La playa
Sabes
una cosa,
cada
vez que vuelvo a ti,
me
recibes y me acaricias
con
esa brisa que
espanta
penas y cansancios,
que
me hace olvidar
problemas,
enfermedades,
todo,
por
eso disfruto de ti,
y
trato de recordar
a una
persona muy parecida a ti,
que
me acaricia y me sonríe igual,
¿pero
no sé quién es?
Tú te
enojas conmigo y con todos,
por
ensuciarte, por no cuidarte,
nos
castigas con las olas
y las
marejadas estruendosas
que a
veces nos hace temblar,
y a
veces nos haces reír;
gracias
a nuestra porfía
nos
has castigado
con
tsunamis y tormentas,
y yo
sigo imaginando
¿a
quién me recuerdas?
Al
final,
sigues
siendo por siempre
esa
esposa, hija, madre, hermana
y
amigas que me aman
como
la vida me ha enseñado a amar.
Quisiera
seguirte alabando,
agradeciendo
tu amor y tu amistad,
a
pesar de tus enojos justificables
te
daré gracias por siempre,
porque
a pesar de todo
nos
quieres.
Adiós
playa querida,
Ah,
ya se a quién me recuerdas,
por
eso me voy,
en
casa me está esperando
MAMÁ.
Cuando dijo sí
Sus anhelos navegan
junto al paso del tiempo
que se escabulle malicioso
por el sendero de la larga espera de su
llegada.
El Sí que había recibido
tronaba en su mente
y mil sueños iniciaron
su paso por la vida.
Ya no era la incertidumbre
de saber si lo aceptaba o no,
el gran amor que por ella fluía desde el
fondo de su alma
era su estandarte.
Y el tiempo pasaba
silencioso, lento,
su impaciencia comenzaba
a tramar pensamientos
que no eran suyos,
pero afloraban pese
a su control con el arma
del amor.
Su impaciencia llegó a su fin
cuando ella lo llamó
desde la entrada de la plaza.
Como las olas
Dime amada mía,
acaso debo buscar
en el vaivén de las olas
ese sentimiento
que me consume,
o en las ondulaciones
provocadas por el viento
causando risas furtivas,
buscando desalojar
la pasión que corroe mi alma
para decirte
cuánto te amo.
Como las olas
derramaré mi torrente
de caricias
para demostrarte mi amor,
para expresarte
mis sentimientos
que no dejan de danzar
al ritmo de este frenesí
que me agobia.
Ay, amada mía,
confío en que las olas
danzarán igual que yo
hasta alcanzar tu amor.
Ricardo Ponce Castillo
Coquimbo, Chile
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