Las Troyanas
Tras la destrucción de Troya con el ardid de un muñeco infernal,
la guerra, la guerra siempre presente como un juego, demostración omnipotente de
los poderosos.
Los mares infectados de naves guerreras, los cielos manchados de
azufre y fuego, la tierra marchitada por la sangre vertida, el aire con pavor
del veneno y en el viento.
El acero que hiere la carne, la lanza que perfora los pechos, la
piedra que mata, el talud que aplasta, hombres muertos en los combates, niños
despojados de alimento materno, el fuego, el fuego que todo lo arrasa.
Un caballo siniestro, un caballo enorme, ardid de la mentira y
de la destrucción.
La invasión, el territorio arrasado por los vencedores, la
venganza clava su triunfo sobre los débiles.
Helena de Esparta y de Troya es el pretexto universal para la
perversión de los poderosos.
Cualquier motivo sirve para la guerra. Nunca han sido fáciles
los tiempos de paz.
Helena será María, Susana, Patricia, la raptada por la pasión.
Helena posesión de toda costumbre.
Helena portará todas las culpas de la humanidad.
Helena de Troya vencida, Eva de la tierra humillada, posesión
del tiempo y del poder.
Porque el poder, acostumbrado a ganar, mata, saquea, tortura,
impone y manda.
Bombardea desde las alturas. Sus pegasos alados, siembran la
tierra de desolación y asesinatos.
En Esparta, en Las Troyas de todos los tiempos y confines,
derrotas de aceros y de azufres.
Roberto Romeo Di Vita
Buenos Aires, Argentina
Muchas gracias por la publicación de LAS TROYANAS, generosa amiga Analía Pascaner . Roberto
ResponderEliminarCon gusto, Roberto. Gracias a vos por permitirme compartir tus escritos con los lectores de la revista con voz propia.
EliminarUn abrazo
Analía
Fantástico texto Las Troyanas, el que cíclicamente se repite con incontables Helenas. El Poder no tiene límite. Felicitaciones por tu obra que viene desde Troya y tan bien argumentada. Gracias Anita por editarla. Aplausos y abrazos a los dos
ResponderEliminarGracias por tus conceptos y tu lectura, Ana.
EliminarCariños
Analía
Fraternales Gracias, Amigas, Analía y Ana Lía Gattás, son ustedes muy generosas, Roberto
ResponderEliminarA tí, Roberto! No es habitual que el autor nos escriba luego de los comentarios. Dice mucho de la importancia que le imprimes a nuestras brees y sentidas palabras. Saludos cordiales mendocinos
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