lunes, 26 de abril de 2010

Editorial

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con voz propia nº 39 - abril 2010

revista literaria



……………………………………………Donde quiera que vayas, ve con todo,
……………………………………………lleva siempre al lado tu corazón.
……………………………………………Confucio



…………… El tiempo perdido *

…………… Ante la puerta de la fábrica
…………… el obrero se detiene de repente
…………… el buen tiempo ha tironeado de su chaqueta
…………… y no bien se vuelve
…………… y mira el sol
…………… muy rojo muy redondo
…………… sonriente en su cielo de plomo
…………… le hace guiños
…………… familiarmente
…………… Di camarada sol
……………¿no te parece
…………… una reverenda burrada
…………… regalarle un día como éste
…………… al patrón?

……….……Jacques Prévert - Francia, 1900-1977

…………… Tomado de http://www.lexia.com.ar/prevert.htm
…….……* Publicado anteriormente en revista con voz propia, mayo 2007




……Con los primeros árboles derribados comenzó la civilización.
……Con los últimos árboles derribados, la civilización terminará.




………………………… Desocupado

………………………… Cuando me echan del trabajo
………………………… abro los brazos en la puerta de la fábrica
………………………… y grito:
………………………… “¿Señor, por qué me has abandonado?”

………………………… Pero el suelo no se abre.

………………………… Andrés Bohoslavsky
………………………… El pianista del Black Cat y otros poemas



Cada día, mis deseos de que todos tengamos trabajo.
Y en este 1º de Mayo, un feliz Día del Trabajador para cada uno de ustedes.
Con un abrazo cálido, me despido hasta el próximo mes.
Analía Pascaner



……………Que no nos falte el trabajo
……………ni las ganas de soñar
……………que el sueño traiga trabajo
……………y el trabajo dignidad.
……………………………………Alejandro Lerner

...................................... ......................................
......................................Edición y dirección: Analía Pascaner
......................................San Fernando del Valle de Catamarca
......................................Catamarca – Argentina
......................................
......................................

Karin Boye

Sí, por supuesto duele

Sí, por supuesto duele
Sí, claro que duele al romper los capullos.
¿Y por que habría de temblar la primavera?
¿Por qué toda nuestra ardiente añoranza
en helada palidez amarga se uniera?
Si todo el invierno estuvo cubierto, ¿qué pudo
de nuevo traer lo que estalla la tierra?
Sí, claro que duele al romper los capullos,
duele por lo que crece
y por lo que encierra.
Sí, es duro el caer de las gotas.
Pesadamente cuelgan y de miedo, temblorosas,
se pegan al vástago, crecen, rolan -
el peso tira hacia abajo, pero siguen las notas.
Es duro ser incierto y temeroso, escindido,
duro sentir como el abismo llama y atrae,
sentarse de pronto y apenas temblar -
es duro querer quedarse
y querer caer.

Entonces, cuando empeoran las cosas y no hallan
ayuda los brotes para romper en su júbilo.
Entonces, cuando ningún miedo ya retiene,
en resplandor caen y se hunden del vástago las gotas
olvidan que han sido espantadas por lo nuevo
olvidan su miedo antes del vuelo desplegado -
por un segundo sienten la seguridad suprema,
en la confianza quedan
que ha creado el mundo.

Karin Boye - Suecia, 1900-1941

Traducción: Alejandro Drewes


.......Del poemario För trädets skull/ Para los árboles míos
.......Tomado de AERA Revista de Poesía


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Nunca te entregues ni te apartes
junto al camino, nunca digas
no puedo más y aquí me quedo.

La vida es bella, tú verás
como a pesar de los pesares,
tendrás amor, tendrás amigos.

José Agustín Goytisolo, Palabras para Julia

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Mario Benedetti

Desde los afectos

¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno sólo tiene que buscarlo y dárselo.
Que nadie establece normas salvo la vida.
Que la vida sin ciertas normas pierde forma.
Que la forma no se pierde con abrirnos.
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente.
Que no está prohibido amar.
Que también se puede odiar.
Que el odio y el amor son afectos.
Que la agresión porque sí, hiere mucho.
Que las heridas se cierran.
Que las puertas no deben cerrarse.
Que la mayor puerta es la del afecto.
Que los afectos nos definen.
Que definirse no es remar contra la corriente.
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo más se dibuja.
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio.
Que negar palabras es abrir distancias.
Que encontrarse es hermoso.
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida.
Que la vida parte del sexo.
Que el “por qué” de los niños tiene un por qué.
Que querer saber de alguien no es sólo curiosidad.
Que querer saber todo de todos es curiosidad malsana.
Que nunca está de más agradecer.
Que la autodeterminación no es hacer las cosas solo.
Que nadie quiere estar solo.
Que para no estar solo hay que dar.
Que para que nos den también hay que saber como pedir.
Que saber pedir no es regalarse.
Que regalarse es en definitiva no quererse.
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos.
Que para que alguien sea hay que ayudarlo.
Que ayudar es poder alentar y apoyar.
Que adular no es ayudar.
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara.
Que las cosas cara a cara son honestas.
Que nadie es honesto porque no roba.
Que el que roba no es ladrón por placer.
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo.
Que para sentir la vida no hay que olvidarse que existe la muerte.
Que se puede estar muerto en vida.
Que se siente con el cuerpo y la mente.
Que con los oídos se escucha.
Que cuesta ser sensible y no herirse.
Que herirse no es desangrarse.
Que para no ser heridos levantamos muros.
Que quien siembra muros no recoge nada.
Que casi todos somos albañiles de muros.
Que sería mejor construir puentes.
Que sobre ellos se va a la otra orilla y también se vuelve.
Que volver no implica retroceder.
Que retroceder también puede ser avanzar.
Que no por mucho avanzar se amanece cerca del sol.
Cómo hacerte saber que nadie establece normas salvo la vida.

Mario Benedetti - Uruguay, 1920-2009

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El hombre que se levanta es aún más grande que el que no ha caído.
Concepción Arenal

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Víctor Hugo Tissera

-Santa Fe, Argentina-

Volver


He venido derramado
en un pájaro fugaz
a buscar los latidos
que quedaron en el corazón
que una vez fue mío.
He vuelto a mis costados
sabiéndome detrás de cada verso,
para no volver a dejar
mi minúscula existencia,
en los bordes habitados del destino.
Cada vida
es un océano de huellas
que dejan el vestigio de los huesos
en los soles amarillos del estío.
He venido
vestido de intemperie
con un trino de relámpagos y truenos,
a sorber el líquido frutal
de la memoria.
Hoy estreno otra vida
y quiero verme en un espejo
con el rostro del ayer que ya no es mío,
y se ha ido,
hacia las últimas auroras
del pasado.

...........................Septiembre 2008


Indiferencia

Me hiere la indiferencia.
No estás aquí, para ocultarme
de tu mirada.
Soy como tú.
Geométrico y lineal.
Apasionado por las notas
de un instrumento.
Orgánico y vital.
Sangrante hasta el extremo
de las ausencias.
No descuelgues tu humanidad
enmarcada en ángulos perfectos.
Deja que sólo tu ropa
se deshilvane al viento,
otra, cubrirá la desnudez
del exterior.
Tu alma debe estar intacta
a la misma altura
de los ojos de Dios.

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Vive de modo tal que, cuando tus hijos piensen en la justicia y la integridad, piensen en ti.
H. Jackson Brown

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María Pugliese

-Muñiz, provincia de Buenos Aires, Argentina-

Carta II

Desde mi habitación, lejos, tan lejos de nosotros...

¿Cómo llegamos hasta aquí? ¿Quiénes se alejaron para dejarnos ahora enfrentados, tan solos, con tanto desamparo? ¿Cuál fue la negación que nos convirtió en cómplices de sangre? ¿Qué perdimos o qué buscamos para encontrarnos? En principio conté con pedazos dispersos en una veintena de espejos, superpuestos, y ese sobresalto en las comisuras por explorar el sabor de los besos. Aunque rocé cien veces con la parte exterior de mi mano las líneas de tu cara, nunca supe quién sos, ni si este desorden de los sentidos no es más que la reproducción de secuencias amatorias que tejí y destejí por mí, sólo por mí.
Las caricias modelaron en cada encuentro, con ímpetu de animal, la convicción de que al darnos la espalda, olvidaríamos todo.
“en aquel lugar permanecerán los aromas, los ecos, las acequias, la expectativa de que después del después no habrá horizontes ni vistas hacia atrás. Esta historia se nutre de detalles pero prescinde de datos en tiempos y en espacios. Nuestra historia de amor invita a una fiesta que exige tan sólo de la intención y merece un desorden arremolinado entre paños de seda”. Este fue nuestro pacto.
En fin, ya no tenemos lugar y la única certeza es simulacro.

Vendrá mañana?,
M.


