jueves, 3 de septiembre de 2020

José Antonio Cedrón

La grande bellezza

A veces miro lejos y alcanzo a ver.
Pero pasa. Y camino.
Vi a mujeres
dormirse en mis almohadas,
los labios en un beso, las pestañas pintadas.
Después llegaba el aire. Yo fumaba.
Y se iba descalza, borrada por el humo.
Puedo estar solo, casi, siempre casi.
Mis amigos predican, hablan, se disuelven
en sus lazos de sangre, sus cuentos de palacio.
Bebemos y mentimos sin razón ni saber,
cuando brindamos.
Me siento igual. Como si supiera que pronto
lo perderemos todo.
Es grande la terraza.
Lo que se ve es el tiempo, que no ve,
vemos nosotros:
un ladrón descuidado, el borracho expulsado,
el caer de una lágrima en el piso.
Pronto no quedará huella.
Y me dicen que escriba. ¿Escribir qué?
Si el que me mira lo hace entre comillas.
A veces cruza un barco en la pantalla
seguido por la luna.
Pero pasa y camino. Yo sigo caminando
cuando todos se han ido. 


De la vida de los espejos

Los espejos sirven para afeitarse, peinarse,
maquillarse, ponerse la corbata,
pintarse las pestañas, despintarse,
jugar a ser no ser…
Los espejos no tienen cultura ni vergüenza,
ni se hacen responsables
del tiempo y la cultura de quien se mira en ellos.
Su función es servil, su inocencia es perpetua.
Y aceptan confesiones, gemidos, llantos, injurias,
raspaduras, traiciones,
sin queja ni dolor.
Los espejos no están obligados a detener el tiempo
ni a revelar pasados ni presencias
de los fieles o infieles.
Tampoco a ser citados como testigos de cargo
o de descargo de acusación posible en ningún juicio.
Bajo ningún pretexto pueden ser desmentidos
ni hacerlos responsables de valoración
en circunstancia alguna
por parte del mirado.
A veces los espejos ven mucho más aquél,
pero no lo revelan, a nadie, nunca, nada.
Porque nacen del agua y son inalterables a la luz,
a la sombra, al frío y al calor,
a la crueldad y al odio, a la bondad,
los espejos pueden resistirlo todo
sin que se les derrame una lágrima de plata.
Sólo el tiempo o la noche desnuda los disfraces
de sus imitadores.


José Antonio Cedrón
Argentina

4 comentarios:

  1. ¡Tus poemas son una 'grande bellezza', José Antonio!!! Te saludo.

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  2. Una grande bellezza con tan hermosos versos! Caminar, mirar, ver, redondear el aire con las palabras y verse sin hablar aunque queden huellas inevitables. Excelente semblanza del andar por la vida, silenciando tal vez, hasta la lágrima. Tan enorme como La vida de los espejos, tan sin vida ellos. Uno los mira y se mira, y seguramente no imaginaríamos todo lo que el Poeta nos cuenta con sutiles detalles. Muchas gracias José Antonio Cedrón. Tus imágenes alentaron mi imaginación y gracias también a Anita por compartirlos. Abrazos cordiales a los dos

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