jueves, 3 de enero de 2008

José Alejandro Arce

Cerca de nada

Era la siesta
Tibia y cálida,
Las aves coloridas
Trinaban sin cesar,
Capullos traviesos
Escondían levemente
Al astro rey,
La arena mansamente
Se humedecía,
Y allí estaba yo
Rodeado de un
Paisaje increíble
Y cerca… tan cerca
De ti que torturabas
Todo mi ser al
No reparar en mí.

No pude estar

En una siesta como todas
Llegaste plena de albura
Tus ojos dejaban entrever
Un brillo extraño en tu mirada,
Como vaticinando lo nefasto.

La siesta fue tarde y en
La tarde la noticia fatal
Te fuiste llevando
Mi pensamiento y mi tiempo;
Yo también presentí algo.

La tarde fue noche y de
La noche nació un nuevo día.
Supe lo ocurrido, me desesperé
Quería contenerte, consolarte,
Y no pude estar.

Te imaginé con la sonrisa marchita,
Sin apoyo alguno y todos
Apoyándose en ti, agotando tus
Fuerzas, quebrando, lastimando,
Y mancillando tu frágil ser.

Jamás me lo perdonaré,
Sabía que al verte mal
Me derrumbaría contigo,
No te serviría mi presencia
Y eso terminaría por abatirme.

Fue mi temor, recelo, miedo a
Saberme débil, a verme inútil,
Por todo eso y por las cosas
De nuestras vidas…
No pude estar.

José Alejandro Arce - Bella Vista, Corrientes
http://gritos-de-mi-alma.blogspot.com
http://revistapoeta.blogspot.com/

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Personas hay que reputarán de triste una comarca por el hecho de haber estado en ella en tiempo lluvioso.
Yoritomo Tashi

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