III Premio del Certamen Internacional de Cartas de adiós. Mar del Plata, Argentina. Diciembre 2004


…………… * * *

amasé un firme lecho
apiñé aguas peces algas caracoles
y cuanto brillo emanaba
del desierto

qué hubo
sino redes
un par de aristas con girasoles secos
y a excepción del trabajo
hubo castigo
……………………quebranto
…………………………………………penitencia

…………… * * *

apenas una bruma
ciñe los racimos
con tintes pálidos
los mece y desmenuza
hasta el cansancio
hasta el abandono
sobre la fibra opaca
……………………………………de las baldosas

apenas si desprende cada pétalo
su hálito implacable
bajo cielos infantes

apenas sólo apenas
un roce con el pico en la savia
altera el equilibrio
de las ramas

apenas terciopelo
transporta una brisca de polen
en amarga fragancia
al cuenco del costado
en que no está

…………… Los dos poemas pertenecen al libro Vigías en la noche (2007)

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Nunca pudo ser inteligente, porque cada vez que estaba por aprender algo llegaba la felicidad y la distraía. Se dedicó a vivir y no tuvo tiempo para hacer otra cosa.
Facundo Cabral


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Araceli Otamendi

-Buenos Aires, Argentina-

Sin palabras

…………… En Homenaje al Día del Periodista

Así me sentía, así estaba: sin palabras. El auto pasó a buscarme a las seis. Sí, a las seis. Era un remise alquilado, dispuesto para mí a las seis de la mañana. ¿Qué iba a hacer entre las seis y las once, cuando llegara el avión?
Llevar las revistas a las radios y a los canales de televisión. En eso había quedado con él. Si salía bien, festejaríamos con champagne. Si salía mal, tal vez comeríamos un sándwich en algún lugar.
El avión llegaría a las once, había que ir a Ezeiza. Esperaría una hora, tal vez hora y media antes, aburriéndome en el bar hasta tener la confirmación del horario.
Mientras, camino al aeropuerto el conductor me contaba su drama; su mujer y sus hijos estaban lejos, de vacaciones, en la playa. Cuando ella llegara, porque no la veía hacía dos meses se iba a separar. Para eso había hablado ya con un abogado. Ella no sabía nada, los hijos tampoco. ¿Qué disparate se le había ocurrido? No podía estar lejos de ella tanto tiempo. ¿Y por eso iba a destruir una familia? Le dije. Me miraba a través del espejo retrovisor. Tal vez tuviera razón, dijo. Piénselo, dije, no haga locuras. Entonces yo era una psicoanalista, lo estaba asesorando, ¿tan fácil había sido escucharlo, decirle eso para que cambiara de opinión? El hombre se quedó callado, seguramente pensando en lo que había decidido apenas unas horas antes. Mis palabras lo hacían pensar: no haga locuras, piénselo…
¿Cómo escribir lo que ocurrió antes? Era de noche. El camino asfaltado nos llevaba por la ruta y ahí empecé a ver todo: cada uno que salía de la casa y ataba el caballo a la puerta del garage como si dos épocas transcurrieran juntas; era de noche, y faltaba mucho para hacer el reportaje a ese desconocido que llegaría en un avión, vestido de fama y de honores al que no conocía, al que nunca había visto. Y para eso habíamos arreglado todo: vestirse lo mejor posible, peinarse, estar antes en el aeropuerto y lograr una nota, una buenísima nota porque había que festejar con champagne el éxito de la revista.
Y esto era algo que estaba ocurriendo, íbamos de noche, por la ruta, había visto a varios hombres en las puertas de su casa atando caballos en la puerta de los garajes, seguramente estábamos en la provincia, y también había visto calles inundadas, casas a las que les había subido el agua al techo y los únicos que se salvaban eran los niños, tan niños, tan pequeños, festejando en los techos, saludando y yo también saludaba porque ellos se habían salvado del agua…
El visitante llegó una hora después, el avión se había retrasado. Al verlo me pareció que tenía una actitud de conquistador que llega a nuevas tierras: Francisco Pizarro pisaba América. Lo saludé, me saludó, eso fue todo. Mis palabras fueron: le voy a hacer una entrevista.
Francisco Pizarro – lo llamaré así – no contestó. Nos dirigimos, yo pensaba, al remise que estaría esperando afuera.
Pero no, todo era tan raro que de golpe se había hecho de noche, afuera del aeropuerto y alrededor todo estaba oscuro, apenas iluminado con algunas estrellas.
Un auto estaba esperando a Pizarro y el remise que debía esperarnos se había ido. Tal vez el conductor iba a buscar a su mujer y a las hijas a la playa lejana.
Pizarro indicó el auto como si yo supiera lo que me decía: dentro del auto estaba una mujer y otra pareja, la radio a todo lo que da tocaba música de tango. La mujer y la pareja comían trozos de sandía y el chofer esperaba que Pizarro y yo nos acomodáramos. No tuve más remedio que pensar que todos eran extranjeros: querían escuchar tangos en Buenos Aires y querían hacérmelo notar, que yo supiera que a ellos les gustaba esa música y que también comían una fruta como la sandía porque era verano y se acomodarían a cualquier cosa que les ofreciera la gran ciudad.
Ya estaba en el baile y había que bailar. El auto disparó por la autopista y me pregunté hacia dónde. Yo tenía otros planes en mente: hacer la entrevista, editarla, llevarla a la revista y de ahí seguir y a otra cosa.
Pero después de unos diez minutos el auto se detuvo en una especie de restaurant. Pizarro seguía mudo, y yo pensaba en las preguntas que iba a hacer para que la entrevista saliera lo mejor posible. En el lugar, todo se había dispuesto como un espectáculo. Parecía más una pulpería antigua, hecha a propósito para turistas. Nos sentamos, pedimos un café, bebidas. Y entonces apareció el mago y se dedicó a hacer sombras, animales en una pantalla. Eran sombras chinescas y afuera, por la ventana se veía la noche azul, oscura, como en un cuadro. Y yo me preguntaba qué estaba haciendo ahí, en ese lugar, con una entrevista y mil preguntas en la mente, cómo explicaría lo ocurrido, cómo explicarme a mí misma esa situación…

- ¿Otra vez escribiendo? – preguntó él, varias horas después que Pizarro, la mujer y la otra pareja llegaron a un hotel céntrico y yo me fui tan desconcertada como lo había estado a partir de la llegada del personaje…
- Sí – otra vez
- Me imagino que habrás hecho una buena entrevista, el personaje daba para mucho.
- Sí, tal vez
- Lo decís dudando…
- Es que … no sé, cómo decirlo…
-¿Por qué?
- Es un personaje que no habla.
- ¿Y entonces?
- Nada, entonces, nada. No dijo una sola palabra desde que pisó Buenos Aires.
-¿Qué hizo?
- Escuchó música de tango y comió sandía.
- ¿Y no podés escribir algo sobre eso?
- Lo estoy haciendo
- Quiero leer la nota esta tarde, apuráte.

Era cierto. El personaje no había dicho una sola palabra y yo me había olvidado de relatar algo: durante el viaje desde el aeropuerto hasta el hotel, antes de llegar al restaurant nos encontramos con unas ovejas. No eran ovejas comunes, eran azules, verdes, de color naranja. Algunas estaban esquiladas y envueltas en lanas de colores brillantes, fosforescentes. Pizarro y la mujer se empeñaron en tocarlas. Las ovejas, muy contentas cruzaban el camino de un lado a otro. Y era entonces que nadie tenía palabras para explicar lo que ocurría. Y por eso escribo, por eso escribí esto, para dar testimonio. Porque hacer la nota con ese personaje mudo fue imposible, no dijo una sola palabra. Y tengo que cumplir, entregar la nota como sea, esta tarde es el cierre de la edición, y seguramente no habrá champagne como habíamos planeado, tal vez un sándwich, tal vez, quién sabe.

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Si no lee los diarios, estará desinformado; si los lee, estará mal informado.
Mark Twain

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Graciela Diana Pucci

-Buenos Aires, Argentina-

Presente

Áridos los ojos ante la fértil duda
…………………que inunda la razón
el alma se suicida
sólo perdura el cuerpo
…………………vagando
entre sueños almidonados
y oscuros silencios.


Mujer amante

Yo soy esa mujer,
(te escucho en silencio)
llenaste mis espacios
me diste momentos.

Yo soy esa mujer,
por vos eternamente deseada,
la que suspira ese nombre
y se pierde en tu mirada.

Soy esa mujer sin rostro
que siempre estuvo a tu lado
y vos sentís mi presencia
en tu piel cuerpo y alma.

Yo soy esa mujer
que en tus manos quedó grabada,
soy la que tiene en los ojos
tu sonrisa encarcelada.

Yo soy esa mujer,
soy tu mujer amada,
esa que lleva en el cuello
una rosa
…………………por tu boca dibujada.


Instinto lobuno

Blandiendo soledades hiero la noche
ella se desangra en paisajes ajenos

yo noctámbula y sedienta / como ave amordazada
…………vago en sombras
…… -loca dirán algunos-
…………no me intimidan

burlo a mis corazas
………… ¿ríen? no
………tampoco lloran
esbozan un asombro obsceno
………………………y
desbordan mi insomnio
………quiero dormir
…………………………………………luego
despertar en las sinuosidades de mi tiempo
donde las caricias no desesperen
y los besos se derramen en mi boca
sin preguntas con respuestas ciertas

…………………………duermo

un maullido de gato en celo sacude el letargo
…………es mi otra voz / instinto lobuno
…… (invisible forma en medio de la noche)

………………me despellejo

……………………………entonces
…………visto al cuerpo con antiguo ropaje
y presencio el nacimiento
…………………………de aquélla que siempre fui


Los dos últimos poemas pertenecen al libro Cuarto de espejos

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Todo hombre debe decidir, al menos una vez en su vida, si se lanza a triunfar arriesgándolo todo, o se sienta en su balcón tranquilamente a contemplar el desfile de los triunfadores.
Emisora radial FM Milenium (Buenos Aires, Argentina)

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Jorge Nonini

-Buenos Aires, Argentina-

Miremos


No es tanto el tiempo que estamos aquí
ni hay muchos próximos con quienes compartirlo
entonces
derrochemos la mirada
para que el ojo aprenda a ver
mientras el perfume y la tensión de tu piel
prolongue
en la añoranza
el breve tiempo del contacto
Y mirar…
mirar…
mirar…
…………………… ¡“oído, ciudadano,
…………………… que cuando llegue usted a cadáver será tarde”!


Poema Noventaycinco

Cuando un poema se escribe
de todos los valles
salen las cenizas de la tierra
y los desiertos se desnudan aún más
para mostrarnos su belleza.
Cada poema
es un pedido inagotable.


Lo sutil

Para poder ver lo sutil
hay que transformarse sin cesar
y el espejo
y el ojo
tienen que estar bruñidos
y limpios.


