oyendo mi voz ¡Amor! abre la puerta.

Me falta el aire ¡no temas! me iré despierta.
Dame un último beso y ¡por favor! luego gira la cabeza.

Te prometo que me verás en una estrella
y seré como un ángel que te vela.
Vendré a visitarte por las noches
si me dejas la puerta entreabierta.

¡Por favor! sal ahora de la pieza.
Vienen ángeles a vestirme de princesa
el Rey con su corte allá me espera
eligió a tu amor, y ya… ¡No hay más tregua!

Volveremos a encontrarnos, estaré alerta.
Te estaré esperando sonriente, ya no enferma.
Me mudaré de cuerpo, y mi piel ya no deshecha.
En el cielo todo es eterno, y reina solamente la pureza.

* Copyright® Derechos reservados Nº 452298

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Si se nos debe condenar es preferible que se nos haga por habernos equivocado que por haber sido inútiles.
Luis Felipe Noé

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Viviana Walczak

....................................................“Acta est fabula”
.....................................................Augusto

Adelfas en flor

Cada vez que podía, regresaba a su hogar por el camino más largo. El sendero era muy sinuoso y demoraba mucho más tiempo en recorrerlo pero lo hacía con infinito placer porque disfrutaba observando las bellísimas adelfas en flor.
La mayoría eran blancas, aunque las había también púrpura y rosadas. Las que más le atraían, eran las de tonalidad fucsia, que conformaban una subyugante fusión, entre el carmesí y el lila. No se cansaba de recorrer con la mirada los vistosos pétalos, dispersos por el extenso adelfal, que en medio de las hojas verde-grisáceas creaban un armonioso contraste.
Siempre se prometía que, algún día, las cultivaría en su propio jardín. Las decorativas flores salpicaban el paisaje con su policromía, difumándose entre los altos arbustos, hasta perderse en la lejanía de un barranco. Metros más abajo serpenteaba, cristalino y caudaloso, un río que se fundía, algunos kilómetros más adelante, con el mar.
Esa tarde, estaba particularmente excitada porque había concluido la macabra tarea de encerrar a su amante en el viejo Faro de los Cormoranes, donde solían encontrarse en épocas felices. En ese entonces, creía ser su único amor y no sabía que, en cambio, tenía mujer y varios niños pequeños. Cuando se enteró, una furia incontenible se apoderó de ella, pero simuló indiferencia para poder llevar a cabo su plan. Fue fácil hacerlo porque, en esas playas, acostumbraban encontrarse para consumar sus amores que, con el tiempo, devinieron en clandestinos. Fue sencillo llevarlo hasta el viejo faro abandonado, adormecerlo, para luego, encerrarlo, atrancando la antigua puerta con el grueso travesaño que servía para clausurar la entrada. ¡Cuántas veces, habían repetido la escena cuando se marchaban, todavía trepidantes, bajo la luz de la luna, que cómplice los escoltaba! En esta ocasión no hubo lumbre porque el encuentro fue matinal. Tampoco hubo despedida con promesa de reencuentro, tan sólo un par de pisadas, solitarias, perdiéndose entre los médanos. La noche anterior, había verificado que era imposible salir por la pequeña abertura. Se encontraba a varios metros de altura y la cruzaban gruesos barrotes de hierro. Además constató, con placer, que nadie podría haber saltado desde tamaña altura sin estrellarse sobre las puntiagudas rocas circundantes. Miró por última vez la lúgubre torre y el viejo fanal de la cúspide, roto desde tiempo inmemorial. Sin darse vuelta, emprendió el regreso mientras, a sus espaldas, las olas lamían las rocas y el mar bramaba con furia inusual.

- ¡Desgraciado! -refunfuñó, insatisfecha con su venganza… ¡No quiero imaginarme tu cara de terror al despertarte y encontrarte, solo, en medio de la nada! Te lo tienes merecido por engañarme durante tantos años. ¡Justo a mí que sacrifiqué, ingenua, mi juventud a tu lado!

Rumiando todavía su odio se detuvo, distraídamente, a recoger flores para llevarlas a su casa. Levantó su amplia pollera a modo de saco y comenzó a arrancar, con avidez, las más bellas. Lo hacía con ímpetu y, en su afán por elegir las más bonitas, se cortó con el filo de una piedra. El tajo fue grande y su sangre le salpicó la blusa. No se asustó en absoluto y deslizó, rápida, la lengua por su delicado dedo. Succionó el líquido rojo que, después de unos minutos, dejó de brotar. Reunió las adelfas que habían caído al suelo y, de nuevo, emprendió la marcha.
Le llamó la atención ver gran cantidad de loros muertos por el camino. Los había visto en otras oportunidades pero nunca tantos juntos…
El recorrido le resultaba más fatigoso que de costumbre. Supuso que se debía a la tensión acumulada en las horas precedentes. El contorno de los árboles se desdibujaba suave y sentía un gran peso en las piernas. Tenía la boca seca y le molestaba la luz intensa del sol. Desconcertada, decidió sentarse debajo de un gigantesco abedul.
Allí quedó, quieta, de cara al cielo, rodeada por vistosas aves dormidas que, como ella, habían caído en la trampa de la fatídica planta. Nunca supo que todas las partes de las adelfas son mortalmente venenosas.

