miércoles, 11 de junio de 2008

Rubén Vedovaldi

Donde menos se lo espera

Ventana que recupere cúpulas o perfumes que llaman al tiempo
todo padre respira en el aire de los versos
un millar de pájaros sueñan donde el fuego calcina las bocas de sal
y esta música corre de tormento a canción
dedos del ocaso en jarro de abismo

El río que se yergue caliente de alba y ojos y el junco de antifaces sonoros
con su fría partida de manos infantiles;
la garza fantasma y esta orilla de tristes desusos
cuando el tiempo miente a la boca otro sueño

Labios necesarios de una orilla que empieza en sombra
o cardumen de nácar nosotros en la luz
Un golpe de pasiones reinando sobre las rosas llenando abejas como párpados
el tiempo es una verdad que espera solsticios para alumbrar
abierta bondad de las piernas de la sirena de piedra y anhelo
pezones de plata en la boca de aquel dios
y un hallazgo a lo lejos de guantes y agujas y señales en desorden

El reloj reconoce un cartel con espinas de silencio
las palabras coronan o desmienten el cielo
La madre de los huecos ofrece una bolsa de cabezas
que cubren la mancha de las estaciones
¿Un diablo invoca empecinado a los patriarcas?

Los señores perturban el efluvio de los huesos
……………………………………….con lluvia de piedras y señales

Muertas ciudades con su túnica de mar
el vidrio allende las tinieblas
cruento día tatuado en la carne oscura
y estos pechos de sombra
la tierra al calor de los hondos patios
y donde menos se lo espera
……………………………………………………el espacio por venir.


...............* * *

Desérticas ciénagas--fétidas playas con descompuestas gaviotas y este mayoral de los horizontes en la pastoral de un mar que se rinde--O esta mosca en la curva impenetrable de lo que golpea las estrellas y las células--Esto que sirve de amiga en el laberinto; esto que recupera el pasaje en el abordar de la muerte más difícil--Y cuánto mal olor y cuánta bobera, como en todas las estaciones del amanecer,--replegado--astilla del tiempo--intríngulis mucilaginosa
Fuelle contenido que se estrecha informe en el viento seco; clara indiferencia fresca que piensa temprano en la partida--Esto que escapa, esto que tomó el camino del esófago como esqueleto que asomara a la hora del ensimismamiento, caprichosamente complacido en esperar el definitivo retorno;--mascando moscas despanzurradas en la apestosa y paupérrima quinta.
Albergue tranquilo que llorando ríe después de mañana al cangrejo de mar--Nada puede sentarse mejor y sólo esperaba las raíces,--almidonado en patios con penumbras que, al caer, no sabían qué habría detrás de la montaña, si madre o guindajos; biblias en papiro letal o filiformes desayunos blancos de figuras con dioses terrestres; señales que olisquean esa orla del drama.
No hablas.
Aquí queda en olvido esa mujer--No se diga otra palabra,--soñar hojaldre era cuando nosotros estábamos debajo del camino que se desmoronó--El olvido es fantasma de mujer que pertenece a cualquier hombre sin dios--Pequeña satisfacción de un pequeño insecto que en la bella palabra de su sombra,--regurgita una poesía suficiente para jaurías, piaras y manadas.---Perdido dolor de crear ese imprevisto evitar del dolor---Mujer libertad, festín de esporas--distante y fría;--cernida ceniza de capas de un cascajo entre la nada y lo menos que nada.

(R)ubén Vedovaldi - Capitán Bermúdez, provincia de Santa Fe

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Pensar es dejar de venerar, es rebelarse contra el misterio y proclamar su quiebra.
Émile Cioran


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2 comentarios:

  1. Bravo Rubén, sencillamente hermoso.
    Víctor hugo Tissera

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  2. Coincido con vos, querido Víctor, considero que los textos de Rubén están colmados de imágenes profundas y movilizadoras.
    Un abrazo
    Analía

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