Vigilia

Es en la vigilia,
alerta o no,
donde los recuerdos se unen
y nos dan la sorpresa de lo imprevisto.


Está previsto

Está previsto:
en el día de mi muerte
no pondrán
la bandera a media asta
ni será día de duelo
Casi nadie se enterará
y mi muerte
como mi vida,
pasará desapercibida.


Zen Uno

-Maestro: una imagen bella detiene mi camino…
-Destrúyela!


Zen Dos

Cuando un poema prende: ¡quema!


El paraíso

Tantos hechos accidentales y cotidianos
azarosos e incoherentes
productores de un infierno nada perezoso
terminan por convencerme de que el paraíso
es sin tiempo.

En un paraíso sin tiempo,
qué forma tendremos
las almas elegidas.

..........Poemas del libro La memoria es tiempo equivocado

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El enemigo sólo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón.
Jacinto Benavente

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Martha Laredo

-México-

Viajar ligeros


Si vuelves en abril
seré más sabia y más fuerte
y cuando te vayas en noviembre
ya no recogeré tus cosas ni tu ausencia
dejaré que se vayan con las olas de cada estación.

Si vuelves en abril y no se han ido
se juntarán con nuevas que tú traigas
sin resolver los problemas del mundo
sus estancias oscuras y la fealdad de moda.

Si vuelves en abril espero flores y sonrisas.
Aspirar el aire
celebrar al sol
viajar ligeros este tramo
¡no lo tomes tan en serio!
¡Si vuelves en abril!


Margarita

En el tiempo de lluvias
trasciende con el azul más cielo que hayas visto
como a las doce del día
para velarte con luz.

Que tus ojos se deslumbren y se rían
cuando volando
la brisa sobre tu rostro y en tu piel
te vayan transformando en tu mejor momento
un nuevo cuerpo, otra vida
no querrás volver, el azul de luz es tu paz.
Adiós mamita mía
vete tranquila
tu amor está.

…………… Poemas del libro inédito Zurcido invisible
…………… Los textos fueron enviados por José Antonio Cedrón

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Ojo por ojo y el mundo acabará ciego.
Mahatma Gandhi

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Emilio Yaggi

-Escritor nacido en Santa Fe. Reside en Catamarca, Argentina-

Capitán


¿Por qué Capitán? En realidad, nadie lo sabía con certeza, pero la historia más aceptada era ésta: por muchos años, él había sido capitán de un buque mercante. Un día mientras trabajaba, una grúa o algo muy pesado golpeó su cabeza. Desde entonces había perdido la razón.
Lo dejaron cesante.
Quedó sin trabajo, sin familia y sin razón, pero igual siguió andando la vida, lentamente, como a la deriva.
Capitán era bajito, tenía cabello casi blanco, largo y ensortijado.
Invierno y verano vestía con mucha ropa, toda la que los vecinos le daban y, arriba de todo aquello ¡un sobretodo marrón!
Tres fieles perros pulguientos le acompañaban a todos lados.
Los ojos de Capitán me impactaron siempre, tanto, que aún puedo verlos. Eran de un celeste tan intenso que parecía que el cielo había caído en ellos, pero no miraban cerca, siempre miraban más allá. Hasta cuando miraba a los chicos parecía estar viendo dentro o a través de nosotros; siempre lejos.
Capitán nunca estaba apurado; su andar lento casi arrastrando los pies le llevaba hasta las puertas las cuales golpeaba con delicadeza.
-Buenos días señora, ¿le barro la vereda?
Y aunque ya estuviesen barridas, las vecinas que conocían y apreciaban a Capitán le alcanzaban una escoba.
De forma monótona y mecánica realizaba su tarea y luego esperaba el fruto de su trabajo: algunas monedas, quizá comida, o tal vez ropa usada, y las infaltables palabras cariñosas y agradecidas de las vecinas.
Sí, Capitán, nuestro Capitán, era un hombre querido y respetado por todos. Era culto, amable y de noble porte. Solía sonreírle a los chicos; su sonrisa era clara aunque se parecía a su mirada lejana.
Me producía un cierto dolor, algo así como compasión. ¡Tantas veces sentí el impulso de darle un abrazo como si hubiese sido mi propio abuelo! Hoy sé que no lo hubiera comprendido.
Un día corrió la voz: ¡a Capitán lo mató el tren! ¿Lo mató el tren? ¡Sí, lo mató el tren!
Al instante, un tropel de niños, adultos y algunos ancianos corrió atropelladamente las tres cuadras que nos separaban de las vías. Se nos hicieron eternas; recónditas ilusiones me querían convencer de que quizá, no se trataba de él. Agitados, angustiados y con una engañosa esperanza llegamos al lugar.
Era verdad.
Sentí que me vaciaba; sentí que todo aquello no era real: los vagones, la gente, los sonidos, todo; y percibí de cerca el olor y el dolor de la muerte.
Sus tres perros hacían celosa guardia alrededor del cuerpo; sus ladridos eran aullidos lastimeros que hacían erizar mi piel: lloraban la muerte de su amo.
Los bomberos quisieron acercarse para retirar los restos, pero ellos no se lo permitieron.
Con fiereza mostraron sus dientes y gruñeron: nadie tenía permiso para acercarse a Capitán. (Si los perros piensan y sienten ¿qué habrá pasado por sus mentes y corazones en esos terribles momentos?)
Tuvieron que enlazarlos y meterlos en una jaula para poder llevarse el cuerpo destrozado.
Entonces, las compuertas de mis ojos de niño asombrado se rompieron, mojando mi cara y dejando en mis labios un largo sabor salado-amargo.

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Ante la debilidad de alguien, necesito descubrir su virtud. Esa persona sólo necesita mi amor y comprensión, no de mi enjuiciamiento. (…)
Ser benevolente es entender y respetar las limitaciones de cada uno o ayudarlos a superar sus dificultades en los momentos cruciales.
Antonio Sequeira

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Javier Cabrera

-Islas Canarias, España-

Búscame donde mi gente (*)

………….………………Para el bien de la gente
………………………… tus siervos también construyeron aquí un puente…
……………………………………………………………………………… Yunus Emre

Si has decidido encontrarme
búscame en las cimas de las dunas más altas
donde el horizonte se extiende más allá del alba y el ocaso

Si has decidido encontrarme
búscame en el desierto más despejado y vasto
donde las fronteras nunca acotan los caminos del hombre

Si has decidido encontrarme
búscame bajo la sombra olorosa de la higuera más espesa
donde los hermanos nos citamos en la atardecida para conversar en concordia

Si has decidido encontrarme
búscame en los soleados patios sin tapias de las casas de mi gente
donde el caminante es siempre bienvenido a la mesa con leche y dátiles

Y si crees que ya me has encontrado
espero que lo hayas hecho en los ojos de nuestros viejos
que ven más hondo y tienen por hermano a aquél que respeta todas las miradas

Y si crees que ya me has encontrado
ansío que lo hayas hecho en las cocinas ahumadas de nuestras casas
donde las mujeres amasan cálidas el pan que alimenta la unidad

Y si crees que ya me has encontrado
sueño que lo hayas hecho en las sonrisas blancas de nuestros niños
en sus juegos y algazaras que les hermanan universales a todos los niños

Y si decides luego continuar tu camino
únete a la caravana donde halles manos amigas que te guíen a un nuevo destino
anímate con sus leyendas y sus cánticos y relata y canta tú también para ellos

Y si decides luego continuar tu camino
habla a todos de nuestros viejos sabios y nuestras mujeres cálidas de nuestros niños
universales y cuenta sobre todo que nuestro pueblo está hecho de la mirada en los otros

Y si decides luego continuar tu camino
visita ciudades con minaretes esbeltos y cruces al sol en sus altas cúpulas y recintos recogidos para la meditación con zocos y plazas donde la gente se mira unida y en paz

Pero por sobre todo búscame y hállame
en la memoria ancestral y soberana de mi pueblo
y encuéntrate allí a ti mismo con todos nosotros compartiendo


(*) Este poema -inédito- fue escrito expresamente, y enviado a tal fin, con motivo de la campaña y petición hecha por el Movimiento Cultural Amazig (2010), en solidaridad con los universitarios saharauis presos en cárceles marroquíes.

…………… * * *

Ciudad del Mundo

………………………… A Roberto Reséndiz Carmona, poeta mexicano

La ciudad donde me resisto
es como un simio alucinado:

[Que da saltos de obscena locura
o se agarrota en lugar oscuro
según quién a su jaula se asome.
Que se planta desafiante en medio
o embiste contra todo amilanado
según cuánta carnada le toque
].

Esta ciudad, donde me arrebato,
es como ‘La Caverna del Delirio’:

[Aquí cada animal sobresale imperioso
o desaparece en el fango más hondo
según las fallas de su caparazón inhóspito.
Aquí cada bestia festeja sus falsos logros
o arrastra larga su sombría miseria
por la ignominia que acumula contra otros
].

Aquí, donde el hombre con el hombre
se tropieza y jamás se reconocen.

[¿Serán iguales -perplejo a ratos pregunto-
el resto todo de las ciudades del Mundo?
Y me respondo descarnado: pero si soy yo
uno más de éstos que a ratos me encaverno
y otras alucino. Soy, finalmente, de los tantos
que con sus miserias alimentamos el miedo
].

Esta ciudad, donde me desconcierto,
es el reflejo mismo de mis miedos.

