La sonrisa
de un niño
Ha llegado la hora
de despertar, amigo.
En esta empresa díscola, ni tú ni yo
podemos
descansar. Abandona,
quema tus represiones
y tus debilidades. Recoge las
palabras
de
todos los colores y esas preguntas viejas
que hasta el día de hoy
¿Te preocupa salir del silencio del
mundo?
¿Te inquieta desprenderte de tus
soles?
¿Sientes ya en tu jardín privilegiado
las traiciones y el frío que nos
acosarán?
Muéstrate fuerte. Esconde
tus miedos en los siglos,
y, cuando te persigan, enfréntate a
los lobos
con hambre de mercados
y de aves valerosas,
adiestradas en vuelos sin tutelas
que el ojo de los zánganos no
alcanza.
Un guerrero que cada
día estrena ilusiones
sabe que una sonrisa
de
niño vale más que todo el universo.
Del libro del
autor: Los puentes debilitados, Ed.
Granada Club Selección. Granada, 2007
* * *
El poder de la juventud
No
escuchéis esas voces de hierro
oxidado, paridas por restos de naufragios,
ni imitéis esas olas desbancadas
de los que ya han recorrido
gran parte de sus órbitas
por los cielos de la más espantosa monotonía.
Huid de los ríos
que a ser ríos se conforman;
de los que esperan, empapados de mediocridad,
la llegada de la primavera
para contemplar de nuevo las flores;
de los que nacieron o se hicieron montañas
y siempre ven el mismo sol.
Huid de los pentagramas y de las fronteras,
de los cajones cerrados,
de los caminos ya abiertos,
de los jeroglíficos de signos sabidos,
de las olas perezosas...
El mundo es vuestro.
Moldearlo y habitarlo
desde el amor y la libertad.
oxidado, paridas por restos de naufragios,
ni imitéis esas olas desbancadas
de los que ya han recorrido
gran parte de sus órbitas
por los cielos de la más espantosa monotonía.
Huid de los ríos
que a ser ríos se conforman;
de los que esperan, empapados de mediocridad,
la llegada de la primavera
para contemplar de nuevo las flores;
de los que nacieron o se hicieron montañas
y siempre ven el mismo sol.
Huid de los pentagramas y de las fronteras,
de los cajones cerrados,
de los caminos ya abiertos,
de los jeroglíficos de signos sabidos,
de las olas perezosas...
El mundo es vuestro.
Moldearlo y habitarlo
desde el amor y la libertad.
Del libro del autor: Cada ola tiene un nombre, incluidos “Siete poemas
galegos” en edición bilingüe. I. Montes. Málaga, 1996
Carlos Benítez Villodres
Málaga, España
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