lunes, 16 de noviembre de 2009

Alejandro Drewes

-Buenos Aires, Argentina-

Poema dedicado


Hay en todo un rasgo tenso
un cierto tiempo de latencia

la mano en su breve agitarse
ya cada vez más distante. Digo

que hoy se ha hecho de pronto
la noche y conozco a cada uno

de los traidores, de frente a su rostro
las vetas de madera triste. Algo así

como un pliegue fuera de cuadro
en el manto de una madonna.

Cada vez más estrecho se torna el espacio
por donde han de pasar las palabras

a qué raro paraje la cruda luz entrevista
en el sueño se ha ido, como el agua se va

por el verde vientre de un ánfora rota. Hay
en cada cosa el doble grito roto del espejo.


A los árboles

En la lenta ceremonia pienso a veces
de la despedida: crepita un instante
sin otro después, un alto muro ciego
Uno busca su lugar en el mundo, y de pronto
el ocaso. En eso pienso, como el árbol debe
pensar en sus hojas.
Y el viento sopla después, y el silencio.

…………………………………………agosto 2007 - enero 2008


Tarot

Pero habías sido tú mismo quien pidiera ese lance de barajas, en una casa
extraña. Y ellas cayeron como piedras: estaban la Papisa y la carta de la
muerte, y el amor en ese lugar entre las dos que nunca sabrías alcanzar.

………………………………………… (octubre 2004)


Himno

Por sobre el inmenso
lamento del mundo,
que se escuche tu voz.

Como sombra que vuela
sobre la multitud aterida
entre todas resuene, ahora,
tu voz

Entre los violados
escombros de Beirut
y en las calles de Sarajevo,
en este hoy desolado.

Por encima
de los monederos falsos
de los funcionarios de la poesía
que se oiga fuerte tu voz.
Torturada entre los gritos
de los otros
viva entre los muertos
todavía se yerga
tu voz.
Contra el cristal
blindado de Dios
en donde hierve
el corazón de las estrellas
que pura como un himno
de otro tiempo
se estrelle
tu voz.
Poeta, yo invoco
contra el pleno abismo
del mundo
en su más profunda noche
apenas
tu voz.


Del día

Del día nos queda
la misma confianza
del árbol
al borde circular
de su sombra

palabras que apenas
recordamos
una cierta música

en el quieto
reposar de las cosas
que fluyen

De una mano ese gesto
que creímos verdadero
algo que nunca
fue nuestro,

acaso eso mismo
que nos deja
como luz en desbandada
errantes los pasos
en un parque

inundado de pronto
por la alta marea
de la noche


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Si ya sabes lo que tienes que hacer y no lo haces, entonces estás peor que antes.
Confucio

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3 comentarios:

  1. Querido Alejandro y querida Analía: estos poemas de gran belleza, sentimiento y misterio me llegaron mucho.Gracias por publicarlos.Saludos Irene Marks

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  2. SON UNOS POEMAS MARAVILLOSOS, SALUDOS
    ANAHI DUZEVICH BEZOZ

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  3. Queridas Irene y Anahí:
    Muchas gracias por sus elogiosas palabras respecto a los poemas de mi querido Alejandro.
    Es un honor contar con la voz de este excelente poeta en la revista literaria.
    Un abrazo
    Analía

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