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No se puede enseñar nada a un hombre, sólo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo.
Galileo Galilei


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Jorge Luis Estrella

-Buenos Aires, Argentina-

.............Poemas de un mapa alucinado

Puerto Despierto

A la hora en que las aves duermen
con la elegancia que las caracteriza
llegué a Puerto Despierto
y colgué en el aire algunos cuadros de Quinquela.
Los pescadores hablaban con los peces
advirtiéndoles de la terrible trampa que es el anzuelo
y me entretuve en mirar dos o tres recuerdos
que sobrevolaban la mente de un suicida.
Una anciana que estaba por ahí de picnic
me alcanzó un mate
pero yo le dije que no sabía jugar al ajedrez
y ella emitió una risa clara y buena.
Una villa miseria bailaba en la otra cuadra
por un sueño perdido
y una radio vomitaba partidos de fútbol
con goles que se ahogaban en el agua amarga.
Los borrachos y los pecadores iban y venían
dando tumbos de vicio y de lujuria.
La soledad paseaba desprevenida por la rambla.
De pronto, llegó la policía
y se llevó presa a una nube que amenazaba lluvia.
Yo me quedé mirando cómo las mariposas
tomaban sol en la rambla junto a las gaviotas.


Limerh

En el aeropuerto me robaron la calma que traía en el equipaje
y pisé la selva de Limerh con los nervios salvajemente erguidos.
Me recibieron aves de rapiña y un lince con los ojos vendados.
Un tambor se esmeraba en darme una autóctona bienvenida.
Pero, ¿qué queda de nosotros cuando huimos tanto?
Tan sólo ojos para ver las ramas de los árboles encorvadas de frutos
y el pesebre donde Dios vuelve a ser Niño cada año.
Limerh estaba rubia y lujuriosa de criptógamas.
La primavera no le llegaba nunca y los pies de las cosas
sólo sabían de hongos y telarañas y pánicos.
Pero la confusión que aprendimos en nuestro entorno
nos persigue como un recuerdo indeleble que incomoda.
Una alfombra roja instalada cerca del muelle
me hizo pensar en ceremonias con reyes y pajes.
En mi ojo derecho algunos insectos jugaban a suicidarse,
en mi ojo izquierdo, una madre lloraba por su hijo vivo.
Cuando no hay flores es bueno olvidarse de todo
jugando a la piedad y a la mazorca.
Limerh, de noche, se pone en posición fetal
y desespera.

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He descubierto que no hay forma más segura de saber si amas u odias a alguien que hacer un viaje con él.
Mark Twain


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Emilse Zorzut

-La Plata, Buenos Aires, Argentina-

Ruidos

Ni siquiera el ruido de mis pasos
encuentra lugar entre los ruidos,
sólo deja su angustia en el adentro
donde como tambor repiquetea
para no morir en la orfandad.
Y se encuentra con la huella de mi sombra
que en silencio deambula por la senda.
Ella es dueña del ruido de mis pasos,
se incorpora al universo de mi vuelo,
acaricia mi angustia, no mi cuerpo
y el milagro se produce en mis tinieblas.
Somos una las dos en el espacio
para enfrentar duendes y dragones,
el ruido del andar como eco
sutilmente vuela a la montaña
donde la cueva del halcón abre su puerta.


Búsqueda

No sé dónde descansan mis certezas
en el cementerio de las dudas,
supongo que no colocarán la lápida
para que nadie invente vientos
que altere lo estático del misterio.
Quisiera rendirles homenaje
pero nadie sabe indicar la senda
que seguro se desencantó.
Y ya no me quedan fuerzas,
sólo puedo bucear en barro,
buscar luciérnagas que quizá dormitan
en el jardín de mi morada.


Si muero…

Si muero esta noche
lo haré sin presentar quejas,
sin decir lo que causó mi muerte,
sin contar que mi alma
se ahogó sumergida en mis lágrimas.
Si muero esta noche
será por sofocar alaridos,
por no tolerar mis propias culpas,
por haber perdido el camino
hacia la paz y la luz
que era mi búsqueda.
Si muero esta noche
no habré cumplido muchas promesas,
no habrán pasado por mis manos
todas las cuentas del rosario,
habré perdido los avemarías
en el naufragio de mis propios sueños.
Pido perdón si muero esta noche
al sol que no veré mañana,
a la mano que espera mi ayuda,
a los pájaros que encerré
en mi jaula...

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Es sincero el dolor del que llora en secreto.
Marcial

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Horacio Laitano

-Pergamino, Buenos Aires, Argentina-

Un recuerdo del Sr. Quq


Al llegar al Parque de las Nubes -esquina de las calles 2 y 3- el Sr. Quq agita su sombrero saludando a los vecinos. No todos contestan su saludo. Sin embargo, siempre se escuchan voces y murmullos, muestras de admiración y descontento, que se filtran por puertas y ventanas. El barrio se llena de rumores vaporosos y hasta en el aire que circula por la calle se descubre un aroma diferente. El Sr. Quq conoce este perfume. Como si algo recordara su presencia macerada por los años. Como si el viento que sopla desde entonces lo llevara más allá de su paso silencioso.

De Los apuntes del Sr. Quq, publicado por Ediciones El Cañón Oxidado

…………… * * *

El Sr. Peret y su mosca

Pasado el mediodía, el señor Peret salió a la calle con su mosca. Siempre negra, siempre inquieta, la mosca corría por la vereda, como si no pudiera desplegar sus alas. Luego de observar el recorrido, el señor Peret la reprendió severamente. Sin embargo, la mosca no se dio por aludida. Su atención estaba puesta en otras moscas: el moscardón de enfrente y la mosquita de la esquina.
-Siempre ocurre lo mismo con esta mosca -comentó el señor Peret a sus vecinos.
-En lugar de volar como las otras, se queda papando moscas. Como si nada le importara, como si todo le viniera desde arriba…

……… De Humores Familiares, publicado por Editorial de los Cuatro Vientos

…………… * * *

Un viaje

Lino Unsuaga prepara las maletas. Faltan pocos días para el viaje. Sus brazos se estiran llevados por la prisa, mientras giran sus piernas al compás de los relojes.
-No es un viaje común -les dice a sus amigos-. Ni tampoco es un paseo de rutina. Es algo difícil de explicarles. Consiste en eyectar las propias ilusiones y dejarlas en suspenso por un rato. Después de unos minutos, sentirán un alivio refrescante. El punto de partida más propicio para volver a pensar en otro viaje.


La vida de los Pérez

La vida fragmentaria de los Pérez se fue deshilachando con el tiempo… Los jóvenes dejaron la familia, en busca de nuevos parentescos. Los viejos, resignados a quedarse, saludaban detrás de las ventanas. Sus manos se agitaban como insectos voladores hasta caer desplomados en el piso. Los niños corrían por el barrio, queriendo averiguar el paradero de sus padres. Un grupo de vecinos, preocupados por el hecho, organizó las primeras adopciones.
Al cabo de unos días, sus propias familias siguieron el camino de los Pérez…


El gasista

Al pasar por la vereda, el gasista se detuvo. Algo le indicaba que había un desperfecto. Un olor penetrante invadía sus mucosas, alterando su sentido del olfato. La gente que pasaba lo miraba de soslayo. Él pensaba que tal vez lo percibían, pero acaso procuraban ocultarlo. Ni siquiera se atrevía a preguntarles. Prefería continuar conjeturando, hasta poder resolverlo por su cuenta.
Después de algunas horas, un hombre uniformado se detuvo. Mientras todos observaban azorados, el gasista yacía sobre el piso.


Servicios personales

Cuando ella se informó sobre los robos, no dudó en llamar al detective. Un hombre canoso y regordete que siempre repetía alguna frase.
“El delito se expande sin medida”. “Es preciso que adoptemos las primeras precauciones. No permita que nadie se le acerque o la salude. Aléjese de sus parientes y vecinos, hasta tanto lo autorice nuestra agencia. A partir de este momento, su casa estará altamente vigilada. Cierre por ahora la puerta y las ventanas y acostumbre hacer lo mismo con otras aberturas. Si escucha las noticias por la radio, apague el aparato al terminar el noticiero. No acepte invitaciones de otra gente ni frecuente los cines por la noche. Y recuerde: si algún turista pretende seducirla, procure convocarnos de inmediato”.

…………… Los cuatro últimos microrrelatos son inéditos

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Verdaderamente, el hombre es el rey de los animales, pues su brutalidad supera a la de éstos.
Leonardo Da Vinci

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Carlos Benítez Villodres

-Málaga, España-

Cantigas de caminante


…………XIII

Salí de la muchedumbre
con un esfuerzo sin nombre;
dentro de mí estaba el hombre
que sembró mi pesadumbre.
Absorto en tu propia lumbre
de vida que nunca miente,
me abracé gozosamente,
con hermosos balanceos,
al cuerpo de tus deseos
atraído por mi fuente.

…………XIV

Soy tu sol. Tú la ventura
que deleita a mis viñedos,
taladores de los miedos
surgidos de la censura.
Por ello, mi voz madura
con valor se manifiesta,
loando cualquier protesta
del pueblo desamparado
contra quien enloda el prado
con cada inútil respuesta.

…………XV

Me encuentro en el nuevo día,
nacido de la esperanza,
las mieles de tu confianza,
sol para la vida mía.
¡Venus! ¡Venus!, repetía
al sentir los resplandores
de tus encantos cantores
en las venas de mi mundo
que conoce lo profundo
de la risa sin temores.

…………… Del libro Cantigas de caminante
…………… Editorial Granada Club Selección. Granada, España, 2009

…………… * * *

Hoy…, así soy yo

Juego con las palabras. Y mi mente
brumosa es hoy un río sin campanas.
¿Dónde está aquel jardín que tú engalanas?
¿Por qué la mar me baila indiferente?

¿Cuándo me extasiaré con la naciente
luz que me abraza todas las mañanas?
¿Beberé cielo azul de tus fontanas…,
o aquellos lodos de cristal hiriente?

Tal vez golpeen mil veces mi alma
los toros alocados de la vida,
pero ni así enmudecerán mi voz.

Hoy…, sólo soy un ser de un mar sin calma,
cautivo de la noche sumergida
bajo un mundo de código feroz.

