martes, 3 de mayo de 2022

Robert Gurney

El poeta de la fábrica de almas muertas 

La vida se ha vuelto muy dura 
desde que llegó a ese trabajo.

Es muy poco el tiempo 
que le queda para sí. 

A veces siente 
que la vida se le escapa 
pero ya se encaminará algún día. 

Nota que día a día 
se aleja de las letras. 

Algo lo aleja de todo. 

Poema inédito 


Sonidos 

Recuerdo el sonido 
del reloj del Cabildo 
lo oíamos desde la cama 
a dos kilómetros del centro 
y los cuervos en el callejón
de los enamorados. 

La ciudad estaba llena de sonidos 
el vendedor de periódicos 
en la esquina enfrente de 
“La Espita de la Cervecería” 
que imitaba pájaros 
mientras esperaba al próximo cliente 
las sirenas que nos advertían 
un ataque inminente 
el descanso del té en la fábrica Vauxhall
anunciado con una fanfarria de trompetas 
transmitida por los parlantes 
luego las campanadas 
para decir que había terminado. 

En los años cincuenta y sesenta 
tenías que cubrirte los oídos 
con las manos 
cuando encendieron 
el túnel de viento en el aeropuerto 
el zumbido de la autopista a lo lejos 
y el carillón del reloj Westminster 
simulando el Big Ben 
que estaba en la repisa de la chimenea 
y al que no he vuelto a darle cuerda 
desde que mis padres murieron. 


La silla 

Hay una silla enorme, 
demasiado grande 
como para un rey, 
en el vivero 
cerca de The Noke Hotel 
en Chiswell Green. 

Desde ahí se puede ver 
el horizonte 
y más allá aún. 

Ahora mismo está en oferta. 

Creo que la voy a pedir 
como regalo de Reyes. 


Los barqueros 

Se encontraban en todas partes 
esos tanques de agua estática. 

Estaban allí debido a las bombas 
que caían en la ciudad. 

Había uno en mi calle, 
Wardown Crescent. 

Pasaba horas mirando 
a los barqueros de agua. 

Eran insectos que nadaban 
con un movimiento parecido 
al de un remero, 
sus piernas como remos. 

Me encantaba la conexión 
entre la palabra y la acción. 


Últimos poemas pertenecen al libro del autor: La casa de empeño y otros poemas. Lord Byron Ediciones, 2013. Colección Prometeo Desencadenado 
Robert Gurney 
St. Albans, Inglaterra 

2 comentarios:

  1. Me asombra esa increíble captación de la realidad y la expresiva elocuencia de los poemas de Gurney. Muchas gracias, Analía.

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Analía Pascaner