El ángel de la reparación
Otra vez pensé en el
ángel de la reparación.
Quizá sea un mito, sólo
un mito necesario. Pero dicen que cada tanto en la vida de cada cual alguien
llega a reparar o intentar reparar.
No es el plomero ni el electricista.
No es el plomero ni el electricista.
El efecto es intangible
en la inmediatez. Pero dice la gente humilde -que de creencias vive- que el
ángel de la reparación existe y que el día menos pensado aparece tendiendo su
mano…
*
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Había
una vez un hombre que perdió el coraje para escribir como le saliera. Con
faltas de ortografía o, lo que le parecía peor aún: sin coherencia. Así
lo había soñado tres años atrás.
“Me
quedé sin palabras”
Desde
aquel momento temió el efecto, la pesada materialidad que la humanidad le
otorga a los mensajes encriptados en los sueños.
En
algún viaje leyó la frase de Alejandra Pizarnik: “Escribo para que no suceda lo
que temo”.
La
hizo suya. Se forzó, una y otra vez a seguir con garabatos en cuadernos y
anotadores, se repitió en sus temas, siguió luchando para que no lo ahogara el
silencio.
Textos tomados
de Inventiva Social,
publicación literaria editada y dirigida por Eduardo Coiro, Buenos Aires,
Argentina
Eduardo Coiro
Temperley, Buenos
Aires, Argentina