Del libro Pasiones sibilinas

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Podemos escoger lo que vamos a sembrar, pero estamos obligados a cosechar aquello que plantamos.
Proverbio Chino

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María Rosa León

Libertad incondicional

Mi tiempo de leer y de escribir
no es negociable ni transferible.

Ésa y no otra, es la razón
por la que sigo sola
en este arduo navegar
por el mar de la palabra.

De Musgo de silencio (Inédito - 2007)


Luz de escena

…………………………“Desde anoche se anuncia en mi osamenta
…………………………este golpe de lluvia resonando…”
…………………………Joaquín Giannuzzi


Extraño esa cosa mágica
de la luz de escena
y leer mis poemas
en la semipenumbra
de un café literario
o de una sencilla reunión
de trasnoche de los
amigos poetas trasnochados.

Y extraño, curiosamente,
la lluvia en Buenos Aires
y mis solitarias caminatas nocturnas
y la voz del silencio en mis oídos…

Extraño todo eso
desde mi plácida torre pueblerina.

De ¡Buenas noches, noche!, Leo Ediciones Artesanales (2005/2006)


Coartada imperfecta

En esta perfecta sucesión
de errores y fracasos
de mi imperfecto pasado,
de mi turbulenta historia personal,
apareciste como un perfecto
factor de cambio.

Pero nada cambió
y mi camino siguió
en un gatopardismo
aceptado y asumido.

Es que, quizás,
nada debía cambiar…

O tal vez nuestros tiempos
no estaban bien sincronizados
y nuestros espacios
no eran compatibles.

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Consentir que nos condecoren es reconocer al estado o al príncipe el derecho de juzgarnos, ilustrarnos, etc.
Charles Baudelaire (Extraído de LSD)

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D.R.Mourelle

Hamlet se retira

Pedir — lo que se da a cambio
o
tal vez
lo que no
la mayor de las veces
y creer que sí
no saber
justo donde — el sufrimiento
pide más tiempo
y el tiempo
menos luz


Sobre el canto del invierno

Tarde sola
aquel domingo
buscando otra cosa
encontró los tachitos del azúcar y la yerba
el termo barato

todo ahí
al fondo del armario
junto a las velas
los forros y la caja
de antibióticos vencidos


Vaso de leche y semillas

Hay mañanas
cuando quisiera que me contaras
un rato nomás — mi no hablar

pero — así — las cosas:
roto el puente
y mi cuerpo
tirado al fondo del río
entre las rocas

Poemas de la colección Los abuelos

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Sólo se tiran piedras contra el árbol que da frutos.
Proverbio indio

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Almandrade

El recorrido de los siglos
expele arrugas
en la geografía de la piel
y atrae el silencio
de las notas musicales
los que van a nacer
no van a experimentar
el futuro
van a rendirse
al presente.

***

A falta de un cigarrillo

el beso toma cuenta
de los labios.
De la boca, renace el deseo.
En la lengua, la humedad
lubrifica el amor.
Comienzo en la tarde, breve,
sin gusto de chocolate,
pero mojado
de lluvia y voluptuosidad.

*

Na falta de um cigarro,

o beijo toma conta
dos lábios.
Da boca, renasce o desejo.
Na língua, a umidade
lubrifica o amor.
Começo de tarde, curto,
sem gosto de chocolate,
mas molhado
de chuva e volúpia.

***

Un museo precario,

de la ciudad
apenas en el nombre.
Ni siquiera a lo lejos
una zamba,
sólo el ruido de la calle.
Pero la belleza sabia
repuso en la sutileza
de la muchacha de negro
que no es la transeúnte
de Baudelaire…
Desconfiada y fugitiva
se recoge.

*

Um museu precário,

da cidade
apenas no nome.
Nem ao longe
um samba,
só o barulho da rua.
Mas a beleza sábia
repousou na sutileza
da moça de preto
que não é a passante
de Baudelaire…
Desconfiada e fugitiva
se recolhe.

