en lo que cae sobre cimientos de algas y raíces
para crecer de nuevo
en tu mirada que niega las orillas
para permanecer lejos siempre lejos
en los patios de naranjos
en las bicicletas colmadas de plantas y rosas
a la espera de piernas y movimientos
en los cables que arrullan a palomas en celo
en el felino atento por saltar al vacío
en un lado
en otro
* * *
que llegue al ritmo
de la persistencia
que cubra con su manto
lo inhóspito y lo yermo
que caiga
y no deje de caer
que esta lluvia amanezca
con junio
y se esparza
y trace horizontes
que llueva entonces
sin tregua
que caiga y no deje de caer
para dar paso
hacia arriba
al abajo
* * *
se alimentó del agua
con un goteo perseverante y quieto en apariencia
asistió al desprendimiento minucioso
de los jacarandás
al oleaje de tilos
a la danza de plátanos
al péndulo de glicinas en flor
reconoció
su recinto en el desorden
a pasos de la pared y los mentales
de lo hostil y de los sinsentidos
permaneció al acecho
de la luz refractaria
del sol y las estrellas
* * *
¿y entonces?
¿en nombre de qué o quién?
¿de lo extremo e inaudito?
¿de lo inquebrantable?
¿de lo obsceno?
¿dónde?
a un paso
del vacío y los barrancos
del estallido
que no es fin
sino principios
en medio de bosques
entre lianas y líquenes
desde el asilo a las cavernas
con el reverbero del agua
o su espejismo
¿con cuánto?
sin más
que una hora señalada
despojos
aguijones en sangre
sin más
que un manto de niebla espesa
¿por cuánto?
a precio
de un beso
y dos abrazos
un son de violetas enlazadas
cae
es lo único que cae
haz de luces
cae
de cara al sol
de cara al sol
Textos del poemario inédito de la autora: El silencio de los corales, 2024
María Pugliese
Muñiz, Buenos Aires, Argentina
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