…………… Del libro inédito Autobiografía en 7 x 7 sonetos

…………… * * *

Calle solitaria

Nadie viene. Nadie va. Nadie vuelve.
Nadie cuidará tus jazmines y tus cielos.
Nadie entrará en tu casa, ni alimentará
el fuego de tu esperanza ya desesperanzada.
La noche camina a ciegas
por los escalones de tus pulsos,
como un silencio errabundo, melancólico.
Hasta la mar y los ríos que hablan
se han ausentado de tus jardines secos, desesperados,
de tu hogar todo tinieblas y sin movimiento.
Alocadamente se entrecruzan tus guerras,
batalla tras batalla, sobre los campos
del desasosiego que crece y crece
atado a la oscuridad que anida en tu sangre
ansiosa de senderos nuevos y de ese viento
amado que pronuncie tu nombre, que bese
tu cuerpo. Pero nadie viene a ti.
Nadie avanza, nadie retrocede por la calle
solitaria de tu noche sin luna ni estrellas,
en tinieblas alma adentro,
en tinieblas alma afuera. Se te fueron la alegría,
los sueños, la sonrisa por tu calle
solitaria, interminable, brutalmente helada,
como un llanto sin lágrimas, deshabitado.
Se te fueron. Se te fueron. Se te fueron
sin decir una palabra, sin un beso de despedida.
Se te fueron por tu calle solitaria.

………………………… Del libro El jardín habitado
………………………… Editorial Corona del Sur. Málaga, España, 2002

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Feliz quien puede llamar suyo el día en que vive y para sus adentros piensa: mañana Dios dirá, porque ya viví hoy.
John Dryden

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Leticia Ruiz Rosado

-Aguadilla, Puerto Rico-

En las islas

En las islas entretenidas
todo parece espejos
peces atenúan en el Caribe
atardeceres rosa naranjas

una golondrina parca y latinoamericana
sobrevuela laberintos ratas…
mientras estacionarias e impávidas rocas
rutinariamente miran revolotear
chiringas rotas en lontananza.


Pueblo duro de cerviz

………………………… Cuántas veces deben volar las balas del cañón
………………………… antes que sean prohibidas para siempre?
………………………… Robert Zimmerman (Bob Dylan)


Pueblo……………duro de cerviz
arrastra……………labios rosa
salubre estancia……miles…………..se levantan
en otro espejo…………………….……..vuelan cohetes
la voz del……………………………..……..tiempo proclama
suelo israelí…….…vomita…………….Gaza

allá la risa…….……desgasta………….matanzas
subvierten……………….……………………adolescentes
un orden……………maloliente………..forma……hileras

el miedo…………….el pánico…….…….en su….…rubor

corren………los niños…….rata…………contra…………un espejo
de….la………………………….ONU…………………….…………espantada
ven………volar……vestimentas……….arcoiris…………rancios
espíritu………de otras………Ana
la CRUZ ROJA
sangra.

………………………… Del poemario Hoy lanzo el látigo

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Las palabras son todo lo que tenemos.
Samuel Beckett

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Esther González Sánchez

-España-

Haití

Querida Haití,
Hoy no vengo a hablarte de tus pies heridos de caminos
ni de ese desaliño que ganaba tu rostro con el brillo de la lágrima seca.

Porque acaso hervía en ti el dolor abdominal de la pobreza,
te abriste al ápice delirio de la airada materia,
para romper tu grieta de hambre y mutilados panes sin reserva.

Ayer amanecieron tus calles más delgadas,
con el hacha de piedra vaciada entre el cuerpo de unos hijos
que se buscan entre el aire emborronado y el asma de la tierra
-como trágicas muecas sobre la noche de los inocentes.

¡Quien no ha llorado sobre el cuerpo irrepetible del hermano!

Pero aún quedan verbos ganados al naufragio.
Aun rezan sobre ti las sílabas de leche,
y sobre la costumbre antigua de amanecer, los hijos de tus hijos
bajan lentos como ríos con hábitos de lluvias
o como monjes que aguardaran su hora de maitines
mientras gritan que tu nombre de hoy, Haití, no es un exceso de metáfora.


Marea negra

Prefiero imaginarte
en el primer instante,
antes que los titanes
ahogasen tu recinto y precintaran
su canto de gorriones.
Cuando en tumulto azul por los costados
desairabas la fuerza del acero
y el tacto de la herrumbre.

Entonces, aún jugabas
a ser alma reciente de la vida.

Mas hoy, que se entretiene
largo el desamparo por tu nombre,
y te pretendo vívido haz de luz
que tallara el redondo asombro de mi boca,
desciendo l e n t a, suave,
al mundo de los pájaros
que sólo resucitan primaveras.


De cómo nació al mundo

Primero fue un susurro,
el brote conquistado a la esperanza,
la sílaba de empeño
en el tallo creciente de la vida
o el agua que columpia
desiertas latitudes
en la bóveda oceánica
-templada de horizontes- de una madre.

Así abundó su paso
y nació a la bandeja del instante.

Mas bastó un solo soplo:
el halo que viajó al cuerpo inviolado;
el dedo inquisidor que dominando
los verbos de lactancias,
viajó hacia su mundo
y allí dejó su grito
de lengua verde y miedo,
en ala gris y noche de pizarra.

Y creció hacia los dientes de pobreza,
al centro de la sal y sus costados
de rezada miseria,

y los ojos que fueran ideados
de festín, se ordenaron lentos cuerpos
de isla, brotes viudos
con ansias de gorriones
vetadas por decreto.

De lunas despobladas se acicala
mas, la lírica de un piano está vigente
y desguaza el dolor en su teclado.

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El que no considera lo que tiene como la riqueza más grande, es desdichado aunque sea el dueño del mundo.
Epicuro

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Emilio Núñez Ferreiro

-San Antonio de Padua, Buenos Aires, Argentina-

El balde

Le escondieron todo. ¿Todo es todo?
La escopeta ya no está. Cuchillos y tijeras: bajo llave. Fármacos a buen recaudo. Un interruptor eléctrico recién instalado.
Durante el día, compañía. Por las noches, vigilia; turnándose uno a uno. Noche a noche. Día a día.
Carlos ya no ve los colores de la vida. Quizá los ve en blanco y negro. Tal vez todo negro.
La muerte lo seduce como una mujer desnuda. Ya está instalada en su mirada esquiva. Ya se alojó en su forzada sonrisa de condenado a muerte.
Le hablan, no escucha. Lo aconsejan, no oye. Procuran que se aferre, que luche, que lo intente… No puede.
Aquel hombre de risa fácil ya no existe. Es un espectro, un despojo de vida errante. Deambula como un fantasma, y las cuatro paredes que él construyó, lo contemplan atónitas. Es como el mutismo de una hoja que cae, flotando sobre el pasto.
Un cajón. Dos cartas: Una para ella, otra para los hijos. Carlos sabe que las hallarán.
Las escrituras en orden, papeles al día. Todo pago.
¿Cinco minutos son pocos? Cinco minutos son muchos. Suficientes.
Un balde, rojo, de plástico. ¿Quién se mata con un balde? Nadie nota que dentro va una soga, mustia.
Llega la mujer con el pan. La casa le dice que está sola. El rosal se asombra que lo rieguen con flautitas. El presentimiento obliga a esa mujer a correr hacia el galpón.
“¡Cinco minutos, sólo cinco minutos!” - se dice mientras corre.
Abre el portón, entra. No está, ni encima, ni debajo del camión. En el baño, nadie…
Ahí está el balde, vacío.
¿Por qué será que en lo último que reparamos es en el techo?…
… Grita. Jamás gritó así.
La soga pende sosteniendo el espanto, rígida. Carlos, entre los últimos estertores quizá aún la oye. Tal vez ya no.

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Común error es pensar que sólo por sumar años han de entender los mortales cosas que no les pasaron.
Teresa de Cepeda y Ahumada (Teresa de Jesús)

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Marta Julia Ravizzi

-Turdera, provincia de Buenos Aires, Argentina-

1.- Hay lugar

Por poco……casi por ausencia,
fue la luz tan intensa que entró por todos los biseles de miles de ventanas.
Casi al borde,
en un espacio caben los pensamientos
apretados.

Casi al borde y no caerse de tan juntos.
Sostenidos unos con otros.
Cabalgando y anudados con recuerdos viejos y recientes
los que tienen olor a mar y acarician como el viento.

Casi nada y sin embargo es tanto.

están adentro
-intrincadamente adentro-
Con las ganas………………con el aliento.

Y se quedan,
ahí juntos………apretados…………respiran.
no claudican

En el pecho hay un jirón de evocaciones
intentando…………que se sepa.
Porque no se han perdido……………no han caído
ninguno de esos lazos que anudan
nuestros pasos que ligan
estremecimientos que crecen allí
en el centro
……………………donde parece
……………………que no hay más sitio.


2.- Un alambre desgarra mis brazos

Aquí,
se apoyan pájaros indiferentes.
Un nudo que ata los recuerdos
indicándoles que no se aparten,
hay huellas frescas todavía.
El espantapájaros sacó sus pies del limo,
camina por el surco,
busca el río,
aquella piedra,
el manojo de mies seca que le habla
de un tiempo
donde sus harapos tenían brillo de fiesta.
Un alambre desgarra mis brazos y deja al descubierto
estos huesos quebrados y el recuerdo
se hace arena.


3.- Claro-Oscuro

Claro-oscuro de vidrio esmerilado
se disuelve
en espesura de palabra inconexas,
lame sus heridas como un pájaro,

La salida………el mismo laberinto
quedan migajas que no existen.
En el vaivén del oleaje,
la pregunta infinita,
tras el vidrio opaco
se disuelve des-nacida
y no alcanza.