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No nos perturban las cosas sino las opiniones que de ellas tenemos.
Epicteto

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Santiago Bao

Estar vivo

............................“Vivamos sin ser cómplices, testigos”.
...............................Francisco de Quevedo


Estar vivo
no es transitar
por el decorado de la vida
es nervio a flor de piel
carne viva
no el mediador
de los acontecimientos
estar vivo
es acompañar
por los caminos inseguros
sin cartografías
en riesgo siempre.
Estar vivo
sensible vulnerable
estar vivo
tratando de vivir
es mucho más
que la vida
que nos dejan vivir.


Tiempos malditos

………………………… “Lo más denigrante es tener un patrón humano”.
…………………………Jacobo Fijman


Tiempos malditos estos
en que los esclavos
temen romper sus cadenas
y hasta se preguntan
si son dignos de ellas,
el amo y el esclavo
satisfechos,
la ilusión perfecta
de un paraíso maldito.


De la autenticidad en la Patagonia

De los pocos indios con cabeza
que han quedado por aquí,
la mayoría pena contra las piedras
y el viento helado de la precordillera.
Eso sí, los que ejecutaron
la magna epopeya
de inundar con sangre ajena
estos suelos áridos,
perpetúan sus nombres y apellidos
en ciudades, calles y monumentos,
en frías estatuas
a las que también va carcomiendo
la neutralidad del tiempo.


Paraíso modesto

A veces, sueño
con mi pequeño paraíso:
voy por un sendero
en el campo,
en la lejanía:
arboledas y niebla,
mientras la mañana
se suspende en la inquietud
placentera de aguardar al sol
y a los amigos queridos
para reunirnos
alrededor de la mesa
en la casa situada
en la campiña.

Estos poemas pertenecen al libro Despliegues (poesía), seleccionado por el Fondo Editorial Rionegrino (FER) para ser editado.

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Saber sobrellevar la derrota requiere un gran carácter, pero saber sobrellevar bien la victoria (sin humo de vanidad ni hollín de injusticia) requiere uno mayor.
Luis Franco

