Un andrajo de sol…
Sólo un mendrugo de luz queda flotando
en agónico cielo ya sin brillo.
Se está yendo la tarde,
como opaco trazo de poeta
pecando sin palabras, ni destino.
Abatido al final de otra tormenta.
Allí, hacia el Este van los negros
nubarrones del estío
y en frágil sangría tempestea
un eólico soplo que resbala
por la suela gastada del olvido.
Agónico heraldo hacia el Oriente.
Viejo y atónito rumor estremecido
que escapa con su miedo pavorido
del canto de los pájaros que esperan.
Hay silencios de truenos que han partido
cabalgando en el rayo del descuido.
Final del pendenciero refucilo
que vela la foto del suspiro.
Me cuelgo en los colores curvilíneos
y con la séptima cuerda
del arcoíris penitente, me suicido;
sin lazo, sin soga, ni correas;
casta travesura de otro niño
que deshonra con hambre su quimera.
2020Norberto Pannone
La visión
Aquella antípoda de cielo redondo.
Aquel nadir opuesto al zenit;
siempre rodando,
prisión de fieras,
mansión del aire,
posada de la iniquidad,
espejo del ego,
retrato de toda malicia.
El mundo donde estamos,
donde hay un niño envejeciendo
y un viejo que retorna siempre.
Bajo ese cielo redondo he visto al orbe,
mundo de tal extremo inmundo.
Profanos que aplauden al final
en grosera locura,
aniquilando sin penitencia a la virtud.
Aquí, donde el relato reina
y la mentira gobierna continentes:
he visto al hombre que sin piedad
destruye al hombre que creó perpetuo.
Rosa de los vientos muertos,
Jazmín de huecas Hespérides,
ninfas del ocaso;
hijas impolutas de un Hesíodo
eterno padre de la noche,
las vi danzar por el átomo de uranio
donde El Todo sigue siendo El Todo.
Jinete sobre el hombre fatigado,
vanidad de Hiroshima y Nagasaki.
El hombre camina sin zapatos
con las plantas sucias de sangre,
con los músculos desiertos
y la sustancia desnuda de milenios.
Último poema del libro del autor: Poemas de invierno. Copyright 2010
Norberto Pannone
Junín, Buenos Aires, Argentina
Gracias por estos dos poemas que desplazan la imaginación entre cielo y tierra.
ResponderEliminarSaludos estelares.
Gracias por tu lectura, Lina.
EliminarMi abrazo
Analía