Cuando tú me olvides,
cuando no me quieras,
pensaré muy triste:
¡qué absurda quimera!
Cuando yo te olvide,
cuando no te quiera:
¡siempre habrá un invierno,
nunca primavera!
La proeza del hombre
Ha muerto un hombre.
No sé ni su nombre
ni me asombra su edad,
ni me acuerdo el vestido
que portó en el disfraz.
Hoy se ha muerto un hombre.
Dicen los que lloran,
que era pura piedad,
e imaginan que el pobre
subirá por la escala
ocupado en la carga
de pensar en su paz.
Me pregunto si el hombre
que adoptó sucumbir,
se subió con coraje
al pequeño carruaje
que dispuso al partir;
si es verdad lo que dicen:
que hay horarios honestos
que disponen los sabios
para saber morir.
Yo no lloro con ellos,
la aventura es vivir
y cualquiera se muere
cuando quiere morir.
La más grande proeza
que revelo en el hombre
no es partir con arpegios
y que el otro se asombre
porque ignora lo cerca
que se oculta el allá.
Lo admirable del hombre
que transita la vida,
es morirse de viejo
con el alma erguida
sin saber dónde va.
Aquel que lo logre
viajará en las simientes
floreciendo en el orbe
con el fruto del siempre.
A partir de cuándo
A partir de cuándo
dibujé un amargo
proyecto de olvido;
perfume oxidado
sobre la solapa
de mi viejo abrigo.
Tu cabello rubio
se perdió en las alas
desequilibradas
del turbado niño
que consideraba
imprudente y mío.
Perdidas quimeras
reunían guijarros
junto a las riveras
de extenuados ríos.
Oprimidos giros
echaron prisiones
sobre mis olvidos.
Poemas tomados del blog del autor
Norberto Pannone
Junín, Buenos Aires, Argentina
Escritor, si lo hay, que aplana la servidumbre del ser humano, en palabras no caídas.
ResponderEliminarGloria:
EliminarMuchas gracias por tu lectura y tus conceptos.
Mi abrazo y mis mejores deseos