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Estela Parodi

Las Cuatro Estrellas

Adela llegó a la ciudad al atardecer de un caluroso día de fines de agosto. Los 700 kilómetros en colectivo la habían agotado. Sus sesenta años le dolían todos juntos en las articulaciones y sentía la ropa pegajosa, sobre todo por el primer trayecto en el camino de tierra. No veía la hora de tomar un baño y descansar un poco. Pero a pesar de eso, cuando pisó la primera vereda de Buenos Aires, se sintió feliz de saber que al fin cumpliría un viejo deseo. Ni las nubes tormentosas que se agolpaban en el fondo del horizonte, ni el gentío que ajeno a su propósito caminaba apurado por Retiro, ni siquiera la molestia de los huesos o de la ropa chapuceada, podrían hacerle desistir de su propósito. La enfermedad de su Alfonso le había obligado a postergar el viaje durante veinte años pero él ya no estaba. Ahora quedaban ella y el Guaco, que podía extrañarla un poco. La Romilda seguro le daría cobijo y algo de comida. Cruzó la calle y tomó un taxi directo al Hotel. Julio estuvo meses buscando en Internet el lugar que ella le pidiera, hasta que al fin lo habían logrado: “Hospedaje Las Cuatro Estrellas”. Sin lujos, pero bien ubicado, justo frente a ese departamento. ¿Qué haría él a esas horas? Sonrió mientras le pagaba al taxista. Seguramente no pensaba en ella, un ser anónimo, cualquiera de las tantas personas que caminan por ahí, ignorante a su vida y sin embargo tan ligado. Ya sabría de ella en su momento. Muchas cosas se decían en los diarios, aunque nadie había tomado su determinación.
Apenas instalada en la pieza, pidió al conserje que le enviara un té de manzanilla. A su Alfonso también le gustaba el té de manzanilla, que en paz descanse. A Ricardito, no, qué va, le gustaba el café fuerte. Seguro allá ni lo habría probado. ¿Qué le iban a dar café caliente? Gracias que le habrían tirado un poco de mate cocido en el jarro y algún pedazo de pan duro. Esos hijos de mala madre, qué café caliente ni ocho cuartos, tomá esto si querés y si no, aguantate. Le pareció ver los ojos de Ricardito cuando se acercó a la ventana y disfrutó con la primera visión del departamento que, más allá de la calle, se presentaba. Grandes las ventanas; grandes seguro, los ambientes, maldito rata, tendría que haberse muerto allá él también.
Comenzó a sacar la ropa y la acomodó en el placard. También el bolso alargado, el especial, el que había esperado tanto tiempo para llegar hasta allí. Después se dio un baño y se recostó en silencio. Miró el techo unos segundos y apenas le trajeron el té, se acomodó en la ventana para tomarlo. Lo sintió caliente, bajarle despacio por la garganta. También, el rencor. Después se acostó otra vez e intentó dormirse un rato hasta la hora de cenar, pero no pudo. Tenía siempre una imagen delante que no la dejaba en paz. ¿Cómo olvidar los ojos llorosos de Ricardito?
Al otro día se levantó temprano y fue al bar de la esquina. Buscó una ventana que le diera la posibilidad de no perder detalles de la entrada al edificio. Quería ver todos los movimientos, saber de él, estar segura de que lograría su propósito. Si era necesario se quedaría una semana, un mes o toda la vida, pero sin hacerlo, no se iba. Muchas veces pensó que ese hombre merecía otra cosa, más bochornosa, menos rápida, pero no estaba a su alcance. Tenía que conformarse con sus limitaciones, al menos algo era algo. Y en esos pensamientos estaba cuando lo vio. Salió apoyándose en un bastón pero a pesar de eso, su andar era bastante bueno. Lo vio ir hasta la esquina y luego perderse entre la gente. Sintió como una atroz punzada en el pecho.
Lo había visto en fotos, o en la televisión, pero ahora aparecía allí, casi frente a ella, con la única distancia del odio y apenas unas veredas separándolos. Era poco. Pronto, esa distancia se acortaría.
Adela se mantuvo seis días sentada en ese bar mirando cada aparición del hombre del bastón por la puerta del edificio. Durante ese tiempo, atravesó miles de sensaciones diferentes. El dolor en la boca del estómago, los puños apretados por antiguas impotencias, la angustia aprisionándole el pecho, el desprecio por ese ser gris mostrando una imagen decente, casi cándida para el que no sabía, para aquél a quien podría engañar, para el que acaso desconocía ese otro perfil fuerte y lleno de soberbia del pasado. Y otra vez los ojos de Ricardito y el frío sentido entre la carne a pesar de que agosto seguía denso, ardiente, amenazado por tormentosas nubes. Debía llegar hasta el fin porque si no, jamás lograría que en su interior la paz se le quedara quieta. Y entonces supo que ya había mirado bastante, que era la hora.
Al día siguiente no bajó. Pidió el desayuno en la habitación y cuando el mozo se fue, sacó el bolso del placard. De allí extrajo el rifle y armó la mirilla. Se colocó delante de la ventana y esperó. Calculó distancias y sin quererlo, se le cruzaron delante de los ojos, algunas otras muertes, demasiadas. Prensó el gatillo con su dedo y cuando el hombre del bastón salió a dar su acostumbrado paseo matutino, apuntó y sin pestañear, disparó tres tiros. Desde la ventana lo vio derrumbarse en un manto de sangre. Algunas personas escaparon al escuchar los estampidos. Otras se acercaron. Pero ella ya no miró hacia afuera. Guardó todo en el bolso y bajó para pagar su hospedaje. El conserje, desencajado, le contó que desde alguna ventana habían baleado a un hombre afuera, a un famoso General que había muerto. Pero nadie podía sospechar nada de esa mujer de ropas humildes, cabellos canosos y manos arrugadas menos por el tiempo que por la espera.
Salió enseguida después de pagar sin hacer un solo comentario. Tomó un taxi en la esquina mientras la policía comenzaba a llegar en varios móviles. Dio una última mirada, cargó los bolsos y le pidió al taxista que la llevara a Retiro.
Adela llegó al pueblo de noche. Tarde para retirar al Guaco que la olió en el viento y no paró de ladrar hasta la madrugada. A la mañana siguiente preparó el mate y fue a juntar unas rosas al jardín. Ya el perro andaba husmeado la puerta cuando la abrió y apenas le movió la cola le dijo que lo había extrañado.
-Vamos, Guaco, vamos a poner unas flores al lado de las fotos. El Alfonso descansa en paz y Ricardito… Ahora puedo estar tranquila. Mirá, Guaco, qué lindo que está con ese uniforme. Fue el día que se fue a las Malvinas. Sus ojos están más tranquilos ahora. Sí, ya sé que me extrañaste. Yo también. Ahora me voy a tomar unos mates y bueno, la vida sigue. Tenemos que alcanzar el final. Nos llega a todos sin remedio.
Mientras acomodaba el bolso alargado en el ropero, pensó que todo lo que uno aprende en la vida, sirve alguna vez. Con cierta nostalgia, recordó a su padre poniéndole la escopeta en la mano y ordenándole que tirara. Seis meses la tuvo así hasta que dio en el blanco. “Toda persona que vive en el campo, debe saber tirar, Adelita, cualquier día de estos lo podés necesitar”.
Una lágrima se le derramó. La secó y cerró el ropero con doble llave. Iría a comprar el diario. En un rato llovería. Sería una buena mañana para tomar mate y leer noticias.
.........................................................(Funes, 27 de agosto - 2006)

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Lo imposible es el fantasma de los tímidos y el refugio de los cobardes.
Napoleón Bonaparte

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