revista literaria con voz propia nº 74
abril 2017
publicación creada en noviembre de 2006
distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275
distribución y publicación gratuitas
ISSN 2314-0275
Salí
de mi hogar para adentrarme en un mundo de espanto y caos. En la calle me
aturdieron el sonido de las sirenas y los gritos desgarrantes. Por las calles
circulaban en forma desordenada ambulancias, coches de policía y otros
vehículos, algunos con lanchas a remolque. Unas personas corrían atropellando y
pidiendo ayuda, otras permanecían quietas gritando nombres. Familias abrazadas
sin saber adónde ir. Hombres encaramados en los techos de sus viviendas. Y la
ciudad en tinieblas bajo una lluvia torrencial.
Analía Pascaner
Fragmento de Todo sucedió tan rápido, relato incluido
en esta revista literaria, mayo 2013
Empezar de nuevo...
Yo le tenía miedo a la
oscuridad,
hasta que las noches se hicieron largas y sin luz.
Yo no resistía el frío fácilmente,
hasta que aprendí a subsistir en ese estado.
Yo le tenía miedo a los muertos,
hasta que tuve que dormir en el cementerio.
Más aún, yo le tenía miedo al espanto,
hasta que tuve que dormir en el crematorio.
Yo sentía rechazo por los rosarinos y por los porteños,
hasta que me dieron abrigo y alimento.
Yo sentía rechazo por los judíos,
hasta que les dieron medicamentos a mis hijos.
Yo lucía vanidoso mi pullover nuevo,
hasta que se lo di a un niño con hipotermia.
Yo elegía cuidadosamente mi comida,
hasta que tuve hambre.
Yo desconfiaba de la tez cobriza,
hasta que un brazo fuerte me sacó del agua.
Yo creía haber visto muchas cosas,
hasta que vi a mi pueblo deambulando sin rumbo por las calles.
Yo no quería al perro de mi vecino,
hasta que aquella noche lo sentí llorar hasta ahogarse.
Yo no me acordaba de los ancianos,
hasta que tuve que participar en los rescates.
Yo no sabía cocinar,
hasta que tuve frente a mí una olla con arroz y niños con hambre.
Yo creía que mi casa era más importante que las otras,
hasta que todas quedaron cubiertas por las aguas.
Yo estaba orgulloso de mi nombre y apellido,
hasta que todos nos transformamos en seres anónimos.
Yo casi no escuchaba radio,
hasta que fue la que mantuvo viva mi energía.
Yo criticaba a los bulliciosos estudiantes,
hasta que de a cientos me tendieron sus manos solidarias.
Yo estaba bastante seguro de cómo serían mis próximos años,
pero ahora ya no tanto.
Yo vivía en una comunidad con una clase política,
pero ahora espero que se la haya llevado la corriente.
Yo no recordaba el nombre de todas las provincias,
pero ahora las tengo a todas en mi corazón.
Yo no tenía buena memoria,
tal vez por eso ahora no recuerde a todos,
pero tendré igual lo que me queda de vida para agradecer a todos.
Yo no te conocía,
ahora eres mi hermano.
Teníamos un río,
ahora somos parte de él.
Es la mañana.
Ya salió el sol y no hace tanto frío.
Gracias a Díos.
Vamos a empezar de nuevo.
hasta que las noches se hicieron largas y sin luz.
Yo no resistía el frío fácilmente,
hasta que aprendí a subsistir en ese estado.
Yo le tenía miedo a los muertos,
hasta que tuve que dormir en el cementerio.
Más aún, yo le tenía miedo al espanto,
hasta que tuve que dormir en el crematorio.
Yo sentía rechazo por los rosarinos y por los porteños,
hasta que me dieron abrigo y alimento.
Yo sentía rechazo por los judíos,
hasta que les dieron medicamentos a mis hijos.
Yo lucía vanidoso mi pullover nuevo,
hasta que se lo di a un niño con hipotermia.
Yo elegía cuidadosamente mi comida,
hasta que tuve hambre.
Yo desconfiaba de la tez cobriza,
hasta que un brazo fuerte me sacó del agua.
Yo creía haber visto muchas cosas,
hasta que vi a mi pueblo deambulando sin rumbo por las calles.
Yo no quería al perro de mi vecino,
hasta que aquella noche lo sentí llorar hasta ahogarse.
Yo no me acordaba de los ancianos,
hasta que tuve que participar en los rescates.
Yo no sabía cocinar,
hasta que tuve frente a mí una olla con arroz y niños con hambre.
Yo creía que mi casa era más importante que las otras,
hasta que todas quedaron cubiertas por las aguas.
Yo estaba orgulloso de mi nombre y apellido,
hasta que todos nos transformamos en seres anónimos.
Yo casi no escuchaba radio,
hasta que fue la que mantuvo viva mi energía.
Yo criticaba a los bulliciosos estudiantes,
hasta que de a cientos me tendieron sus manos solidarias.
Yo estaba bastante seguro de cómo serían mis próximos años,
pero ahora ya no tanto.
Yo vivía en una comunidad con una clase política,
pero ahora espero que se la haya llevado la corriente.
Yo no recordaba el nombre de todas las provincias,
pero ahora las tengo a todas en mi corazón.
Yo no tenía buena memoria,
tal vez por eso ahora no recuerde a todos,
pero tendré igual lo que me queda de vida para agradecer a todos.
Yo no te conocía,
ahora eres mi hermano.
Teníamos un río,
ahora somos parte de él.
Es la mañana.
Ya salió el sol y no hace tanto frío.
Gracias a Díos.
Vamos a empezar de nuevo.
Carlos Guillermo Garibay
Santa Fe, Mayo 2, 2003
Santa Fe, Mayo 2, 2003
Me parecía incomprensible que
hubiera de permitírseme llevar una vida tan feliz, al mismo tiempo que veía, a
mi alrededor, a personas que luchaban con la penuria y el sufrimiento.
Albert Schweitzer
revista literaria con
voz propia
Inscripción Registro: ISSN 2314-0275
Edición y
dirección: Analía Pascaner
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina
San Fernando del Valle de Catamarca
Catamarca – Argentina
Y yo siempre he pensado que las
palabras más sencillas deben ser más que suficientes. Con decir lo que está
pasando a cualquiera se le tendría que romper el corazón.
Bertolt Brecht
Me gustaría contactarte, Analía, para una colaboración. En que correo puedo hacerlo. Felicidades por la edición. Saludos!
ResponderEliminarGracias Víctor. Puedes escribirme al correo: analiapascaner@gmail.com
EliminarSaludos cordiales
Analía
Analía, qué gusto venir a tu sitio, leer buenas obras y dejarte un saludito
ResponderEliminarBetty Badaui
Muchas gracias querida Betty, tus palabras siempre reconfortan.
EliminarMuchos cariños
Analía