-Argentina-México-
En esta casa alguien vivió antes.
Dejó clavos de punta en las paredes
la forma de sus manos en un viejo jabón
olores a tabaco, el lavadero sucio.
Huellas poco confiables.
Vivió esperando un ruido que lo llame
desde el amanecer?
Lo imaginó esperando?
Lloró también de frente, aquí,
contra estas puertas?
Qué lloró cómo qué hizo
cuando el sol se le secó en el horizonte?
Qué sintió de esta lluvia debajo del papel?
Humedeció sus miedos el cielo de este techo?
Dudó del calendario con las manos cerradas?
Del amor?
Compró pan en el barrio y fue observado?
Vio sonrisas por él y no hacia él?
Nombró con el silencio?
De qué cielo llegaba?
Escribió cartas?
En qué idioma dijo, señor no puedo más?
Era extranjero acaso?
………… * * *
Dejemos los anillos en su sitio
la gotera del baño, el esforzado sueño.
Escondamos la escoba, por favor
los trapos de cocina.
La borrachera diurna del vecino la borro.
Tapo los viejos diarios con nuestro desarreglo
el tiempo del reloj y de los trenes.
Cerremos las cortinas, las ventanas
permitamos que llegue la penumbra
que nada entorpezca el volumen
de los cuerpos, las líneas de la boca.
Ahora la puerta.
Por último el buen ojo abrazado a tus vientos
y empezar a volar, aunque sea un momento:
no estamos para nadie.
………… * * *
Un hombre se incorpora
y besa la mañana una vez más
pensando en ese día bajo las hojas nuevas
de su voz, que también se repiten
y otro hombre se abre paso de noche
en su cabeza
como un loco sin nombre y domicilio
armado de cuchillo y de preguntas
entre mi corazón y mis almohadas.
………… * * *
Mis muertos no son dioses
cambian con el peso de los años
me levantan de noche a caminar con ellos
me hablan del futuro, entre cenizas
piden un vaso de agua a mitad del camino
alzan la voz las manos la mirada
furiosamente
discuten con la vida
no son dioses.
Mis muertos se llevaron la cordura
apretada en el pecho
y la respiración empedernida
su rostro lentamente de la mesa
una impotencia extraña entre los dedos.
Mis muertos no son dioses
no cargan con mi vida ahora ni nunca
pero viajan en todo mi equipaje
son una certidumbre, no una carga.
Mis muertos no son dioses.
Poemas del libro Actas, Premio Nacional de Poesía de México, Sinaloa, Editorial Tierra del Fuego, México-Buenos Aires, 1985
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Estamos hechos para concebir lo inconcebible y soportar lo insoportable. Eso es lo que hace nuestra vida tan dolorosa y al tiempo tan inagotablemente rica.
Arthur Schnitzler
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viernes, 11 de noviembre de 2011
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No me extraña que haya obtenido un Premio Nacional en México. Sus poesías me parecieron excelentesl Felicito a ese poeta.
ResponderEliminarFelicito al autor de estos poemas.
ResponderEliminarMe han parecido excelentes y originales
en su concepcion. Bien ganado el premio nacional.
Ana María y ...:
ResponderEliminarGracias por sus apreciaciones. Coincido en que este autor es un excelente poeta.
Un saludo cordial
Analía
Excelente poemas
ResponderEliminarRosario Villegas (capital)
Gracias Rosario.
ResponderEliminarUn saludo cordial
Analia