………………………… Del libro Imaginando imágenes

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Si el amor no es el acorde musical de dos latidos, no pasa de ser un ruido de sonajeros.
Luis Franco


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Jorge Prieto

-Buenos Aires, Argentina-

Escombros e ilusiones

De tardecita
más apaciguado el viento
y después de barrer las sombras
voy a desatar
el imprudente
paquete de palabras
que fui juntando en la vida.


El tiempo

Se lo sufre;
lo empujamos
alquilamos,
le atribuimos cosas
regalamos
perdemos
o compramos.

A punto de vivirlo
se agota.


¿Por qué?

Lo indecible
maquillado de silencio
enfermó la noche.

Nunca
amaneció.


Probemos

Verte así,
de refugio en refugio,
confundida y harta de entender.
Verte despellejar recuerdos
dolida, rota
sin fuerzas para regresar.
Verte sólo así,
sabiéndote otra
como antes de haber sido
robada por dentro, vaciada.
Y bien
tendrás que tocar fondo
remover raíces, escombros,
sin esquivar posibles ternuras
como la mía
por ejemplo.


No sé estar cuando me quedo

Llegó el viento
se fue
y quedé solo.
Intacto los deseos
y cerca del olvido
¿cómo hago de mi historia
un lugar para vivir?


Ser libre

Ellos me trajeron.

Quisieron que mirara
para un lado
otras veces
al revés,
de reojo nada
y hacia adentro nunca.

Cuando les pareció
me vendieron.
Ni el precio me dejaron ver.


Sólo la espera hace atractivo el final

En aquellos mediodías indefensos
sin distancia en las miradas
ni señal alguna de pájaro
el viento
contra todo lo esperado
alejó mis tristezas.


No es malo estar vivo

…………… …………… A Marcelo Ceberio

Hoy supe
que vivía
sin mí.

Agazapado,
los ojos extraviados
de tanto mirar afuera.

Saldré a juntar mis pedazos
aunque ya oscureció.

…………… Del libro Álbum de esperas y otros asuntos (Buenos Aires, 2010)

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Tu más serio quehacer será vivir.
Nazim Hikmet


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Etherline Mikëska

-Neuquén, Argentina-


Mañana volveré celeste
Y mi garganta sopranera
Levantará las melodías del minuto.

Se volverán gorriones escondidos
Entre madreselvas florecidas.
Y los duendes magicando
Jugarán a encontrarlos.

La misma calma, la misma señal
Debajo de las piedras.
La misma mano indicando el sur
Con sus bardas rojizas.
Los mismos dedos de ayer
Buscando el hueco
Donde se esconden las plegarias
De nuestros antepasados.

…………… * * *

Suena el teléfono, el celular
Y los ojos leen el mensaje
En el adjunto.

No llego al tiempo de los narcisos,
ni de los lirios.
Tampoco de la rosa cautivante
De tus labios.
Algo pasa que estremece
Y no deja partir
Hasta tu alma.

El mensaje desaparece
Con su río de palabras.

Entonces atiendo el teléfono
Y escucho una voz, varias voces
Bendiciendo mis lágrimas.

…………… * * *

Largo es el camino,
Cortos los sentidos que reciben
A este cuerpo, que se lleva
y se trae a sí mismo.

Pies pesados, cansados
De tanto sustituir huellas.
¿Y los otros?
La urbe los adormila
Los envuelve, se los lleva…

Y, ¿adónde van sin magia?
¿Sin colores renovados
Sin flores en sus dedos?

…………… * * *

Ya no importan las canciones
Tampoco los arpegios
Que conserva el viento.

Hoy estoy aquí, esperando
Mirando este cuerpo de agua
Lento y sereno…
De pensamientos escondidos
Aquí, atrás de las orejas.

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Cuando se ama al tigre, se olvida el zarpazo.
Gloria Fuertes

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Delfina Acosta

-Paraguay-

Madame Bovary


Después de tomar el mate, se reclinó sobre el respaldo aterciopelado del sofá, y continuó enfrascado en la lectura de Madame Bovary.
Se metió (no quería hacerlo, no debía, pero ya era tarde) en la aparición repentina de la mujer en el almacén del boticario del pueblo. Y era como si él también se hubiera metido, anhelante, deseoso del veneno, empujado por la desesperación de la vida que sale zumbante del carril.
A medida que el libro lo arrastraba, lo contaminaba, le venía una sensación de ser llevado por un tren a un destino tan injusto como inevitable.
Podía ver desde la ventanilla los tramos finales, aquellas últimas casas cuyas chimeneas despedían un humo negruzco, las golondrinas del crepúsculo buscando las ramas de los cipreses y de los robles, un hombre (con una lámpara en la mano) observando a la máquina viajera desde el umbral de una puerta.
Sintió náuseas.
Se levantó, tambaleante, con una terrible presión en la cabeza, y descargó un vómito en el patio.
La señora que hacía la limpieza de la casa y preparaba la comida además de dar alguna conversación sobre el clima cuando los bichos de luz rondaban el alumbrado público, le habló: “¿Se siente bien, señor?”.
Y él le dijo que no. Y le pidió un té de manzanilla.
Y el té vino rápido y excesivo. Y también el “Cuídese, señor. Si viera la cara de enfermo que tiene”.
“Esta es la segunda vez”, pensó Julio Castel.
Un ave nocturna chistó.
Se acostó, y con la cabeza colocada sobre la almohada que olía a lavanda, a frescura, y el ánimo ya recobrado, se dijo, se mintió, que mañana seguiría leyendo “Madame Bobary”.
El amanecer le llegó de golpe.
El libro, que estaba con las páginas abiertas sobre el piso, le pareció un insecto, una araña, algún ciempiés desenmascarado. Llamó a Juliana, que ya tenía preparado otro té de manzanilla y un vaso de agua, por si las moscas, y le pidió que se lo llevara lejos y lo enterrara.
Ninguna objeción.
Ningún comentario.
El patrón era normal, pero tenía la cabeza al revés.
Nunca más finales tristes. Nunca más ella, con los ojos caminados por la sombra de la muerte, perdiéndose en la distancia, y él observando, sin poder hacer nada, desaparecer el carruaje con el objeto de su pasión adentro. O él (otro él, otro personaje), enfermo de celos, decidido a disparar su revólver contra ella, quien intentaba, con el rostro pálido, explicarle que el hombre solamente había venido a su cuarto, interesado en su catálogo de mariposas (o algo así, o mejor, una excusa más creíble), pensó Julio Castel.
Siguió leyendo libros. Cinco, seis. A Juliana siempre le había parecido rara la gente que leía.
Cortaba la lectura en donde se le antojaba. Y luego se iba a silbar y mirar a los canarios en su jaula; así le venía la sensación de que daba un poco de claridad y libertad a las aves.
Margarita Pineda, su vecina, le pasó por sobre la muralla un libro, una tarde.
“Te gustará. Lástima el final. Yo no sé qué es eso de que la gente venga a morir al terminar la lectura. Manga de amargados, los escritores. ¿Verdad, Julio?”, dijo.
Al día siguiente, después de volver de la oficina, corrió las cortinas, y se sentó en el lugar de siempre, para leer la novela prestada.
Las palabras, las frases, las sugerencias, el ambiente mal iluminado del bar donde un joven pecoso (era el personaje central) estaba terminando de beber su cerveza, las risas que llegaban desde las mesas donde los hombres intercambiaban bromas, aún los números de las páginas, apuraban la decisión del joven que se largó del bar, salió a la noche, y, silbando alegremente, se dirigió a la boletería.
La vio y quedó deslumbrado. Ella, delgada, hermosa, con su traje celeste, giraba cual trompo sobre la pista de hielo. Y al girar era como si fuera una flor rara que se abría lentamente.
Julio Castel suspiró convencido y cerró definitivamente el libro.
Algunos días después, Juliana observó embobada, mientras hacía la limpieza de la nueva galería de juguetes de su patrón, aquella bailarina (su tutú era celeste) de una cajita musical. Le daba cuerdas y bailaba, girando sobre sus pies. No. No era tanto la música… Era un no sé qué casi humano, quizás triste en su expresión. Su diminuta expresión de pequeña bailarina.

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Sólo la fantasía permanece siempre joven, lo que no ha ocurrido jamás envejece.
Friedrich von Schiller

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Pedro Sevylla de Juana

-Nacido en Valdepero, Palencia. Reside en El Escorial, Madrid, España-

Si muere la Utopía

Hoy que la esperanza es breve
y vive en desencanto diluida,
¿quién ofrecerá un futuro codiciado
si muere la Utopía?
Quién descubrirá la poesía
vedija entre las zarzas
velero de papel a la deriva.
Quién pondrá imaginación en las pintadas
-ingenio de las frases-
que derribe barreras y murallas.

Por qué razón edificante
la policía hostigará a los jóvenes,
qué relato heroico
reservará la madurez a los hijos y a los nietos
quién defenderá al pueblo de la acción de los políticos
quién inventará el orden al revés a cada instante
quién hablará de la persona
qué será de la palabra compañero
quién osará en adelante trazar camino propio
quién se opondrá a los intereses de los más interesados
qué será de la pluralidad de vías,
¿quién estará de nuestro lado
si muere la Utopía?

Quién reducirá las insalvables diferencias
que separan halcones de palomas,
quién amará al hombre por su esencia quebradiza
quién buscará la paz
el perdón, la valentía
el amor, la libertad, la convivencia
si muere la Utopía.

Quién impedirá que a nuestra arcilla
vacíen en moldes inhumanos
los que hacen herramientas de las vidas.
Quién acogerá las excepciones
quién será de lo diverso garantía.

Quién nos librará de la ortodoxia
quién nos sacará de la estadística,
¿quién sobrevivirá al sistema
si muere la Utopía?

…………… …………… Del poemario Crecido a la intemperie


Trabalenguas trabaideas

Quiero enseñar a mis nietos
el trabalenguas de los puntos de vista,
un trabalenguas que repetíamos los niños,
jugando en el Arrabal a las cuatro esquinas:

Los malos de los buenos son los buenos de los malos,
los buenos de los buenos son los malos de los malos,
los malos de los malos son los buenos de los buenos,
los buenos de los malos son los malos de los buenos.

