domingo, 21 de febrero de 2021

Osvaldo Hueso


Discernimiento 

-Tengo que pensar mis pensamientos y mis acciones; no sé si estas cosas que acontecen a mi alrededor son las más convenientes, es decir, alrededor de los sucesos que se producen y que yo tengo que aceptar; no lo que decide mi mente. ¿Está ésta en total capacidad de la resolución más eficaz, o mi materia gris se está oscureciendo? Si así fuera, es lógico mi pensamiento de revisar lo que sucede y las acciones que tengo que realizar. 
El escritor lo resuelve todo de manera muy fácil; arma el cuento, teje la trama y me pone en una situación u otra. Él decide y pone en el cuento lo que se le ocurre tratando de que sea creíble. Tal vez lo envíe a un concurso y gane un premio pero, a mí, a mí como personaje, ¿qué me queda, logro algún premio, voy a una celebración, me entregan un diploma, gano un viaje? A él lo felicitan: “Muy bueno su cuento, muy creativo”. Y a mí. ¡A mí! que soporté toda la trama; me separó de mi novia porque la sorprendí con otro en la cama cuando aparecí de golpe en su departamento y… ¡Me hizo matarla! 
Yo, ¡Yo que odio la sangre! tuve que cortarle el cuello porque a él se le ocurrió. ¿Pensó acaso lo que yo sentía por ella, que tal vez podía perdonarla, o no? El puso todo a su gusto y placer porque a él, a él, sí le gustaba ver la sangre en la cama y por el piso. ¿Y el tiro en la espalda del tipo? ¡Porque también me puso una pistola en la mano! 
¿Qué hago yo ahora huyendo, para cruzar la frontera en Paso de los libres, para Uruguayana en Brasil? Y lo digo, porque él así lo pone en el cuento. Y si algún policía lo lee, me detienen y me encarcelan? seguro que inventa algún juicio sumarísimo, me mandan a la horca, me fusilan o la silla eléctrica. Pienso, pienso, porque es necesario que yo encuentre alguna forma de liberarme de él. 
-Imposible, sos mi personaje en este cuento y hago con voz lo que quiero. Plagio la película de Darín que no recuerdo el nombre, te monto en esa bicicleta, te subo al camión de mudanzas en plena ruta y te hago cruzar la frontera, o te disfrazo de maratonista que une Argentina con Paraguay y te hago pasar por Clorinda; te meto en el casino, te hago ganar unos pesos, te acuesto con la mejor paraguaya y olvidás a tu novia. 
En resumen, soy el escritor omnisciente, el escritor Dios, el que sabe todo lo que va a pasar, en definitiva… hago con vos lo que quiero. 


Osvaldo Hueso 
Morón, Buenos Aires, Argentina

4 comentarios:

  1. Muy interesante y simpático. Los escritores decidimos, pero a veces los personajes se escapan.

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  2. Un 'escritor omnisciente' gracioso y suelto que va más allá de los actos non sanctos que le endilga al personaje. Muy ocurrente.

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