jueves, 10 de abril de 2025

Ricardo Ponce Castillo

Lotería de amor 

Descubrí, amada mía 
en el cénit de tu mirada 
cómo revolvías mis sueños, 
como lotería de amor, 
para ver si te tocaba 
mi sonrisa que te haría feliz, 
mis caricias que te harían 
soñar, cantar, bailar, reír, 
mis besos plenos de pasión 
que te llevarían al premio mayor: 
hijos, familia, el amor de Dios. 

Feliz construí un castillo, 
con el más hermoso jardín, 
como el celestial que el padre dios 
tiene preparado para recibirnos 
cuando llegue la hora desconocida 
de nuestro retorno a casa;
lo cubrí de flores y árboles, 
con frutos sagrados, cuya savia, 
con ingenio la trocamos en vino, 
y otros que con su cuerpo 
lo trocamos en pan de vida. 

Por eso, te reitero amada mía, 
mi amor por ti es eterno, 
y te cubro de joyas y vestidos 
que modelen tu figura corporal, 
y cenicientos zapatos que te llevarán 
a caminar por el valle de los sueños, 
por eso, sólo mírame y regálame 
una sonrisa para hacerlo realidad. 

23.08.24 


La música 

Antes, cuando las cítaras 
eran acariciadas 
como la madre a un hijo, 
las notas musicales 
acariciaban el cuerpo 
de las odaliscas 
y éstas impregnaban 
ceremonias sagradas 
y nos llevaban a conversar 
con el padre Dios.

Así era la música, 
un deleite para el paladar el alma, 
un pan en momentos de aflicción, 
un vaso de agua en las sequías, 
un beso de mujer enamorada. 
Qué pena, la nueva generación, 
ahora prefieren más 
la sonajera de tarros 
y canciones en idiomas 
que ni entienden. 
Dios, qué fácil es para el mal 
envolvernos con su mentira 
y llevarnos por el camino del dolor. 
¡Qué pena! 


No es tu culpa 

Ya lo sé, por favor ya no llores, 
entiende, no es tu culpa, 
en tu malévola construcción 
los humanos inteligentes 
celebraron tu nacimiento 
brindando con champagne 
con su socio, la muerte. 
Sí, lo sabemos, somos humanos, 
traerás muerte y destrucción, 
no es tu culpa, créeme, 
doblegados por el dios Dinero 
no pudimos ni siquiera evaluar 
nuestro grado de idiotez. 
Estamos como estamos 
porque el bueno, 
el que tenía que alzar la voz 
no fue capaz de protestar 
por el atropello a su derecho.  
 
Te llamaron la bomba atómica, 
temible por tu poder, 
anda, ven, te esperamos, 
la corrupción y la frialdad 
de los con corazón podrido 
te llevan en su idiotez 
a nuestra autodestrucción. 


Últimos dos poemas, tomados de la web 'Literatura y algo más' 

Ricardo Ponce Castillo 
Coquimbo, Chile

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