Y luego están los hombres libres,
los independientes y sus mezclas,
y los que ven las cosas claras,
desenredando la madeja.

…………… …………… Del poemario Disidencias

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La recompensa de una buena acción es haberla hecho.
Séneca

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Lina Caffarello

-Buenos Aires, Argentina-

Prólogo Celta


Un círculo en el bosque,
una piedra y el crepúsculo.

Vi el santuario.

Vi el misterio formulado en el follaje.
Vi el caldero que unge las espadas.
Vi a los héroes proyectados por la luna.
(De azul, se pintarán de azul.)

Erudición guerrera
que es mandato de los dioses.
(No escribirán: la magia no se escribe.)

En la unidad mística del trébol,
tres grullas,
tres ríos,

tres aullidos.


Ceremonia Celta

Cantan,
y su canto brama;
vocalizan conjuros y victorias.
Brama el bosque en la neblina.

Ríen,
y sus dientes de mora
intimidan a elfos y a fantasmas.
Crujen los ojos, las quijadas.

Danzan,
desnudos y azules,
y en la danza más temible
fulguran las espadas, azules y desnudas.

Cantan, ríen, danzan:
convocan a los dioses

y el viento derrota al enemigo.


Corolario Celta

Hacia la noche,
las hadas encienden sortilegios
y liberan espíritus antiguos
……………………ocultos en las piedras.

El viejo roble,
morada de los dioses,
es el santuario que hechiza
……………………la palabra del druida:
por cada letra, un árbol;
cada batalla, un mito.

Hogueras prodigiosas
celebran el triunfo de la tribu.
Rugen vibraciones.

Los ojos, bizarros, centellean.


*************************************************************
Dicen que la historia se repite, pero lo cierto es que sus lecciones no se aprovechan.
Camille Sée

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Miguel Oscar Menassa

-Buenos Aires, Argentina - Madrid, España-

En la ciudad


La soledad del parque
ha vuelto.

La soledad del niño
que no se puede dormir
pero tampoco levantar
ha vuelto.

Qué hago con ella ahora
cuando no quedan
parques que frecuentar
ni habitaciones donde dormir.


Conscripto Clase 40

A veces te pierdo.
No sueles estar en los ojos
de ningún marinero de mi país.

Ellos son altos
y hablan de sus mujeres
voluntariamente casadas con ellos
voluntariamente cansadas de ellos
casualmente enamoradas de otros.

Tú no apareces en sus ojos
pero en verdad
ellos no saben de ti
más que estas ganas mías de decirles:
hace tanto tiempo que no la veo
ella es dulce
como el corazón de vuestras abuelas
ella no está cansada
y, si no aparece,
es porque le gusta ser misteriosa.

Los ojos de los marineros de mi país
son de un color ronco,
mas ella, a veces, se complace
en convertirlos en tardes de verano.
Cuando esto sucede
ellos miran dulcemente
mi tremenda manera de saber estar solo
y al continuar sus caminos
se acuerdan de sus mujeres.


La calesita, juego para niños

Recorrer las calles de mi barrio
sueltas las amarras de mi niñez
no es mi oficio.

Camino con los hombres hasta cansarlos
de tanto hablar de la ciudad
que cada día descubro
en mi amada tímida y de la provincia
en mis amigos
que se toman sus vinos y sus mujeres.
En la capacidad de la tierra.

Salto, desato el corazón
y empecinadamente invento
gestos y palabras para el amor
como los pescadores del pueblo de mi padre
redes y barcas para la pesca.

Padre ya no tiene su juventud en casa.
Su pueblo y las mujeres de su pueblo
se han perdido en Buenos Aires.

Esta ciudad que conozco no es un juego para niños.


Último canto

El tiempo pasa para los niños.
No se detiene.
Áspero golpea
de soledad en la ciudad tremenda
los corredores de la infancia.
Madre se queja por amor. Limpia el verano.
Amada vuelca su contenido en la tierra.

Esta realidad no tiene parecido.


He vivido estos días

He vivido estos días
apurándolos
como las copas de mi juventud.
Sin detenerme para decir
aquí está el sol
aquí la soledad.
Sin detenerme para llorar
los días verdaderamente terribles.
Sin decir tu sonrisa luminosa
tu dolor amada, tu boca y tu dolor.
Tu canto
desesperada voz.


Del libro 22 Poemas y La máquina electrónica o Cómo desesperar a los ejecutivos

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Al cerrar un libro, el lector ideal siente que, de no haberlo leído, el mundo sería más pobre.
Alberto Manguel

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Liliana Marengo

-Bernal, provincia de Buenos Aires, Argentina-

El descubrimiento


Cuando reciba este mensaje, pensará seguramente que descubrí algún continente, o alguna vacuna que pueda salvar a la humanidad de una enfermedad incurable. Le confieso que no se trata de eso, lo cual no quiere decir que sea menos o más importante de lo que esperaba que le diga, porque al escribirle esta historia, tal vez salve a la humanidad, a esa parte de la humanidad a la que le lleguen estos renglones.
Paso a relatarle, estoy presa. He tratado de identificar a quien o a quienes pusieron la llave a la puerta que me aisló del mundo. Años de infructuosa búsqueda perdiendo los más maravillosos amaneceres, el sol cuando atardece, la luna cuando llega, un amor. Tiempos en que mi resentimiento fue haciendo una lista de todos los posibles culpables que me sometieron a esas cadenas. Pero redondeo, quizás a otros les pase lo mismo. De buenas a primeras, he descubierto algo tan simple que puede provocar su risa, y es que la puerta la cerré yo misma, la llave la tengo yo, las cadenas están dentro.
Luego de leer estas palabras, pensará que estoy afuera, gozando de maravillosos amaneceres, del sol cuando atardece, de la luna cuando llega, amando, y lamento defraudarlo, pero no es así. De eso quería hablarle, si está encerrado, o conoce a otros que padecen de este encierro, cuéntele este descubrimiento, es simple: La llave que se busca afuera puede estar adentro. Si es valiente, la salida se revelará no milagrosamente, sino peleando contra el fantasma más poderoso, que es el miedo, el miedo a ser, a ganar y a perder, a amar y a que lo amen, también y por que no, a que lo dejen de amar.
De todos modos, hay mucho más por ganar que por perder. Le pido por favor, que si recibe este mensaje, escrito dentro de una habitación muy pequeña, y gracias a la posibilidad que da este correo, lo transmita a aquéllos que están atravesando situaciones parecidas, y ellos a su vez cuando se liberen, lo comunicarán a los que están por la calle y que se creen libres, y no son libres, presos de la monotonía, del trabajo, la falta de deseo, la fatiga crónica, la desidia, la ignorancia y tantas otras cosas más, que hacen de una persona un esclavo.
Como verá, no he descubierto ningún continente, ninguna vacuna para salvar a la humanidad de una enfermedad incurable, lo que no quiere decir que este descubrimiento sea menos o más importante que alguno de ellos. Hay descubrimientos que no salen en los diarios y que no los publica ninguna editorial, pero que le pueden salvar la vida, porque al escribirle esta historia, tal vez salve a la humanidad, a esa parte de la humanidad a la que le lleguen estas líneas.


Mención en el V Concurso Literario Bonaventuriano de Poesía y Cuento (Cali, Colombia), con la colaboración de la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica (CIINOE)

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Del mismo modo que no tenemos derecho a consumir riqueza sin producirla, tampoco lo tenemos a consumir felicidad sin producirla.
George Bernard Shaw

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Agustín Elías Jijena Sánchez

-Buenos Aires, Argentina-

Confesión de un amor que no es pecado


Con vos sé
qué es matear tangos en compañía
y unir el sueño ya rendidos
en la misma cama tiempo después
de haber disfrutado, del goce tuyo
con la voz de mi irrefrenable gemido.

Con vos sé
que sin vos se enmudece mi alegría
al suspirar tu nombre
cuando feliz te hacía.


Tus visitas

Todas las noches el canto de la luna
llega a mis oídos como reminiscencias de tu voz.
Lo haces para que no te sienta ausente y altiva
y para provocar los suspiros que te escribe mi admiración.

Es en las noches cuando más iluminado estoy
porque el reflejo de tu rostro en todas las caras de la luna
me alumbran como varios ojos tuyos, y esto es un exceso
porque con un dulce guiño de tus encantos me llenaría de luz.

Cuando sale el sol sigo buscándote porque sé que estás
maquillándote de belleza para la noche,
cuando volverás a seducirme con ternura y poesía,
cuando volverás a ocuparte de mí.

Cualquiera de tus manifestaciones me complacen,
pero mujer de luna, yo te quiero llena y llena de mí.


Lágrimas de ojos

Tengo lágrimas llenas de ojos
que ya no podré volver a ver
y de esos ojos que nunca me verán,
miradas pintadas de tristeza y dolor.

Tengo lágrimas llenas de ojos,
llenas de llanto
y de ojos con la angustia por mirar
el desconsuelo de la verdad.

Tengo lágrimas llenas de ojos,
y ojos ya vacíos de lágrimas…
que ya no quieren ver…

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Cuando iba de aquí para allá, sin llegar a ningún sitio, estaba cansado de ti, camino; pero ahora que me llevas a todas partes me siento tu enamorado.
Rabindranath Tagore


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Osvaldo Ballina

-La Plata, Buenos Aires, Argentina-


¿Dónde yace lo vano de la agonía humana?
¿La esencia es cíclica y muere en el instante
o el destino expulsa siempre la razón?

…………… * * *

Las bellas bestias
llegan con nueva ceguera y nueva mudez

Todo es bien de consumo
¿De ellas el reino de esta tierra?

……………* * *

El perfume ajado del burdel
mantiene a distancia la muerte

Un lícito vacío roe y exorciza
Lascivia de hembras siniestras

Baila con los huesos enteros
y ríe
la patética gracia humana

……………* * *

Los cordeleros de la gruta

nosotros

trenzamos sueños
o el alma de los muertos
dicen las lenguas brujas

La verdad es que buscamos
un cielo a favor

Cada trenzado es un paso más lejos

de ellos los bárbaros

en sus jardines de huesos

……………* * *

El sol llevó el alma. Dejó atrás al cuerpo
La raíz abandonó la tierra
Un paso es el infinito
La luz no se apagará

……………* * *

Torvo brujo del abismo. Aviva el fulgor
Calienta la tierra, desahucia el común engaño

Talismán sobre el destino
Infierno es morir por partes

……………* * *

-¿Oyes un tumulto o una voz?
A contraluz, náufraga, capitel en alto, la urraca

Roe los muros el desparramo humano
La gracia es desamparo

……………* * *

Noche de insomnes columnas blancas
y uvas que penden
de un fulgor doliente

naufraga lo humano de un cuerpo al otro
la soledad guarda ayuno
y en desigual armonía

la conciencia
se despega a la deriva de la tierra
en un alto del mundo



…………… Del libro Prodigios residuales (marzo 2009)
…………… Ediciones Al Margen (La Plata, Buenos Aires, Argentina)

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Qué puede haber de imprevisto para el que nada ha previsto.
Paul Valéry


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Liliana Céliz

-Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina-

A los que fueron pájaros

…Imagen clandestina del pasado
(las torres no caían ni abarcaban)
cómo seguir sus pasos / cadáveres al mar
o los aviones / la peste era corriente como peste
la sed es mucha y a través palabra
quietud de la palabra cosa
o todo lo frontal el pensamiento
morir como la esquela en esos sitios
inmigración del joven que es veloz y cae
la forma habida en el sujeto
carne que niega carne y se establece en el sonido
profundidad de la madera rota como charcos
secuestro fue secuestro / monte de grasa cruda de los cuerpos
volver a ver la luz cuando se apague
cargas de barro o chicle.

……………* * *

…huesos plegados de por sí hacia el centro
arcos que al desollar resisten la caída o movimiento
(tiempos que no bastaron para verte)
color que al inflamar color se vuelve hacia el principio
olor de sangre coagulada como forma
vientre fugaz el vientre como estrato del pasado
madera o cruz o espacio material de la mirada.

……………* * *

…canales como lacra o como fosa
ahora que la voz se cuelga del rincón y muere
imitación afuera de otro espacio
lo cálido se escapa en vías convergentes
ir a morir al diente de quien no hace bulla
los huesos demacrados en función del que ríe
abultamiento del neón en las escalas de presencia
un repetir el nombre por si acaso
desnudos y sin ver la vuelta.

……………* * *

…en un plano horizontal la luz se niebla
refleja desviación entre estos ríos
los árboles jaspearon su contorno
silueta fermentada en la bahía
(lo rojo de la sangre es verde)
coloración de más en lo sagrado
ritos de sacrificio últimamente.

……………* * *

…islotes de cortar la sed nocturna en la fiereza
hilos delgados de palabras muertas / de la mirada
puesta en plexo al infinito / ahora que la voz espera /
comarca de pastores sin un perro.


…………… Del libro inédito A los que fueron pájaros
…………… Textos tomados de la revista digital La Bodega del Diablo

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Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos.
Eduardo Galeano

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Hebert Poll Gutiérrez

-Cuba-

Nunca mienten

Ángel ríe, mira con desprecio a sus compañeros de aula y dice orgulloso:
---¿Tristeza? La tristeza para entrar en mi casa tiene que pagar en dólares. El Treinta y uno de Diciembre lo pasé bárbaro. ¡Imagínense! Había de todo. Puerco asado relleno con puerco, casco de elefantes enanos en almíbar, fricasé de cebra lisa, manzanas alemanas que se dejan morder sólo por cubanos y muchas cosas más que pueden probar si…
---También la pasé bien. Mi mesa no se llenó tanto como la tuya pero mi papá mató un pollo de quince metros y el tuyo no.
Risas y aplausos. Salvador es el ganador del concurso “Pinocho Vive”.
Dos horas después, el padre del muchacho que ganó el ansiado premio escolar es arrestado por la policía. Su crimen: secuestrar y comerse el avestruz del zoológico.


Siempretarde

---Tarde otra vez ---dice enojada la galaxia al cometa Halley, quien se demoró casi setenta y seis años en llegar al Sistema Solar.
---Cómprame una nave espacial y verás ---contesta él.
Parece que la Galaxia no tiene presupuesto para comprar naves espaciales. Han pasado millones de años y Halley… sigue llegando tarde.


El regalo

Mis padres son egoístas, insensibles, enemigos de la imaginación infantil del siglo veintiuno y Licenciados con Título de Oro en gritar malas palabras, pero qué remedio: fueron los que me regalaron los Reyes Magos.


Los novios de la Luna

---¡Traidora! ---grita el Sol y le da un súper piñazo ultravioleta a la Luna, al agarrarla besándose con Marte.
---¡Perdóname! ---ruega ella. Los golpes de su esposo queman mucho.
Él se detiene y…
---No estoy bravo porque me hayas engañado. Yo también te he sido infiel. ¡Que levante la mano la estrella que no ha sido mi novia!
---¿Por qué me das si hiciste lo mismo que yo?
---¡Muy fácil! Yo soy el Sol y a mí no se me engaña con cualquiera. Te perdonaría si me hubieras engañado con Júpiter, el mejor traficante de cometas del cosmos o con Plutón, es oscuro, vive lejos pero tiene un excelente grupo de salsa que viaja por galaxias mejores que ésta. Pero… te gustan las cosas difíciles. Tenía que ser Marte, el más pobre del barrio, alguien que no tiene dinero ni para comprar oxígeno.
Escu… trata de decir la acusada. El Sol la interrumpe y ordena mientras le apunta con su fusil convence planetas:
---Si te vuelvo a ver con Marte, te mato, te matooo.
Nunca más la Luna salió con Marte. Ahora tiene un nuevo novio… MIÉRCOLES.

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He disfrutado mucho con esta obra de teatro… especialmente en el descanso.
Groucho Marx

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Elsa Hufschmid

-Santa Fe, Argentina-

Idilio a fuego lento

Hablando del amor y otras verduras
nos pusimos a cocinar.
Pelamos papas, cortamos cebollas
a lágrimas vivas, echamos sal.
Con el rojo vivo de los tomates,
con el verde del pimiento y el perejil.
Prolijos los cubos de carne magra.
Bien tapada la olla de hierro.
A fuego lento el guiso, a fuego lento el corazón.
Ya vendrían los hombres con hambre
hambre de guiso y de amor.
Agregar despacio agua caliente.
Después el fideo caracol y esperar.
Justo a la hora acostumbrada
los hombres llegan, el corazón apura.
La mesa espera y la fiesta comienza.
Fiesta del pobre, guiso caliente
y la promesa de siestas tibias
y acompañadas.


Decisión

Estoy al borde del precipicio de tus ojos
……………siento que balanceo el cuerpo.
Mis pies descalzos sufren las púas de las piedras,
……………mis manos sangran, apretadas, tensas.
Hay en mi pecho un golpeteo de tambor rojo.
Baña mi boca un sabor a flores, a vida, a miel.
……………………………Y me duele mirarte
…………………………………………y no quiero.
……………Pero el huracán me empuja.
……………Y me dejo caer blandamente.


Lucha

Si el destino monstruo,
atrapa con sus zarpas
tu pobre vida esperanzada,
……………no te entregues.
Siempre hay un gramo de aire,
……………tómalo y empuja,
apoya tus pies en el mundo,
debajo hay millones que lo sostienen,
……………no te entregues.
Por ellos, por nosotros, por vos,
……………no te entregues.

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El miedo llamó a la puerta, la confianza abrió; y afuera no había nadie.
Proverbio chino


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Antonio Andrade

-México-

Dejé migajas en la cama


Dejé migajas en la cama
para no olvidarme de ti

dejé la ropa regada
mi maleta abierta de par en par
dejé correr el agua de la ducha largo rato
la música fuerte

dejé migajas en la cama
unas cuantas nada más
esperando levantarme a media noche
refunfuñando por tu risa
limpiando la cama
y de nuevo dormir de tu lado
donde puedo abrazarte
donde muy probablemente
mañana
habrá migajas de vuelta

dejé migajas en la cama
y apilé los libros en la silla
saqué mi guitarra
y junté los papeles
los dejé a la vista

dejé migajas en la cama
pero sólo de tu lado
por si acaso regresas
para así poderte hallar completa
para así poder soltarte
y si es que acaso no regresas

dejé migajas en la cama
para así nunca olvidar.


Punto de fuga

Allí donde el viento se vuelve
donde el cielo se enreda a las piedras
donde baja el mar a remojarse
y se cuelgan las estrellas

allí donde las horas se dislocan
donde encuentra la paz su extravío
donde acaban los embates del silencio
y nace el eco que inunda el vacío

donde el sol se incorpora y se incendia
donde a veces la luna se llena
y la noche se bebe de un trago la amargura

allí donde las nubes se remiendan
y acumulan tristezas
donde el beso de las flores abraza a la tierra
donde cada pesadilla se desnuda
donde todas las palabras se enamoran
donde al pie de la ventana me encuentro
intentándole hallar
el principio y el fin al horizonte

donde quiera que estés
allí donde apunto y no alcanzas a ver
donde todo comienza y acaba
no sé
es donde quizá te espero.

…………… Del poemario Dejé migajas en la cama

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Si apuntas hacia las estrellas, puede ser que no alcances alguna, pero no terminarás con las manos llenas de lodo.
Frank Martin


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